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domingo, 6 de septiembre de 2015

LOS SINSABORES DE BETTY.

Nora estaba en la cocina preparando su almuerzo, es decir, una hoja de lechuga y una salchicha vienesa, cuando entró Betty como una tromba.
Sin saludarla siquiera, se arrojó sobre una silla y se quedó ahí, pálida y con cara de dolor de muelas.
-Qué te pasa, Betty?  -le preguntó Nora, más que todo para darle la oportunidad de hablar, porque era evidente que se atragantaba por desahogarse.
Pero ella permanecía muda, apretando los labios con fuerza, como si temiera que se le escaparan los dientes.
-¡Ya, pues, Betty!   ¡Habla de una vez, que estoy empezando a preocuparme!
-He sabido algo terrible, monstruoso, inconcebible...
-¿Qué?  ¡Por favor!
-Felipe está saliendo con otra.
-¡A ver! Un momentito...¿Me he perdido algo?  ¿Que había estado saliendo contigo?
-No, la verdad es que no...¡Pero me miraba harto y yo creí...!
Betty se arrojó sobre el lavaplatos y tuvo un ataque de llanto que duró exactamente cinco minutos. Nora lo supo porque le estaba tomando el tiempo al cocimiento de la salchicha.
Pasado el acceso, Betty se irguió con arrogancia y aseguró:
-¡Esto no se va a quedar así!  No ha nacido todavía el hombre que quede impune después de traicionarme.
-  ¡Pero, Betty, si tú misma reconoces que nunca saliste con él ni te insinuó nada !
-Sí, pero sus ojos era más sugerentes que veinte páginas del  Kamasutra...
  No quiso atender razones y se fue tal como había llegado, furiosa y despidiendo chispazos pirotécnicos.
Nora no quedó muy preocupada. Ya estaba acostumbrada a los dramas de Betty. Siempre enamorada, desengañada y vuelta a enamorar.  Zigzagueando entre las estrellas y los hoyos negros, pero siempre cayéndose en éstos últimos, que parecían atraerla con fuerza gravitacional.
Era su forma de vivir. "A concho" como decía ella. Pero parecía que en el fondo de su botella sólo quedaba borra, porque siempre terminaba dando manotazos en una agua negra que se empecinaba en entrarle por la nariz.
Nora pasó dos semanas sin saber de ella y prefirió no llamarla, para que la tormenta amainara por sí sola.
Con gran sorpresa, recibió una postal desde Cancún.
"Pasándolo divino con Carlos. Abrazos, Betty."
¿Quién sería ese Carlos?- se preguntaba Nora. Después se acordó de un gordito que Betty había conocido en las clases de Tango.
¡Pero si decía que no le gustaba!  Que bailaba con la gracia de un cachalote y que insistía en apretarla hasta dejarla sin respiración.
¡Vaya!  Esos apretones seguramente la habían hecho expulsar su amor fallido, como cuando una se atraganta con un hueso de pollo en el restorán...
Al cabo de una semana, volvió contenta y luciendo un tostado arrebatador.
De Felipe, ya no volvió a acordarse.

A Nora le dió un poco de envidia verla tan adolescente, tan irresponsable...Pero, se guardó su envidia, muy al fondo del corazón. 




2 comentarios:

  1. Hay personas que no pierden tiempo
    viven alocada la vida loca ....es una manera de ser feliz...cada quien a su manera ...cosa de cada quien...

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  2. Existen personas que nunca maduran sentimentalmente. Van de uno en otro y terminan autodestruyéndose. Es la vida.
    Abrazos querida Lily.

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