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viernes, 9 de mayo de 2014

EL DIARIO DE LETICIA.

(Tarea de Taller:  El alter ego en la Literatura)

Hacía años que escribía un diario, pero yo misma me daba cuenta de lo aburrido que era. Todos los días iguales, sin nada que rompiera su pesada monotonía.
Hasta que decidí ser otra. Una mujer optimista, con un trabajo interesante. Alguien que empezaba el día cantando. Pero  ¿cómo se llamaría ella?
¡Leticia!  Siempre me gustó ese nombre...¡Me habría encantado llamarme así!
Leticia era bien distinta a mí. Ella llegaba apurada a cambiarse de ropa, para salir con Rodolfo.
 Uno de estos días él le declararía su amor...
Ella no era hermosa, pero sabía sacarse partido. Frente al espejo, imité su peinado. Un rodete en la nuca y rizos rebeldes cayendo sobre la frente.
Compré un vestido de terciopelo verde musgo, porque esa noche ella saldría a comer con Rodolfo.
Fue una noche mágica. El puso en su dedo un anillo de compromiso y fijaron fecha para el matrimonio.
Sin embargo, Leticia escribió en el diario:  Voy a casarme con Rodolfo, pero no estoy segura de quererlo.
Pero ¿cómo era posible? ¿Ella despreciaba la oportunidad de amar?  ¿Esa oportunidad que yo nunca había tenido?
Empecé a vigilarla y pronto me dí cuenta de que engañaba a Rodolfo. ¡Ni siquiera se quitaba el anillo de compromiso para salir con el otro!  Yo estaba espantada de su cinismo.
Una tarde llegó una caja de flores. Para la señorita Leticia, dijo el mensajero.
Traía una tarjeta que decía:  "A las nueve pasaré por tu casa. Con amor, Rodolfo"
¡Ah, no!  No permitiría que ella siguiera burlándose....Guardé el diario de vida en el ropero y lo cerré con llave.
Cuando Rodolfo tocó el timbre, fui yo quién abrió la puerta.
Me miró confundido:   -Perdone, busco a Leticia.
-Lo siento, ella salió. Si quiere, puede pasar a esperarla.
Nos sentamos frente a frente y él me dijo:
-Ustedes dos se parecen mucho. Se peinan igual...y ese vestido de terciopelo verde ¿no lo usaba ella el otro día?
No le contesté, porque había empezado a llegarme un ruido de golpes desde el dormitorio. ¡Era Leticia, que trataba de abrir la puerta del ropero!
Decidí hacer algo para que Rodolfo se fuera.
-Lo siento mucho-le dije- Pero, la verdad es que Leticia se ha ido y dijo que no va a volver.
El se puso pálido y se paró para irse. En la puerta, se volvió hacia mí y me dijo:
-Vendré otro día, para saber si hay noticias...
Apenas se fue, saqué el diario del ropero y lo quemé en la estufa a gas.
¡Ya no habría más noticias de Leticia!
Pero, él dijo que las dos nos parecemos....Si sigo peinándome igual y usando el vestido de terciopelo verde, quizás Rodolfo termine por enamorarse de mí.



6 comentarios:

  1. Si jugando a ser lo que no se es
    ...no se si resulté al fin sentir de esa manera la vida...
    me confundí un poco...

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  2. me gusta como escribes De casualidad te encontre

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  3. Con y sin el vestido verde y con otro peinado, seguro que Rodolfo se enamoraría de ti. Es esa sensibilidad la que vale.

    manolo

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  4. Yo creo que todos en algún momento de nuestras vidas hemos jugado a ser otros, y quizás escribiendo, seguimos jugando con esas emociones. Buen relato amiga.
    Y hoy un abrazo especial por ser el día de la madre. Besos compatriota.

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  5. El "alter ego" no sé si es un juego literario ó un fantasma se ha apoderado del creador, lo goza/sufre. La otra sufrió o gozó siendo Leticia. Buena historia. Nos vemos en el taller

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