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domingo, 16 de marzo de 2014

PERSONAJES DE FICCION.

En mi barrio había un bar que parecía sacado de una película en blanco y negro, de allá por los años cincuenta.  Un tipo tocaba el piano y cantaba unos blues sin edad, que te ponían irremediablemente triste, apenas entrabas.
Me parecía que a ese bar acudían los desengañados y los escépticos, desde varias cuadras a la redonda. Todos aquellos a quienes la Vida había traicionado y que no tenían como sacar fuerzas de flaqueza porque estaban pulverizados hasta los tuétanos.
Ahí fue donde conocí a Arcadio.
Al principio me chocó su nombre. Se me ocurrió que era como sacado de una novela...¡ Y eso que no podía sospechar lo que se me venía encima...!
La primera vez que lo vi, estaba sentado a una mesa, con la cabeza hundida entre los hombros y los ojos clavados en un vaso a medio llenar.
Se notaba tan abatido que temí hallarme en presencia de un suicida potencial. Decidí distraerlo de algún modo y aprovechando que no había otras mesas disponibles, le pregunté si podía sentarme a la suya.
Asintió con un gesto, pero ni me miró.
El mozo me trajo una cerveza y para hacerme el simpático, miré al tipo, choqué su vaso con el mío y le dije:  ¡Salud!
Alzó sus ojos y me los clavó como puñales. Pero no era rabia sino dolor lo que trasmitía su mirada.
-¿Le pasa  algo, amigo?- le pregunté, bien desatinado, porque era obvio que estaba viviendo una tragedia.
-¡No soy nadie!- gimió- ¡Soy tan sólo un  títere, sin ninguna posibilidad de cambiar mi destino!
-¡No lo creo!  ¡Todos podemos enmendarle la plana a la mala suerte!   Es cuestión de encontrar la oportunidad...
-No en el caso mío. Mi vida está decidida de ante mano. Digitada y guardada en un disco duro al cual no tengo acceso...
-No entiendo-le respondí.
-Quiero decir que el único que puede cambiar mi destino es ese cretino que está escribiendo la novela de la cual soy protagonista.
-¡Ja ja!  ¡Qué buena broma!- exclamé vacilante, sin saber si estaba frente a un loco. O si se refería a Dios, en una metáfora irreverente.
-¡No es una broma!- suspiró, y ahí me reveló su estrafalario nombre-  Me llamo Arcadio, pero no soy real como usted, soy un personaje de ficción, al que le ha tocado protagonizar un argumento idiota...
-En el segundo capítulo de la novela- continuó desesperado- me fue dado conocer a la mujer más divina que pudiera imaginar...¡ Ursula!  El autor había decidido que debíamos enamorarnos  y  lo hicimos con locura. Creí que podríamos ser felices, pero él no lo va a permitir...
-¿Por qué?
-No sé, supongo que alguien le dijo al muy .....mercenario, que el romance está pasado de moda. Que lo que vende es la tragedia y la sangre. Así es que en el siguiente capítulo tendremos un accidente trágico y ella morirá. ¡No puede ser!  ¡La amo tanto!
Fingía tomarlo en serio, pero no podía creer lo que me decía.  ¿Habrían podido ustedes?
¡Un personaje de novela suelto por la ciudad!  Seguro que les habría parecido tan descabellado como a mí.
Terminé mi cerveza y me despedí con una palmadita en su hombro. Ni siquiera notó que me iba.
Unas noches después, entré al bar y ahí estaba, de nuevo.  Casi no lo reconocí. Llevaba una venda en la frente y un brazo en cabestrillo.
-Pero, hombre...¿Que le pasó?
-¡El accidente!- me contestó, con rabia- ¿O es que ya no se acuerda de lo que le conté?
-¿Y Ursula?- le pregunté en seguida.
-Murió, tal como él lo tenía decidido.  Y con eso, mi vida se acabó también. ¿Para qué seguir?  Y sin embargo, me veo obligado a continuar viviendo. Quedan varios capítulos y no sé cuantos dolores me esperan todavía...
-¿Y por qué no se escapa?
-¡No puedo!  ¿No ve que soy su creación?  A donde fuera, me encontraría...Cuando se duerme, aprovecho de venir aquí, pero no dura mucho mi libertad...Soy un prisionero suyo, un esclavo... ¡Creo que la única solución sería matarlo!
-¿Y no moriría usted también?
-¡Claro que sí! Y eso es lo que quiero. ¡Sin Ursula la vida me parece insoportable!
Pagó su trago y se alejó cabizbajo. Quise seguirlo, saber a donde iba, pero se me perdió entre las sombras.
Algo me decía que no volvería a verlo.
 Dos días después, al abrir el diario, me llamó la atención una noticia:
"Extraña muerte de un conocido escritor best seller.  La policía no encontró huellas de la participación de terceros, aunque tampoco parece haberse suicidado. Sin embargo, había sido borrado todo el contenido de su computador. ¿ Lo hizo él... o su asesino? Los editores están desconsolados, pues en estos días el novelista se aprestaba a entregarles el original de una nueva obra, que, como todas las suyas, prometía ser un éxito."
Me sentí muy contento al comprender que Arcadio había logrado liberarse.
En cuanto a los editores perjudicados por la muerte del escritor, bien podían volver a publicar sus primeras novelas.  Y luego sus cartas, sus diarios,sus composiciones escolares, la lista del supermercado y todo lo que los herederos pudieran suministrarles....¿No es esa la costumbre, cuando muere un escritor?


3 comentarios:

  1. Muy bueno tu escrito amiga
    es algo intrigante
    bueno como mucho d e las historias que has escrito
    pero me queda la duda
    si Arcadio fue el que hizo eso ...o en definitiva se borró de toda la historia
    lastima si que nadie la pueda reescribir
    quizás...si
    lo podrías hacer tú??

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  2. Gracias querida Meulen, por tu encantador comentario.
    No me cabe ninguna duda de que fue Arcadio el que mató al escritor y borró todo lo escrito, para no seguir sufriendo.
    ¿Cómo podría yo traicionar su deseo de desaparecer, reescribiendo la novela? ¡¡Nunca!! Acuérdate que él prefería morir antes que seguir viviendo sin Úrsula.

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