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martes, 4 de marzo de 2014

HOJAS DE HIERBA.

-¡Isabel!
No quería despertarla, pero el grito brotó de sus labios, incontenible.
Había estado soñando.
Soñó que había matado a alguien, no sabía a quién y trataba de enterrar el cadáver en el patio trasero. Pero, por más que echaba tierra sobre él, seguía viendo su cara gris bajo la luz de la luna. Luego entraba gente y se ponían a señalar al muerto y a mirar a Jorge, acusadores.
Se vio frente a un tribunal y el juez lo condenó a muerte.
Despertó sudoroso y aterrado. Sintió alivio al encontrarse en la cama y comprobar que había sido una pesadilla. Pero, después pensó que era verdad, que estaba condenado a muerte.
-¡Todos lo estamos, desde que nacemos!  Nos condenan a muerte aunque no hayamos cometido ningún delito.
Se abrió la puerta suavemente y entró Isabel.
-¿Qué tienes, mi amor?  ¿Te duele algo?
-No, sólo estaba soñando y grité sin querer. ¡Lamento haberte despertado!
Isabel le sonrió con dulzura y le acomodó las almohadas. Su largo cabello rubio cayó sobre la frente de él y pareció acariciarla, como el ala de un pájaro.
Ella notó que las sábanas estaban húmedas y se apresuró a traer otras, para cambiárselas.
-¿Por qué eres tan buena conmigo, Isabel?
-Porque te quiero, pues, tontito. ¿Por qué iba a ser?
-Pero, estoy haciendo de tu vida un martirio...Quizás las esperanza de que todo se acabe pronto te dan fuerzas para aguantar.
-¡No digas eso, Jorge, por Dios!
-¿Crees en Dios, Isabel?
-Tú sabes bien que sí...
-Yo no sé ya si creer...Cuando era niño, mi mamá me señalaba el cielo y yo estaba seguro de que El vivía ahí y me protegía.  En la adolescencia, me dio por decir que era ateo y me sentía orgulloso, como si fuera una hazaña.  Más tarde,al conocerte a ti, Isabel, en la plenitud de mi amor por ti creí volver a encontrarlo.....Ahora, de nuevo me siento perdido. Pienso que tal vez  voy a hallar a Dios en la muerte.
-Jorge, tú eres joven, no puedes estar pensando en morir...Quedaste muy bien de la operación. Ya sabes lo que dicen los doctores.
-Pero, de la Clínica me mandaron a la casa...Seguro que a morir aquí.
-¡No, mi amor!  ¡A terminar de mejorarte aquí!  Donde yo puedo cuidarte mejor que nadie...
-Pero, el mismo doctor se extraña de que no recupere las fuerzas.  La última vez que vino, me miró con preocupación y estuvo examinando los remedios, como si pensara en cambiármelos...Cada día estoy más débil y decaído.....Es como si en lugar de avanzar, retrocediera. Siento que me voy cayendo hacia atrás, hacia un precipicio que va a terminar por tragarme.....
Isabel terminó de arreglar las sábanas y le secó la frente con un pañuelo.
-Ya, mi amor ¡tranquilo! Creo que de tanto sudar estás deshidratado...Te traeré de ese té de hierbas tan bueno que te he estado dando. ¡Verás como te calmas y te duermes de nuevo!
Se dirigió a la cocina, dejando tras de sí el frufrú de su camisa de dormir de satín.
Jorge quiso levantarse y seguirla, para demostrarse a sí mismo que estaba más fuerte. Pero un repentino vértigo lo derrumbó sobre la almohada.
Isabel puso a hervir agua y sacó una bolsita azul  del interior de un frasco.
Se la había dado su nana, que la había criado desde chica y que la quería con locura.
Decía que era "meica" y que conocía las propiedades de todas las hierbas del Sur. Algunas curaban mejor que los remedios de las farmacias. Otras...No, de esas otras no quería hablar. Y lanzaba una carcajada extraña, mientras un relámpago pasaba por sus ojos astutos.
 Cuando Isabel se casó, le entregó la bolsita azul llena de unas hojas secas de color pardusco.
-Tome mi niña. Este es mi regalo de bodas...Pero es un secreto entre las dos. ¡No se la muestre a nadie!  Guárdela y quizás algún día se acuerde de mí. Si él la hace desgraciada...¡ ya sabe...!   El efecto es lento pero seguro. Sólo hay que tener paciencia. Y lo mejor de todo es que no deja huella...
Isabel puso tres cucharadas de hierba en la taza y vertió encima el agua hirviendo. Un olor acre pero no desagradable le subió hasta la nariz.
-Con dos cucharadas de azúcar se disimula lo amargo- pensó, mientras volvía a ocultar la bolsita en el fondo del frasco.
Entró a la pieza llevando la taza humeante y con suavidad, pasó su brazo por la espalda de Jorge, para ayudarlo a incorporarse.
-¡Ya, mi amor!  ¡Tómese su té de hierbas!   Usted sabe que lo natural es lo más sano. Con esto va a ir sintiéndose mejor.... Lento, pero seguro....¡Sólo hay que tener un poquito de paciencia!


5 comentarios:

  1. Vaya, muy buen regalo de bodas y verdaderamente lo quería y cuidaba a las mil maravillas, interesante relato, Lilly, seguro que algunas hierbas curan mejor que otras.
    Un abrazo.
    Ambar

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  2. Dice María Teresa González. Tremendo cuento este, querida Lily. Isabel se las trae...pero habría que saber también qué trastada le había hecho su marido para que ella tomara esa decisión...¡Hay que tener cuidado con las hojas de hierba...No todas son tan santas...

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  3. El cuento tiene su intriga, no estoy convencida de que hierbas tenia la bolsita

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  4. Bueno
    cada quien merece lo que tiene dice el dicho...
    pero lo que sucede es que a veces algunos no merecen morir así...
    un psicópata es muy complejo descubrirlo
    son empático con todo lo que les rodea y cero emoción...
    menos cuestionamientos varios...
    y no solo los mhay tras una taza de té azul...
    los hay en todo el poder económico
    que se va consumiendo a quienes domina por un sueldo
    y miles de casos mas ...macabros ...
    buen cuento que se relaciona a esta vida...
    cuantos mas estarán muriendo así en esta hora...

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  5. Un cuento de los que asustan sin mucho alboroto pero con ese miedo de saber que es perfectamente posible en el mundo real, fuera de vampiros y monstruos similares.
    Es terrible eso de confiarse a una persona sin saber que es tu verdugo. En cierta manera es como cuando la pareja sentimental le es a uno infiel y en cambio la víctima creer estar viviendo una relación buena.
    Muchas dolencias sin explicación terminaron siendo envenenamientos. Y cuando no es la pareja, son las empresas las que nos envenenan con los productos que consumimos.
    Acertado el dibujo, conseguiste sacar el rostro de la verdadera Isabel jaja.

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