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lunes, 29 de octubre de 2012

AVENTURAS DE BETTY.

Querida Nora:
Te mandé innumerables correos y no me contestaste.
Te llamé por teléfono y me respondió un tipo desconocido.
-Nora no está. Anda en la filmación de "The Walking Dead".
-¿¿Cómo?? ¿Y qué hace ahí?- pregunté, estupefacta.
-¡Hace de zombie, por supuesto!
Y lanzando una risa burlona, me cortó.
Entonces comprendí que te habían robado el celular.
Al menos el ladrón está al tanto de las seriales de actualidad. Entre robo y robo las verá, digo yo...
Así es que no tuve más remedio que mandarte esta carta con estampilla. ¡Lo que ahora falta es que te hayas cambiado de casa!
Estas cartas antiguas me provocan nostalgia. Me recuerdan mi juventud (¡ay!) cuando me escribía con un checo que vivía en Praga.
Dejó de escribirme porque le di a entender que me había enamorado.
Sí, en mi época adolescente yo creía que es posible enamorarse de una fotografía. ¡Y se veía tan guapo! Musculoso, de pelo negro y con unos lentes a lo Clark Kent...
Mejor no me acuerdo, ahora que ando tan sensible.
Pero, no era eso lo que quería contarte.
Hace un mes, quería decirte: Nora ¡Me caso!
Sí, eso te quería decir.
Que Bernardo, por fin, me pidió matrimonio.
Me llamó por teléfono y me dijo:
-Betty, tenemos que hablar.
Pensé, inmediatamente: ¡Hasta aquí llegamos! Se acabó el romance.
Porque siempre en las teleseries, cuando alguien dice: " Tenemos que hablar", se avecina una escena cruel y determinante.
Pero, no. Al terminar la comida, sacó una cajita de su bolsillo y exclamó:
-Betty, me salió el divorcio. ¡Soy libre! ¿Te quieres casar conmigo?
Y me puso en el dedo un anillo precioso.
Lloré emocionada y él, pobre ángel, también soltó una lágrima que le cayó en los restos del bavarois.
Se lo siguió comiendo igual y yo pensé, tontamente, que en las novelas a veces ponen:"  Se tragó las lágrimas". Claro que se refieren a otra cosa.
En fin, Nora, fueron meses de amor delirante.
Yo flotaba por encima de la capa de smog y creía escuchar el coro de los ángeles.
Empezamos a buscar departamento. Él lo quería bien amplio, con dormitorio de alojados, para cuando nos visitaran sus hijos.
Hablaba mucho de ellos, de lo simpáticos que eran, de cómo me iban a gustar.
-Y ellos se enamorarán de ti, igual que yo- me decía mirándome a los ojos y bañándome en torrentes de amor.
Sí, era eso lo que quería decirte:
-Nora, ¡me caso!
Pero, con el paso del tiempo y la prolongación de tu silencio enigmático, se fue modificando el tenor de mis confidencias.
El iba mucho a ver a sus hijos.
A medida que se acercaba la fecha de nuestra boda, iba cada vez más seguido.
Al principio, hablaba sólo de ellos. Matías  y Dieguito, así se llaman.
Que los había llevado todo el día a Fantasilandia.  Que habían ido a pasar el weekend en la playa...
Después empezó a nombrarla también a ella. A Mónica, su ex.
Parece que ella tomó la costumbre de acompañarlos en los paseos, no sé...
Y yo lo notaba pensativo y nervioso. Atragantado con algo, como si tuviera un cartílago de pollo atravesado en la garganta.
Hasta que un día me llamó y me dijo:
-Betty, tenemos que hablar.
Y ahí sí que supe que era el preludio de la escena fatal.
Me meró a los ojos , me estrujó las manos y exclamó, desesperado:
-¡No puedo ocultártelo por más tiempo! Me he reconciliado con Mónica.
No me sorprendí tanto, porque lo presentía. ¿Te das cuenta de lo bueno que es ver teleseries? La Vida las imita tan bien...
Me saqué el anillo y se lo eché en el vaso de gin tonic. Después, salí sin pronunciar palabra.
Dicen que el silencio es elocuente. El crimen también lo es, pero en esa ocasión me abstuve.
Sí, al principio quería decirte: Me caso, Nora.
Y ahora te digo que no me caso. Eso es todo.
Pero el intervalo que hubo entre las dos frases, te lo perdiste por no contestar mis correos.
¡Y yo, que te necesitaba tanto!
Destrozada, pero juntando los pedazos, se despide con cariño
Betty.

1 comentario:

  1. Siempre resulta interesante esta pareja, la de Nora y Betty.
    Me han gustado estas "aventuras" porque pese a lo triste de la trama principal, está explicada con ingenio y humor.
    Y sí, cuando alguien te sale con esas de "tenemos que hablar", hay que echarse a temblar. Aunque todavía es peor cuando cortan sin explicarte nada...
    Saludos y que tengas un buen día.
    Cuidado con los fantasmas, zombis y demás fauna de estas noches.

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