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domingo, 5 de septiembre de 2021

UNA CHARLA EN LA ESTACION.

Me gustaba ir en las tardes a la Estación Central, a mirar los trenes.  Veía algo de tristeza mezclada con alegría, en ese llegar y partir. Más tristeza que otra cosa, porque el rechinar de las ruedas parecía hablar de lo efímero de la estadía y de lo largo de la ausencia.

Una tarde en que estaba sentada allí, ví aproximarse a tres personas muy dispares.

Primero venía un niño, corriendo y saltando. Lo seguía un hombre joven, envuelto en un abrigo gris. Llevaba un sombrero de ala ancha que le ensombrecía la cara, pero pude notar que miraba con una sonrisa algo triste las piruetas del niño.

El grupo lo completaba un viejo muy encorvado, que arrastraba un pesado equipaje que parecía consumir todas sus fuerzas.  Se sentaron los tres en el banco contiguo al mío. El niño corría a su alrededor, sin hacerles ningún caso.

Con un estruendo de fierros entró un tren a la estación.  El niño se acercó a él  corriendo y saltó a la pisadera. Desapareció al interior de un vagón, sin siquiera despedirse de los dos adultos.

Al mismo tiempo, y en sentido contrario, se acercaba una locomotora vieja que rechinaba, entre nubes de vapor. El anciano subió  trabajosamente y su acompañante  le ayudó a cargar su pesado equipaje. No intercambiaron palabras, pero el viejo se despidió con un gesto, antes de que el tren se perdiera en la distancia.

Yo sentía una gran curiosidad por esos personajes y viendo que el hombre de gris se sentaba a mi lado, me atreví a dirigirle la palabra.

-Perdone si lo incomodo, pero hace rato que trato de adivinar la identidad de ustedes...¿ Le parece muy impertinente que le pregunte quienes son?

-Bueno, el viejo que acabas de ver partir no es otro que El Pasado.

-¡ Pobre anciano! ¡ Que cargado va! ¿ Qué lleva en esa maleta?

-Los recuerdos que la gente acumula a lo largo de su vida y que no quieren soltar.

-Pero, los recuerdos son parte de nosotros mismos ... ¿ Como renunciar a ellos?

- Tienes razón, pero, no se puede vivir inmerso en la nostalgia de lo que ya pasó.  Los que lo hacen, no  tienen fuerzas para enfrentar el porvenir. La nostalgia debilita y engaña. ¡ Es tan fácil inventar recuerdos lindos de cosas que nunca sucedieron!

-  Es cierto- reconocí  avergonzada, porque yo me incluyo en la categoría de los nostálgicos- Y ese niño ¿ me dice que es....?  

-¡ El Futuro, por supuesto!  Ya viste cuan imprudente y ansioso por partir estaba...Sin pensar en las penas y los desengaños que podría encontrar.

-¿ Y usted?   Adivino que usted es El Presente y que su existencia es efímera.

-Tienes razón. El Presente no dura más que un momento. ¡ Con qué rapidez me transformaré en Pasado!

A medida que hablaba, vi como su pelo empezaba a encanecer y algunas arrugas se formaban en su frente.

-Debes vivir con plenitud ¡ ahora! -  me aconcejó -El Pasado son solo sombras y El Futuro, nada más que incertidumbre.

Se levantó del banco y se alejó con aire melancólico. Pero, se volvió a mirarme por última vez y me dijo:

-Mañana seré el anciano que hoy viste partir con su carga de nostalgia. ¡ No contribuyas tú a hacérmela más pesada todavía!





6 comentarios:

  1. Gran metáfora perfectamente desarrollada. Irrefutable mensaje, Lillian.

    Abrazo más que grande.

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  2. Creo que más o menos,todos somos el viejo. Y no creo que cargue solo melancolía. Hay cargas más pesadas, deudas, errores, injusticias, traiciones (sufridas y provocadas), cosas no hechas, responsabilidades.
    Creo que sería insoportable no morir y soltar el baúl.
    Abrazooo
    Te gusta mucho las estaciones de tren.
    Lastima de final,podían haber compartido el peso un rato

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    1. Querido Gabiliante, leí lo de la mosca en el pastel pero de nuevo no me resultó dejarte comentrio. Así es que te digo aquí que eres muy ingenioso y entretenido. Gracias por tus visitas a mi blog. Y tienes razón, parece que si el bichito es muy chico, no da remordimientos matarlo...Menos mal que Greorio Samsa era una cucaracha bien grande...Igual se murió el pobre, a causa de la herida que le causó su hermana....Y nadie lo lamentó. ¡ Pobre!

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  3. A mi amiga escritora no le hace falta alas para volar,con su inteligencia supera para vvolar

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  4. Me gustó mucho este relato amiga...
    desarrollas muy bien el tema este del ser humano afligido por lo que ya no vuelve y queriendo ir de prisa a lo que ni sabe que sucederá a futuro y con ello nos perdemos tantas veces vivir el presente...


    Un gran abrazo.

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