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domingo, 6 de julio de 2014

MORIR POR UN SUEÑO.

Una tarde en que Marcos vagaba ociosamente por Internet, se encontró con un sitio que le pareció intrigante. La dirección era :  www. sueños realizados. com
Primero pensó en una Empresa turística, después en juegos de azar y por último, se le pasaron por la mente varias  imágenes pornográficas, cuando leyó la frase:  Satisfacción garantizada.
Pero, en general, en el sitio mismo no aclaraban nada. Sólo daban una dirección en un edificio céntrico.
Como a Marcos el tiempo le sobraba porque estaba sin trabajo, fue a averiguar de qué se trataba.
Le abrió la puerta una mujer muy bella, de edad indefinida.
-¡Estoy sin secretaria!- le informó- ¡Pase, por favor!
Lo hizo tomar asiento y luego extendió la mano, con cierta impaciencia:
-Bueno, lo trajo, me imagino...
-¿Qué cosa?  No entiendo...
-Su sueño, pues. ¿ Y si no, a qué vino ?
-La verdad es que yo no tengo sueños. Sólo vine por curiosidad.
-¡Qué suerte para mí ! - dijo la mujer-  Ya que está aquí ¿no le interesaría el puesto de secretario?  Mire, tengo todas estas postulaciones que ordenar...
Marcos se pasó la tarde archivando papeles. Cada uno correspondía a una petición para  realizar un sueño. La mayoría eran sueños de dinero o poder.
Grandes fortunas, viajes de placer, influencias...No faltaba el que soñaba con ser rey. Otro, con ser el sultán de un harem de hermosas mujeres.
 En general, sólo cosas materiales. Pero, había una excepción.
La solicitud la firmaba Emelina, de diecisiete años. Ella escribía :  Mi sueño es conocer el Amor.
Al igual que las otras postulaciones, incluía sus datos personales y su fotografía. Era una chica de rostro dulce e ingenuo y a Marcos no le extrañó que fuera tan romántica.
La dueña, al explicarle el manejo de la agencia, nunca le había mencionado el dinero ni ninguna otra forma de pago. Extrañado, Marcos la interrogó al respecto.
-Mira, aquí no se engaña a nadie- le respondió ella con frialdad-A todos les advertimos que el precio es alto. Al cabo de un año, morirán.
-Pero ¿por qué?- exclamó Marcos, aterrado.
-Porque quien les cumple los sueños es La Muerte. Supongo que ya te habrás dado cuenta de que es más poderosa que La Vida. Lo que La Vida te niega, La Muerte sin problemas te lo puede conceder...
A Marcos le pareció que le hacía propaganda al negocio.
-¿Pero, qué gana ella con eso?
- Bueno, le ayuda a cumplir con las cuotas que le son asignadas. La gente tiene vidas cada vez más largas. Todos hacen lo indecible por seguir viviendo. Ni siquiera las guerras ni los crímenes son suficientes para garantizarle a La Muerte el cumplimiento exitoso de su tarea. Esta agencia ofrece realizar un sueño  a cambio de morir. Pero da un año de plazo para disfrutar la felicidad obtenida. Es un trato generoso ¿no crees?
Marcos pensó en Emelina, tan joven y  tan romántica, que sólo pedía ser amada y como Julieta, morir después de conocer el Amor.
-¿Y la gente acepta semejante condición?- preguntó dudoso.
-¡Claro!  Sólo les importa cumplir su deseo. Y están seguros de que después, con astucia, lograrán evadir el pago...
El rodaje de la empresa le pareció a Marcos francamente siniestro y decidió irse ese mismo día, sin dar ninguna explicación.
Sacó del archivo la petición de Emelina y el papel que contenía sus datos personales. Ningún rastro de ella quedaría en esa oficina...
En la tarde, la buscó en la dirección que aparecía en el documento.
-¡Oh! ¿Te mandaron a ti? -preguntó ella, ruborizada. Y parecía bastante satisfecha de que fuera él el encargado de cumplir su sueño...
Marcos la tomó de las manos y le confesó que había robado su solicitud.
-¡Ya no tendrás que morir a cambio!- le aseguró emocionado- Ellos ya no disponen de ningún dato tuyo para venir a cobrarte.
El Amor los envolvió en su manto y gozaron de su felicidad, sin notar el paso del tiempo.
Pero, al cabo de un año, Marcos recibió un llamado telefónico aterrador.
Reconoció la voz fría de la dueña de la agencia. ¡Esa mujer implacable que él había llegado a adivinar que era La Muerte en persona!
-¡Hola, Marcos!  ¡Qué agradable volver a escucharte!- lo saludó con un retintín de sarcasmo- Te llamo para decirte que aquí en la oficina, siempre guardamos una copia de las postulaciones. Por si se perdiera alguna ¿comprendes?  Y veo que hoy se vence el plazo de Emelina...Te aviso porque , si te apuras, quizás consigas alcanzar a despedirte....
Corrió desesperado hasta la casa de ella. Y mientras corría, se preguntaba que para qué se apuraba, si sabía bien lo que iba a encontrar al llegar allá.
Un carro fúnebre detenido frente a la puerta y la madre de Emelina, vestida de negro, llorando en el umbral.

6 comentarios:

  1. Hola Lilly
    Vaya, la muerte no anda con tontería, es tan vieja como la vida misma, y no se la puede engañar, relatos, historias y cuentos, le adjudican miles de cosas, pero siempre llega cuando es su momento.
    buena reflexión, a la muerte no se engaña.
    un buen domingo y un abrazo.
    Ambar

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  2. así parece ser que contra más sortilegios se inventen ..al albor de este tiempo...y de creencias ...al menos las más conocidas y comprendidas por el ser humano de ahora tan lleno de cosas triviales , materiales y preso de la vanidad , engreídas y prepotentes ...pero ya vemos no importa donde o en que caminos nos escondamos la muerte siempre está al paso de la vida...

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  3. Después de leer el cuento, quedé en el vacío del entendimiento. Mucha imaginación la "oficina de la muerte" ¿Por qué una mujer? Tan perversa son, que no solo vuelan en escobas arrebatando vidas. ¡¡Ahora tiene oficina!! Me gustan mas tus cuentos cercanos a posibles vivencias, este para nada. La muerte nos dá plazo toda una vida, sabe que triunfará. Un abrazo amiga

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  4. Querido Luis Gerónimo, gracias por tu comentario. Si te fijas, en un párrafo el protagonista sospecha que la mujer que dirige la agencia es la misma Muerte, que busca mejorar sus estadísticas... En cuanto a que no te gustan los cuentos de ficción.. ¡Qué pena! A mí me encantan, porque para realismo deprimente, bien tenemos los diarios y los noticiarios de la televisión.

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  5. Dice María Teresa González:
    Acabo de leer tu espléndido relato. Muy motivador. Lleva a pensar en los propios sueños. El mío sería la total recuperación de mi hija Marcela. Y no me importaría el costo. Si es a cambio de la vida, estoy dispuesta a darla.

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