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domingo, 25 de mayo de 2014

VIVIR ME MATA.

Cuando Juan despertó esa mañana, descubrió que estaba muerto.
Lo primero que le extrañó fue no poder abrir los ojos. Trató de levantarse, pero fue inútil. Como pretender mover una tonelada de plomo.
Entonces comprendió que su cuerpo ya no le pertenecía. Automáticamente, se encontró fuera de él, mirándolo yacer entre las sábanas, descolorido y mustio como un pescado muerto.
Sentada a los pies de la cama, estaba su alma, puliéndose las uñas con aire despreocupado.
Al ver eso, ya no le quedaron dudas...
En su vida había cometido todos los errores imaginables, menos morir.  Se había enamorado, se había casado y divorciado y había convertido su vida en un desastre.
¡Y ahora estaba muerto!
Comprendió que la cosa no tenía remedio y que lo único que quedaba por hacer era tratar de relajarse.
Vio que su alma se había apartado de la cama y se estaba maquillando frente al espejo.
- Y tú ¿para qué te arreglas tanto?- le preguntó con fastidio- ¿O no te enteraste de que ya estamos muertos?
-Por eso mismo lo hago. Pienso irme al Cielo y quiero presentarme allá con buen aspecto.
- Dudo que puedas irte al Cielo. Acuérdate que morimos de una sobredosis de cocaína y eso te quita méritos...
-¡ No me incluyas a mí en las tropelías que cometían tu cuerpo y tú!  Yo me mantenía al margen y conservé siempre mi blancura, como en una prueba de detergente.
-Sí, pero te pasabas todo el tiempo atormentándome con tus dudas existenciales y tus interrogantes metafísicos.  ¡Tus coqueteos con Dios no me dejaban ser ateo tranquilo!  Pero, ahora me despido de ti. ¡Qué alivio! ¡Algo tiene que tener de bueno el estar muerto!
 Juan abrió la puerta con la intención de salir a la calle, pero ésta había desaparecido.  En su lugar vio un ancho río que transcurría lento y unas barca que permanecía anclada en la orilla.
-¿Me esperas a mí?- le preguntó al barquero, un tipo rudo con la cara cubierta de pelos.
-¡Sí!  Tu eres el último espíritu que me falta por recoger en este turno- le respondió el barbudo- Yo soy Caronte, por si no lo has adivinado y mi tarea es conducirlos a su última morada.
Juan notó entonces que la barca estaba atestada de gente, todos pálidos y silenciosos, como si ya no les quedara nada por decir o estuvieran demasiado deprimidos por haberse muerto como para tener ganas de abrir la boca.
-¿Trajiste el importe del viaje?- le preguntó Caronte.
-¡Oh!  Hace mucho tiempo que ya no llevo dinero encima. ¿Aceptas tarjeta de crédito?
-Obvio que no, pero sube de todas maneras. ¡Ya nos estamos demorando demasiado!
Caronte se inclinó a un costado de la barca y recogió agua del río con una copa.
-¡Tómatela!  Este río es el Leteo y quién bebe de sus aguas olvida todo lo que vivió.
-¡No quiero!  Mis recuerdos felices son lo único que me queda...
-Lo siento. No tienes opción-insistió el barquero y Juan, ofuscado se lanzó por la borda.
El golpe que se dio al caerse de la cama, lo despertó.
¡Comprendió con alivio que todo había sido una pesadilla!
Como no había alcanzado a beber del agua del Leteo, se acordaba de todo... Y si no, ahí estaba el  moretón en su cabeza, para refrescarle la memoria.

5 comentarios:

  1. Lilly, Lillyyyyyyy, me has tenido enganchada hasta el final, realmente pensé que estaba muerto, pero no, fue una pesadilla, a lo mejor eso le sirvió para cambiar su modo de vivir.
    Buen relato, acabo de volver de mi tiempo ausente, regresaré para seguir leyéndote.
    Un abrazo.
    Ambar

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  2. xd, que semana de muertos y resucitados
    Para que me entienas, veo una serie RESURRECION semanal, interesante, acabo de ver una peli, y supuestamente habia un milagrero, acabo la peli cojo el ordnador y tu tambien, ufffffffffffff.
    BESOS

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  3. Los devaneos de la muerte no solo son de Juan, hay mucha gente que le teme, otros la esquivan, otros como Juan coquetean. La muerte está tan segura de su éxito que nos dá toda una vida de plazo. Me reí con el cuento. Hasta la próxima "muerte" ó ¿vida? Chaooooooo

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  4. Lilly Chiquilla, muy bueno tu relato y muy acorde con lo que he publicado.

    Saludos, manolo

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