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domingo, 28 de diciembre de 2014

AÑO NUEVO EN EL METRO.

Nora no tenía ningún plan para pasar la noche de Año Nuevo.
No la habían invitado a ninguna fiesta y se sentía humillada. Sabía que no tener invitación para esa fecha era muy mal visto. Un fracaso social que arrancaría comentarios hirientes.
-¡La pobre Nora!  ¡Pasó la noche de Año nuevo sola!  ¿Supiste?
-¡Ay!  ¡No me digas!  ¡Qué espanto!  Y yo, que todavía no termino de sacarme del pelo el confeti del cotillón...
Así es que no se lo dijo a nadie y decidió esperar el Año Nuevo en un vagón del Metro.
Si se encontraba con alguien, fingiría que se dirigía a una fiesta espléndida. Para hacerlo creíble, se maquilló con esmero y se puso su mejor vestido.
Supo que el servicio de trenes funcionaría hasta las dos de la madrugada, así es que tendría tiempo para atravesar la ciudad de punta a cabo, ida y vuelta...
Viajaba poca gente en el vagón. La mayoría se veía cargada de paquetes y con rostros ansiosos por llegar pronto a su destino.
Poco a poco se fueron bajando todos en las distintas estaciones y al final sólo quedaron Nora y un viejecito, en quién no se había fijado en un comienzo.
Notó que llevaba una enorme maleta que ocupaba la mitad del asiento. A su lado, él se veía flaco y extenuado y con una cara tan triste que daba pena de ver.
Nora se preguntó qué haría para bajarse con ese pesado equipaje.
Decidió ofrecerle ayuda y se cambió al asiento que estaba vacío frente a él. Pensó que algo malo le había pasado, que lo habían echado de su casa y que eso explicaba la voluminosa valija.
-Lo noto afligido- le dijo, para empezar la conversación.
-¡Cómo no estarlo!-exclamó el viejo- Quise hacerlo lo mejor posible, llegué con tantas ilusiones y me voy derrotado...No pude luchar contra el egoísmo y el desamor de la gente.
-¿Qué quiere decir?  ¿Quién es usted?
-Creí que lo habrías adivinado.
Nora se sintió confundida, pero su turbación se transformó en sobresalto cuando el viejecito añadió, en un suspiro:
-Creí que ya habías comprendido que soy el Año que se va...
Ella observó entonces sus ropas ajadas, su cara llena de profundas arrugas, que más parecían de amargura que de vejez.
Ignorando su mirada compasiva, el viejo siguió quejándose:
-Llegué liviano y alegre y me voy triste y cargado con los errores de los hombres. Los mismos que al verme llegar habían dicho:  ¡Feliz Año! y se habían prometido unos a otros paz y amor, después los vi provocar guerras y sembrar la ruina y la desolación en el mundo. Nadie cumplió las promesas que hizo esa noche. Las olvidó al otro día, cuando en su cerebro no se disipaban todavía los vapores del champán...
En ese momento, el tren se detuvo en la última estación del recorrido y el viejo se bajó, arrastrando apenas su pesada maleta. Iba tan encorvado y cabizbajo que a Nora se le empañaron los ojos de lágrimas.
Quiso decirle algo, prestarle ayuda, pero él se perdió en la sombra, sin mirar atrás.
Pensativa, Nora se cambió de andén, para tomar el tren en el sentido contrario.
En ese instante, las campanas de muchas iglesias empezaron a repicar al unísono.
¡Eran las doce!
Se subió a un vagón totalmente vacío, sin notar que junto a ella se había subido un niño.
Iba solo, pero sonreía confiado. Parecía creer que toda la gente es buena y que solo felicidad podía esperarlo al final del trayecto.
Nora adivinó que era el Nuevo Año que llegaba.
Y al recordar al anciano derrotado y triste que se había bajado hacía un rato, se le apretó el corazón.


4 comentarios:

  1. Que buena reflexión, el año nuevo enlazado con el viejo, este ya sabe de incoherencias. ¿Qué seria de la raza humana si no tuviera la capacidad que a cada frustración volver a sembrar la esperanza? Nora aunque le dio tristeza, la vida ya la tenía embarcada con el nuevo AÑO. Se repite hasta el último día. Feliz año 2015 entre muchas cosas algo nuevo y entretenido traerá.

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  2. Horas quedan para abrazar aquel niño que viene despojado de egoísmo, puro y alegre. Horas quedan para recibirlo como se debe.
    ¡Feliz año Lily!

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  3. Hermoso y tierno tu relato. Me hizo pensar en cuantos miles de personas pasan estas fiestas en la mas terrible de las soledades. O en situaciones extremas de pobreza o enfermedad.

    Quedo a la espera de la continuación de esta historia, en la que ojalá Nora encuentre un alma gemela con la cual comenzar una nueva vida en este nuevo año.
    Con cariño: RAB

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