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domingo, 19 de enero de 2014

UN CUENTECITO DE HORROR.

Andrea llegó a estudiar a Santiago y se alojó en la casa de una familia que arrendaba habitaciones a estudiantes.
Era una casa de dos pisos, en un barrio antiguo, cerca de la Universidad.
Los techos eran altos, lo que  hacía que los cuartos fueran algo oscuros y ninguna estufa lograba calentarlos.
Pero lo más anacrónico era el sótano, al que se bajaba por una empinada escalera con olor a pipí de gato.
Cuando Andrea llegó, era la única pensionista.
La familia se componía de un matrimonio de mediana edad y sus dos hijos: Manuela y Alfredo.
Manuela estudiaba, nunca dijo qué, y Alfredo no hacía nada.
Siempre estaba sentado frente al televisor, con unos ojos vacíos y una cara inexpresiva, que lo hacían parecer un zombie. 
Pero, aveces sus rasgos se crispaban, como si una tormenta salvaje se estuviera incubando en su interior.
Andrea nunca había visto a un asesino en potencia, pero mirando a Alfredo, concibió la idea de que podría llegar a convertirse en uno, sin mediar provocación.
No la asustaba semejante perspectiva, porque estaba segura de que cuando sucediera, no sería ella la víctima.
Alfredo ni la miraba cuando osaba atravesarse en su campo visual, pero a Manuela la seguía con ojos torvos y era entonces cuando le venían esos tics que le deformaban la cara.
Andrea pasaba casi todo el día en la Universidad y sólo en las noches compartía la cena con la familia. Todos comían inmersos en sus pensamientos, masticando en silencio sin, mirarse. A las nueve, el padre sintonizaba el noticiero.
A las diez, todos subían a acostarse, sin hacer comentarios, por mucho que la lista de abusos y crímenes desglosada por el locutor fuera capaz de erizarle el pelo a cualquiera.
 Pero, una tarde, al volver de la Universidad, Andrea supo que algo había sucedido.
 Mejor dicho, no algo, sino "la cosa". Aquella cosa siniestra que se había estado preparando en la mente de Alfredo, como un guiso que se cocina a fuego lento.
No es que hubieran salpicaduras de sangre en la muralla ni un martillo con restos de cuero cabelludo botado en la escalera.
Era algo más sutil.
Alfredo estaba, como siempre, echado en el sofá, frente al televisor. Pero se veía distinto. Ya no se notaba rígido, sino desmadejado y lánguido, como si descansara después de un trabajo agotador. Una semi sonrisa flotaba sobre sus labios.
 Manuela no se veía por ninguna parte.
Al anochecer, volvieron los padres del trabajo y la madre, extrañada, preguntó por Manuela.
Siempre a esa hora, le ayudaba a poner la mesa para la cena.
Alfredo emergió de su abstracción, para decir que había salido a estudiar con una amiga.
Nunca se lo había visto tan diligente ni tan interiorizado en los asuntos de su hermana...
A la tarde siguiente, Andrea se encerró a estudiar. Cuando bajó al comedor, no vio a los padres.
Tampoco estaba tendida la mesa ni parecía que hubiera nada preparado para la cena.
-¿Tus papás no están?- le preguntó a Alfredo, que como siempre, estaba sentado en el sofá.
-Tuvieron que partir urgente a ver a un pariente, que está enfermo grave- contestó él, sin mirarla- No se sabe cuando volverán.
Andrea sintió que el aire se crispaba como un elástico tenso, a punto de cortarse y esta vez sí, tuvo miedo.
Pero se llamó a sí misma fantasiosa  y loca. Y tratando de serenarse, fue a la cocina a prepararse un sanwich....
Al día siguiente, volvió temprano de clases y decidió regar las plantas que había en el patio.
En el living no había nadie. Ni siquiera estaba Alfredo. Pero su presencia maligna parecía flotar como un vaho tóxico...
 Se dijo a sí misma que pronto volverían los padres y que junto con ellos regresaría Manuela.
Todo volvería a la normalidad. Lo demás eran fantasías macabras.
- ¡Mucha televisión, Andrea!- se reprochó a sí misma, con severidad.
En el patio, vio que una begonia estaba casi seca, porque tenía las raíces al descubierto.
Se acordó de un saco de abono, que había divisado una vez, en un rincón del sótano y decidió bajar a buscarlo.
En la mitad de la escalera, se detuvo paralizada de horror.
Alguien  había levantado las baldosas que cubrían el suelo, dejando la tierra al descubierto.
Se veían claramente tres tumbas, en las cuales escarbaba el gato, lanzando maullidos lastimeros.
Pero lo más horrible era que una cuarta tumba se veía a medio cavar, con la pala y la picota en el borde, esperando las manos diligentes que continuarían el trabajo....
Hizo su maleta con la pasmosa celeridad que le dictaba el espanto.
 Se dio tiempo, eso sí, en hacer un llamado. Y cuando se alejaba en el taxi, vio un automóvil de la policía doblar la esquina y estacionarse frente a la casa.
Pensó en el gatito.
 ¿Lo recogería algún vecino? ¡Pobrecito!  Era tan regalón...


5 comentarios:

  1. Ya tenía el comentario y bloger se lo tragó, seguro que se asentó en la cuarta tumba.
    Te decía que menos mal que pudo escapar, y el único que se salvó fue el gato, me has tenido en ascuas todo el tiempo con el dichoso Alfredo.
    La chica fue bien valiento visto el panorama.
    Una buena tarde de domingo y un abrazo.
    Ambar

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  2. Guay amiga
    parece esos casos que alguna vez vi en la serie de csn ...
    los psicópatas ...un tema que da para largo escribir...y lo peor es que no existen en la imaginación , son reales!!

    saludos.

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  3. anoche vi una peli..algo macabra de psicópatas
    este lo hacía a través de Internet, lo ublicaba y cuanto más subían las entradas
    al horrendo crimen difundido más pronto moría el pobre elegido...
    bueno , no la vi completa, la matizaba con otras
    no soy buena mirando esas cosas
    que creo al fin martirizan mi espíritu
    pero la maldad anda rondando las calles...

    espero estés bien amiga
    quería decirte que tus mensajes se pegan siempre dos veces
    quizás suceda porque a mi me ha pasado
    que cuando doy subir el comentario , y como no va rápido
    lo vuelvo a pinchar en el clic y ahí s eme repite...
    pero es si que no se cargue
    cosa que me ha pasado...
    saludos

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    Respuestas
    1. bueno escribí todo enredado ajjajajaj
      ....................................
      ---que cuando doy subir el comentario , y como no va rápido
      lo vuelvo a pinchar en el clic y ahí se me repite...

      peor es cuando este mensaje no se carga
      cosa que me ha pasado...

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