"
Siento que vivo sin hallar una motivación real para mi existencia"
Esa
frase la escuchó Nestor un día que viajaba en el Metro y se sintió tocado en lo
más vivo. La voz resonaba a sus espaldas, en el carro semi vacío, pero no se
volvió a mirar a quién hablaba.
Se
bajó del tren y caminó sin rumbo. Pensó que el tampoco había logrado hacer nada
útil con su vida y que se sentía perdido en un mundo demasiado grande en el
cual no lograba encajar.
Sus
pasos lo llevaron al barrio donde había pasado su niñez y parte de su juventud.
Buscó
la casa done había vivido con sus padres y vio que la estaban demoliendo. Solo
quedaba la pared frontal donde estaba la puerta de entrada. El resto era
escombros.
Un
ramalazo de nostalgia lo estremeció. ¿ A donde se fueron mis mejores años? - se
preguntó suspirando.
De
pronto se abrió la puerta en la fachada y por ella salió un muchacho. ¿ Qué
hacía ahí? Detrás del muro no había nada....
Lo
siguió con dificultad, porque el joven caminaba a grandes zancadas, como si
fuera escapando de algo.
-¡Perdona
!- lo llamó sin saber qué decirle-¿ Vives en
esa casa?
El
joven le respondió que así era y al ver su cara se sintió perplejo. ¡ Le resultaba tan familiar, como si lo
conociera de toda la vida!
Caminaron
juntos hasta la plaza. Nestor notó que todo había cambiado. Los viejos árboles
habían sido talados y reemplazados. La vieja pileta ya no era la misma.
El
joven se había sentado en un banco y fumaba abstraído.
-Te
vi salir apurado de tu casa, como si huyeras de algo- le comentó.
-¡Sí!-
exclamó el muchacho, con tono contrariado- Estoy cansado de escuchar los
consejos de mi padre. Que estudie, que
sea un profesional...¡ No puede aceptar que yo soy un artista!
Nestor
lo miró asombrado. Le parecía escuchar sus viejos argumentos...
-¿
Como te llamas?
-Nestor
¿ y usted?
-Yo
también... ¡Y te pareces tanto a mí
cuando era joven! Tampoco quise oír los consejos de mi padre. Rompí con él y
dejé mi casa. Al igual que tú, soñaba con ser artista.
-¿ Y
lo logró?
-Comprobé
que no era tan fácil...Quería ser pintor. Probé todas las técnicas, incursioné
en todas las corrientes...Fracasé, fui un mediocre...Entendí que para triunfar
se necesita genio.
-¡
Esas son las mismas cosas que me dice mi papá!
Y la verdad es que suenan a reflexiones de viejo amargado...¡ perdone!
Nestor
se rió con tristeza.
-No
estudié ninguna profesión. ¿ Y sabes lo que hago ahora? Soy guardia nocturno en el Museo de Bellas
Artes. Ahí tengo toda la noche para mirar esas obras maestras que yo nunca
habría podido pintar...
-Bueno,
pero eso no me va a pasar a mí- respondió el joven con petulancia- ¡ Yo sí
tengo talento! Estoy seguro...
Se
alejó a grandes zancadas, como si quisiera salirle al encuentro a la Vida que
le prometía el triunfo.
Nestor
lo vio alejarse y recordó la pregunta que se había hecho frente a su antigua
casa. ¿ Donde se fue mi juventud? se había interrogado con tristeza.
-Bueno,
allá va- suspiró mirando al muchacho que se perdía a lo lejos- Sordo a los
consejos y a las advertencias...Directo a una existencia de fracaso.
Las nostalgias son nuestros inseparables compañeros.
ResponderEliminarVivimos con ellas y moriremos con ellas
Que triste es ser una persona que a nada le encuentra sentido
ResponderEliminaraunque a veces sea dolorosa la vida, tenemos la oportunidad de darle giro y no lamentarse eternamente.