Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



domingo, 3 de diciembre de 2017

EL HADA DE LOS RECUERDOS.

Mariana había ido a pasar unos días a la casa de su prima Carmen.
Eran los últimos días del verano. A menudo amanecía nublado y el mar se veía gris y pesado como un animal que duerme.
Al segundo día de su estadía supo que había otra persona alojando en la casa.
Era una anciana de cabellos blancos y Carmen se la presentó como una amiga de su mamá.
Estaba tejiendo al lado de la ventana y le sonrió a Mariana con amabilidad.
- Me llamo Adela y dime así. No me digas señora, porque me haces más vieja...
Después del té se retiró a su dormitorio y le dijo a Mariana:
-Puedes venir a acompañarme cuando quieras.
 Al día siguiente, al no verla en el comedor, fue a golpear a su puerta.
Una voz jovial la invitó a entrar y Mariana se encontró en una habitación pequeña, iluminada por un pálido sol.
La anciana estaba sentada en un sillón con las rodillas envueltas en una frazada. 
Después de charlar un rato, Mariana se paró y se acercó a una puerta que había en el fondo de la habitación. 
- Y esta puerta ¿ a donde conduce?
-¡Ah!  exclamó la señora con una sonrisa misteriosa- ¡ Esa puerta conduce a los recuerdos!
-¿ Quiere decir que ahí guarda  fotografías y cartas antiguas?
-No- Quiero decir lo que he dicho. Que si entras ahí podrás revivir los recuerdos que tú elijas.
Mariana la miró dudosa, creyendo que la anciana se burlaba.
-¡ Qué!  - insistió ella- ¿ Acaso no tienes algún recuerdo especial  que te gustaría revivir?
-¡ Sí!  -exclamó Mariana- Hay un día que considero el más feliz de mi vida. Vivía con mis padres en el campo y de pronto empezó a nevar...Fue la primera vez que vi la nieve.
-Entonces, entra- dijo la señora y cogiendo una llave que guardaba en una caja, abrió la puerta.
Una bocanada de aire frío golpeó la cara de Mariana y se encontró en el jardín de la casa de sus padres. Una fina capa de nieve cubría los arbustos  y todo estaba quieto y silencioso, como si el campo durmiera.
Su mamá se tomó del brazo de su padre y fueron juntos a ver los limoneros. Mariana entró a la casa a buscar tazas y platitos. Le echó un poco de azúcar  la nieve y sirvió helados para sus muñecas.
Empezó a nevar de nuevo y era como si finas plumas cayeran desde el cielo.
-¡ Los ángeles están peinando sus alas!- gritó Mariana.
Sus padres le sonreían y aunque tenía solo seis años, ella sintió que ese día maravilloso no volvería jamás.
 Adela la esperaba en la puerta del cuarto y cuando ella hubo salido, cerró la puerta con llave.
-¡Prométeme que nunca entrarás sola!  Solo yo  puedo controlar la magia de los recuerdos.  Y no se lo cuentes a nadie. Es un secreto entre las dos.
Un año después, Mariana volvió a la casa de Carmen.
-Y la señora Adela ¿ Ya no se encuentra aquí?
-No- respondió su prima- Hace tiempo que se fue. Pero he dejado su dormitorio intacto, porque pienso que un día puede volver...
Esa tarde, Mariana fue al dormitorio de la anciana.  Todo estaba igual y le pareció que aún flotaba en el aire el perfume que ella usaba.
La llave estaba donde mismo.
Sin vacilar, Mariana abrió la puerta, queriendo volver a revivir aquel recuerdo tan querido.
Pero la recibió un calor pesado de verano y se encontró en el cementerio de su pueblo.  Estaba vestida de luto, junto a las tumbas de sus padres que habían muerto juntos en un accidente  de carretera.
Era el día más triste de su vida. Ese día había quedado sola, inerme frente al mundo, privada del único amor verdadero que había conocido.  Era su recuerdo más penoso, el que había luchado por apartar de su memoria.
Salió corriendo del cuarto. Sus sollozos atrajeron a Carmen, que la abrazó consternada, sin saber qué le pasaba.
-Los recuerdos....La habitación de los recuerdos...- gemía Mariana, sin explicarle nada.
Al fin, logró que se serenara.
Sin hablar, Mariana la tomó de la mano y la llevó al dormitorio de la señora Adela.
-Es esa puerta...Pero, ¿ como no sabes si ésta es tu casa?
-Es que esa puerta no conduce a ninguna habitación. ¡Mira!
Y tomando el picaporte, la abrió sin esfuerzo.

 Se encontraron en el patio trasero de la casa. El sol doraba las matas de rododendro y desde lejos llegaba el rumor del mar.


5 comentarios:

  1. Cuándo estamos al final de nuestras vidas,en la serenidad que nos ofrece esa quietud que los años nos puede dar,los recuerdos,nos vuelven a hacer joven y las melancolías nos invaden.

    Cada vez mejoras en tus relatos
    Te felicito

    ResponderEliminar
  2. Un cuento lleno de magia
    El misterio rebelado de los anhelos del pensamiento y el corazón...todo se revive y que mejor aquello que tiene tanto significado para nosotros...

    Nunca dejemos de soñar con lo que nos hace feliz.

    Un abrazo.Cariños

    ResponderEliminar
  3. La magia existe, en el alma, la mente y el corazón, la fe, y la magia van de la mano.
    Gracias Lilly, me ha encantado el relato, voy a dar un repaso.
    Un abrazo.
    Ambar

    ResponderEliminar
  4. Eres mágica, Lili... Un enorme abrazo y feliz semana

    ResponderEliminar