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miércoles, 11 de febrero de 2015

ALAS PARA AMAR.

( Día de San Valentín. 14 de Febrero)

Daniel descubrió que estaba enamorado.
Llegó solo a esa conclusión, pues a nadie le había hablado de su angustiado arrobamiento.
Era una inquietud nunca antes sentida, un latir violento del corazón, cuando estaba cerca de ella.   ¡Elisa!  Si llegara a corresponderle....Pero, se sentía tan poca cosa, tan corriente...Sin nada que pudiera realzarlo ante sus ojos.
Semanas después de su descubrimiento, empezó a experimentar un extraño escozor en su espalda. Una especie de cosquilleo que le impedía dormir, como si algo estuviera creciendo ahí, secretamente.
Una mañana, al ducharse, notó que sus omóplatos habían engrosado. No le dolían, pero tuvo miedo de que abultaran bajo su camisa. Decidió no sacarse la chaqueta en todo el día. ¡ ¡Menos  mal que en la oficina había aire acondicionado!
Al cabo de una semana, no existía ningún misterio en lo que le estaba pasando. Le estaban creciendo alas.
-¿ Será cosa del amor?- pensó. Pero rechazó la idea por romántica y descabellada.
-¿Qué voy a hacer ahora?- se preguntaba afligido- ¿ Cómo voy a ocultar lo que me pasa?
Tuvo vergüenza y miedo. Se imaginó perseguido en la calle por una turba vociferante y encerrado en una jaula como un animal extraño.
¡Nadie debía saberlo!   Menos Elisa...Toda esperanza de que correspondiera a sus sentimientos se esfumaba sin remedio.  ¿ Podría acaso amar a un fenómeno de circo?
Tanto que había ansiado ser especial, para que ella notara su presencia...¡ Y ahora sufría esta maldición!
 Sin embargo, en las noches, cuando en el secreto de su dormitorio se quitaba la camisa, sus alas se desplegaban con un suave rumor y lo llenaban de deleite.
Estaban cubiertas de suave plumaje y eran hermosas como las alas de un cisne.
Una noche en que su ventana estaba abierta a la fresca brisa que llegaba desde el río, no pudo contener el impulso  y salió volando por sobre los techos.
Trémulo, sobrevoló la ciudad iluminada. Lo poseía una emoción indescriptible. Pero tuvo miedo. Imaginó qué pasaría si alguien lo veía desde un edificio y le disparaba, por el puro placer de matarlo.
Volvió a su dormitorio y se juró no volver a repetir la peligrosa experiencia.
En esos días, notó que Elisa había empezado a mirarlo y que en sus ojos había una dulzura nueva.
Olvidando el secreto que lo atormentaba, se acercó a ella. Pero Elisa se mostró esquiva y reticente, como si luchara contra el impulso de su corazón.
Incapaz de seguir callando, Daniel exclamó:
-¡ Elisa!  Te amo hace tanto tiempo... No puedo aspirar a que me correspondas, pero, al menos, no te alejes de mí.
-Lo siento-suspiró ella- No podría amarte aunque quisiera.
-¿ Acaso amas a otro?
- ¡ No!  No es eso... Es otra cosa... Algo que no puedo decirte...¡Por favor, no insistas!  Es  mejor que me olvides. ¡El amor está vedado para mí!
  Y ahogando un sollozo, se alejó sin mirar atrás.
Daniel se quedó inmóvil, viendo como su figura delicada se perdía entre la gente.
Lo embargó una amargura irremediable y vagó por las calles, sin rumbo, hasta que cayó la noche.
Tarde ya, en su habitación, se quitó la camisa liberando a sus alas de la prisión que las oprimía. Se desplegaron con delicia y un suave resplandor blanco iluminó la penumbra.
Pensó que ya no le quedaba nada sino eso: Volar.
Y abriendo la ventana de par en par, se lanzó hacia la noche.
Si alguien lo veía y le disparaba para matarlo ¡ tanto mejor!
Voló hasta el barrio donde vivía Elisa. Lo conocía bien porque más de una vez la había seguido desde lejos.
Vio que su casa estaba a oscuras, excepto una ventana en el segundo piso. ¿ Sería su habitación?
  Se sentó sobre el tejado de la casa de enfrente y decidió pasar ahí la noche.
En ese instante, la ventana se abrió y en ella apareció Elisa envuelta en un camisón.
Súbitamente, dos alas blancas se desplegaron en su espalda. Ella permaneció indecisa, como si tuviera miedo. Miró en todas direcciones, creyendo no ser vista y se echó a volar.
Loco de júbilo, Daniel la siguió hasta alcanzarla y juntos volaron bajo las estrellas, hasta que las borró el amanecer.

4 comentarios:

  1. hola Lilian
    estoy algo confusa...antes habías publicado este cuento?
    pues me parece haberlo leído ...
    me quedo en eso de místico que tiene ...en ese brotar de alas...
    un misterio hermoso por lo demás...
    permitiendo que dos personas se encuentren al fin...

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  2. Tienes razón, Magdeli, este cuento, en otra versión había sido publicado antes. Lo remocé y creo que quedó mejor. Falta de inspiración no más. jaja Sobre todo en cosas del amor, que se muestra tan esquivo.

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    Respuestas
    1. Ves? si recuerdo tus escritos...
      bueno para mi por eso de no desmemoria...

      te quedo bien...
      un abrazo!

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  3. Bueno, bueno... la suerte de la lotería es terrible pero parece que en la magia de tu cuento, esas dos personas peculiares lograron encontrarse. Aunque también queda expuesta la incomunicación incluso entre los que se gustan.
    A volar, a volar, al menos el día de los enamorados.

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