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domingo, 19 de junio de 2016

UN REMEDIO MILAGROSO.

Paulina entró a la Farmacia a comprar aspirinas para su mamá.
Había amanecido tan triste que no sabía si había sol o si estaba lloviendo.
Caminaba envuelta en la niebla de su melancolía, abriéndose camino por un bosque de árboles congelados.
Sin embargo, a su alrededor el aire era tibio y florecía todo, porque había llegado la Primavera.
Paulina no se daba cuenta. ¿ Cómo podría haberlo notado, si la semana anterior había perdido a su amor?
Sin darle explicaciones, Juan le había dicho que terminaban.
Paulina se sacó el anillito barato que él le había regalado y se lo entregó. El lo tomó en silencio y le volvió la espalda. Al doblar la esquina, la noche se lo tragó bruscamente y Paulina pensó que ya no volvería a verlo.
Cegada por las lágrimas, corrió hasta su casa.
Pero en su dormitorio había cosas que parecían obstinarse en hacérselo recordar. Su fotografía sobre el velador, el osito de peluche que le había regalado el Día de los Enamorados...Los tomó y los arrojó al papelero. 
 No fue suficiente. Con los ojos abiertos o cerrados,  seguía viendo el rostro de Juan, que su ternura  había aprendido de memoria.
Pasó una semana entera esperando que volviera. O que al menos, la llamara. El teléfono permanecía mudo y a ella le parecía que emitía un silencio ensordecedor.
Al fin comprendió que era cierto que todo había terminado y que tenía que olvidarlo. Pero , ¿cómo?
Se desesperó, porque a sus quince años creía que el amor es eterno. Que se ama una sola vez en la vida y que ella se moriría, ya viejecita, con el nombre de Juan en los labios.
Por eso, al entrar a la Farmacia, distraída, en lugar de aspirinas, le pidió al farmacéutico:
-Por favor, deme unas pastillas para olvidar.
El, que la conocía de niña, no pareció sorprendido. Al contrario, la miró muy serio y sin dudar un instante, le contestó:
-¡ Por supuesto!  Aquí tengo justo lo que necesitas.
Abrió una gaveta y le alargó un paquetito de comprimidos amarillos.
-Este es un nuevo medicamento que está siendo probado recién. Tú serás una especie de conejillo de Indias . Así es que no debes mencionárselo a nadie y empezar a tomarlo en seguida.
Al ver que ella, dudosa, abría su monedero, la detuvo:
-No, es una muestra gratis, porque están todavía en fase de experimento.
Camino a su casa, Paulina se echó una pastilla a la boca. Le pareció ácida y dulce, al mismo tiempo. Y llena de esperanzas, se imaginó que sería como tragar una semilla de olvido, que pronto echaría brotes en su desolado corazón.
Pasó una semana en que no sintió ningún alivio y pensó que el remedio no servía. Pero, una mañana, sin darse cuenta, levantó la vista y vio un pajarito que cantaba en las ramas de un árbol florecido.  El ave emitió un largo trino y después se perdió como una flecha en el aire resplandeciente.
- Ya llegó la Primavera- pensó Paulina- y yo no me había dado cuenta.  Respiró con ansias el aire perfumado y sintió su pecho liviano y fresco como hacía tiempo que no lo sentía.
 Con renovada confianza, siguió tomando las pastillas del olvido, que por fin le estaban haciendo efecto.
Su corazón se fue liberando poco a poco del nudo de llanto que lo tenía oprimido. Sus lágrimas se evaporaron al sol. Al principio formaron nubecitas blancas en torno a su cabeza. Después se fueron a llover sobre el jardín y ayudaron a florecer a las margaritas.
La figura de Juan fue retrocediendo, como si caminara hacia atrás.
Le pareció que un ancho río oscuro había empezado a fluir entre los dos y apenas lo divisaba parado en la otra ribera. Al fin, su rostro se desdibujó por completo.
¡ De veras que era milagroso el remedio del farmacéutico!
Fue a agradecerle y él la recibió sonriendo.
- ¿ Cómo estás, Paulina?  ¿ Se fueron ya las penas?
-¡ Sí, Señor! ¡ Muchas gracias!  Este remedio es fantástico...  ¡Cuando salga a la venta, será todo un éxito!

-Pero, mi niña- exclamó él, conmovido- ¡ Si eran solo caramelos de limón!


6 comentarios:

  1. Amiga escritora,tu cuento parece una apologia dedicada a muchas personas,cuyos problemas son muy parecedidos a la protagonista de ese cuento

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  2. Lejos de la ciudades,a veces se pueden ver las maravillas de los cielos

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  3. Tu comentário a esa fotografia,parace salido de los sentimientos de una poeta
    Un fuerte abrazo

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  4. Tu buén humor y tus fantasias,me pueden ayudar a que no decaigan las mias

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  5. No soy un buén fotógrafo,pero a veces se puede conseguir con un poco de técnica

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  6. que cosas no?

    a veces se necesita sentir una breve empatia de otro
    para desbordarse y limpiar de una vez el corazón...

    besos.

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