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domingo, 6 de diciembre de 2020

EL VESTIDO DE NOVIA.

Dejó de llover y un viento helado sopló sobre los árboles.  Los pobres se pusieron a tiritar y la niebla, creyendo hacerles un favor, los envolvió en una frazada gris. Pero ellos tuvieron más frío todavía.

Juana salió de la iglesia cuando las campanas empezaban a llamar a la oración de la tarde. Le había estado ayudando al señor cura a arreglar las flores  y ahora se iba a su casa a lavar el mantel del altar mayor. Con esos menudos quehaceres trataba de llenar su vida.

Al bajar la escalera de la iglesia le pareció que chocaba contra un muro blanco. Era la niebla que había espesado y pretendía cerrarle el paso. Arremetió contra ella armada con el ariete de su nariz. Un frío glacial le envolvió las piernas y sintió que vadeaba un lago de agua helada. Pensó que nunca lograría llegar a la otra orilla.

Tembló y se arrebujó en su delgado abrigo de liquidación de temporada. 

Frente a ella escuchó un chirrido de ruedecillas, apenas amoriguado por el barro de la vereda. Casi chocó con una mujer que empujaba un carrito de supermercado.

Llevaba una chaqueta masculina que a todas luces le quedaba grande y un sombrero alón echado sobre la frente.  Juana pensó que era una anciana, pero ella alzó el rostro y le sonrió. Entonces comprobó que era muy joven y que sus ojos relucían en la penumbra del atardecer.  Largos mechones de pelo cobrizo le caían sobre los hombros.  

 Antes de verla perderce entre la niebla, Juana alcanzó a distinguir que bajo la deforme chaqueta asomaba un vestido de novia. Su blancura parecía iluminar la vereda y aunque el borde estaba manchado de lodo, su aspecto era suntuoso y perturbador.

Intrigada, Juana decidió seguirla, confiando en que sus galochas no hicieran ruido sobre el pavimento embarrado. Pero la mujer demostró tener un oído muy fino, porque se volvió de repente y la increpó, enojada:

-¿ Se puede saber por qué me sigues?

-Es que me impresionó ese vestido que llevas...¿ de donde lo sacaste?

La mujer la miró airada:

-¡ Es mi vestido de novia!  Lo llevaba el día en que él me dejó plantada en la puerta de la iglesia.

-¿ Qué dices?

-Lo que oyes. Yo era una novia llena de ilusiones.    Estaba enamorada y pensaba que él me amaba también...Lo esperé una hora, hasta que todos los invitados empezaron a irse. Me miraban con lástima, pero ví un destello de satisfacción en los ojos de aquellas que creía mis amigas.

-¿ Y cuando pasó eso?- preguntó Juana, consternada.

-Ya no me acuerdo...Hace mucho tiempo...

-Y ¿ por qué llevas el vestido todavía?

-Porque ando buscándolo a él y sé que un día lo voy a encontrar. Cuando me vea con el vestido, comprenderá que todavía lo amo...Que nadie podrá amarlo así...y entonces se arrepentirá y se casará conmigo.

Después tomó la manilla del carrito y sin agregar nada más, se perdió entre la niebla.

Juana la miró apesadumbrada. Ella, que nunca había tenido un novio, sintió que su corazón se contraía de dolor.

Luego, pensó en todas las veces que había renegado de su soledad, sin comprender que gracias a ella, se había mantenido a salvo de una tragedia semejante.

-¡ Fue mejor no haberme enamorado  nunca!- se dijo, sin mucha convicción.  Pero, sabía que se estaba engañando a sí misma. Que más vale que te rompan el corazón en mil pedazos, antes de no haber conocido el amor.

Esa noche, Juana durmió poco y mal y al otro día, temprano, se dirigió a la iglesia.

Cuando le contó al señor cura el extraño encuentro de la víspera, este sonrió compasivo.

- ¿ Y tú le creíste?

-¡ Como!  ¿ Que no es verdad?

- ¡ Claro que no!  Conozco hace años a esa mujer. Duerme bajo el puente con otros vagabundos. El vestido de novia se lo encontró en la basura...En este barrio botan las cosas más insólitas.

Juana se quedó pensativa, sin saber si las palabras del cura le prestaban alivio o le causaban decepción.

¡ Después de todo, era una historia tan triste y tan romántica!




1 comentario:

  1. Si , en verdad es algo triste este relato
    algunos nunca sabremos que tragedias cuelgan en los corazones de tantas personas y que terminan en la calle...
    solo Dios sabe el porque de sus tragedias y de como su mismas decisiones le han llevado a ese lugar inapropiado y tan lúgubre...hay seres humanos que caen a ese nivel muy bajo por su baja autoestima, pero de esa misma manera muchos igual dan reversa a esa situación...
    Nunca sabremos bien cual es la real verdad que lleva a cuesta la gente que vive en la calle...dolores que nunca sanan

    Y bueno, la mujer comprenderá que a veces amar nunca da buenos propósitos , pero al menos ella si siente que ha amado, eso es bueno y valioso para si...

    Un gran abrazo.

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