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domingo, 28 de noviembre de 2021

EL LADRON DE LOS SUEÑOS.

Marcos llevaba semanas sintiéndose mal. Aunque dormía toda la noche, sentía que no descansaba y al amanecer,  notaba que su cuerpo y su mente estaban tan fatigados como al final del día anterior.

Pidió una cita con un médico y éste, al no encontrarle nada físico, le dio un somnífero y lo hizo dormir en un diván de su consulta.

Cuando despertó, Marcos notó que el médico lo había conectado a una máquina eléctrica y había estado midiendo sus ondas cerebrales mientras dormía.

Al término del procedimiento, le explicó:

-Lo que pasa, Marcos, es que usted no sueña. Y los sueños son imprescindibles para que la mente descanse. Su período REM ha sido interrumpido y no me explico la causa. ¿ Recuerda desde cuando se siente tan cansado?  

Marcos reflexionó y se dio cuenta de que hacía mucho tiempo que no soñaba nada. Pero, la última vez le había pasado algo muy extraño.  En medio de su somnolencia, había creído ver que un hombre muy alto y flaco salía de su dormitorio cargando una maleta. ¿ Y si ese hombre realmente existía y era el que se robaba los sueños de la gente?

Pensó que él no era el único al que le pasaba eso. En el Metro había notado que muchas personas iban con mala cara, como si se hubieran levantado agotados. Nadie miraba a nadie, ninguno saludaba, era como si se hubieran olvidado sonreír...

¡ Tenía que ser eso!  Que la gente ya no soñaba. ¡ Por eso todos se sentían tan mal! 

Empezó a buscar por las calles al ladrón de los sueños. Seguramente recorría la ciudad en la noche, mientras la gente dormía. ¡ Tenía que atraparlo pronto, para que no siguiera cometiendo sus delitos!

Luego de varias semanas de inútil búsqueda, cuando ya había perdido la esperanza, vio una noche en un vagón del Metro, a un señor gordo que roncaba, apoyado en la ventanilla. Cerca de él iban muchas otras personas cabizbajas, pero solo Marcos notó al hombre flaco que se abría paso para llegar hasta el durmiente.

En una mano llevaba una maleta y en la otra blandía unas tijeras.

Se inclinó sobre el pasajero que dormía y con rápidos chasquidos fue cortando una materia sedosa que brotaba de su frente. La echó rápidamente en la maleta y se abrió paso a empujones hasta la puerta del vagón.

Marcos se bajó con él y empezó a seguirlo, sin que el ladrón lo notara. Lo vio entrar a una casa vieja y se puso a espiarlo por una ventana. Lo vio abrir la maleta y guardar su contenido en un armario grande que ocupaba casi toda una muralla. Luego lo vio salir otra vez y perderse calle abajo.

Marcos empujó la puerta, que cedió bajo su peso. Se encontró en la habitación donde estaba el armario. Vio que tenía numerosos cajones y cada uno lucía un rótulo distinto:  Sueños fantásticos. Sueños tristes. Sueños de amor. etc.

Pensó llevarse algunos sueños, para disfrutarlos esa noche, pero luego comprendió que estaba siendo egoísta. ¡ Tenía que pensar en las otras personas, también!

Abrió los cajones y tomó a puñados la materia que contenían.  Se le pegaba en los dedos, como ese algodón rosado que comía cuando era niño.  Abrió la ventana y liberó  los sueños a manos llenas. Flotaron un momento a ras de suelo y luego subieron en un vértigo dichoso sobre los techos de la ciudad.  Luego se perdieron en la noche, buscando a la gente que dormía.

Marcos había guardado algunos para él. A llegar a su casa, los puso bajo su almohada y se durmió feliz.

Al otro día vio muchas cara alegres en las calles y en el Metro. Las personas que antes se cruzaba o viajaban sin siquiera mirarse, ahora sonreía y se saludaban. Se ponían a conversar unos con otros y Marcos escuchó que decían:

-¡ Qué lindo sueño tuve anoche!  ¿ Se lo puedo contar ?




domingo, 21 de noviembre de 2021

UNA CONVERSACION.

-¡ Aló, Paulina!  ¡ Habla Francisco!

-¿ Francisco Ardiles?

.¡ Claro!  ¿ Quién otro?  ¿ O es que conoces muchos que se llaman así?

-Perdona. Es que me sorprendiste....

-No me extraña. ¡ Ha pasado tanto tiempo desde que hablamos por última vez....

-¡ Estoy muy contenta de volver a escucharte!

-Paulina, me gustaría mucho que fuéramos amigos...

-Francisco ,por favor. ¿ Lo crees posible?

- Sé que nos herimos mutuamente, pero ha pasado demasiado tiempo como para que  mantengamos  vivo el rencor ¿ No  piensas así tú también ?

-Supe que te casaste....

-¡ Sí!  Un año después de que tú te casaste con Diego...A los dos nos ha ido bien en la vida ¿ no crees?

Paulina miró a su alrededor el departamento semi vacío.  En el mueble faltaban los libros de Diego y en el closet solo colgaban los vestidos de ella.  Hacía meses que él había venido a buscar sus últimas pertenencias...

-¡ Por supuesto!- afirmó, con una voz que luchaba por sonar alegre- ¡ Los dos hemos tenido mucha suerte!

-Es cierto. Ninguno de los dos tiene razones para lamentarse. Cuando me dejaste para casarte con Diego sufrí mucho, no te lo puedo negar.  Pero meses después conocí a Angélica y recuperé la confianza en mí mismo...  ¡Yo, que juraba que no volvería a amar  !

-Por favor, no sigas recordando esas cosas. ¡ Lo importante es que eres feliz ahora!

Francisco miró su mano, donde la ausencia del anillo matrimonial había dejado una marca descolorida en su dedo.  Recordó la infidelidad de Angélica. Los reproches, los gritos...La voz dura de ella pidiéndole el divorcio. Volvió a verla salir con una maleta, mientras afuera la esperaba el automóvil del otro, con el motor en marcha...

Una mueca de amargura le deformó los labios, pero se rehizo a tiempo.

-Sí, he sido muy feliz. No puedo quejarme.

- Bueno, Francisco, tengo que cortar. Escucho en la escala los pasos de Diego...¡ Se extrañará si no salgo a recibirlo!

-Entonces, Paulina ¿ quedamos amigos?

La garganta de Paulina se contrajo en un sollozo inaudible.

-¡ Por supuesto, Francisco!  ¡ Amigos de verdad!




domingo, 14 de noviembre de 2021

ALAS NEGRAS.

El Demonio se sintió primero sorprendido y luego henchido de vanidad.  Había recibido una visita de un Angel que llegó algo molesto, porque en su descenso al Infierno se le habían chamuscado las alas. Le traía un mensaje de Dios en el cual le pedía que subiera a hablar con El, porque tenía algo importante que decirle.

El Demonio quedó intrigado y a pesar de la curiosidad que sentía, decidió demorarse un poco en acudir al llamado. Humillar al Señor haciéndolo esperar era algo demasiado exquisito como para desaprovecharlo. 

Calculó una media hora en la que se entretuvo viendo por internet las últimas guerras y matanzas que se desarrollaban en el Mundo. Esto siempre lo ponía de excelente humor.

Luego se atusó el bigote, le dio lustre a sus pezuñas y partió a la reunión.

Dios lo esperaba sentado en su trono. No parecía haber notado su demora y su semblante se veía tan apesadumbrado que el Demonio se sorprendió.

-Tú me has llamado- le dijo con soberbia- Espero conocer la razón.

Dios lo iró con sus hermosos ojos colmados de tristeza.

-Te llamé para comunicarte que has triunfado. Te dejo el campo libre. Yo me voy.

los ángeles gimieron y se cubrieron el rostro con sus alas blancas.

El Demonio se asombró primero y luego un júbilo triunfal lo invadió. Con un rasgo de delicadeza inusitado en él, se tapó la boca con la mano, para que Dios no viera su sonrisa. 

-¿ Como?  ¿ Abandonas la lucha así como así  ? ¿ Dejas a mi cargo a los hombres que creaste?

-Ellos ya no me necesitan. Tienen la Tierra llena de becerros de oro a quienes adorar.

-Pero, de vez en cuando, todavía te nombran- insinuó el Demonio, en son de burla.

-¡ Sí!  Pero, es solo para jurar mi nombre en vano.  No finjas que ignoras tu triunfo. hace mucho tiempo que lo estás disfrutando.

El Demonio sonrió y se irguió en toda la majestad de su oscura altivez. Pareció agigantarse. Sus ojos relucieron como ascuas y desplegó sus alas negras, con un ruido de trueno.

Los ángeles retrocedieron asustados y se escondieron detrás de las nubes.

Dios se levantó de su trono y recogiendo una jaula dorada en la que llevaba una paloma blanca, emprendió la marcha.

-Pero ¡ como!  ¿ Te vas solo?  Y tu hijo ¿ donde está?

-Yo nunca he tenido un hijo- respondió el Señor, dulcemente.

-¿ Y Jesucristo?

-No, él no era mi hijo. Fue solo un hombre santo que predicó lo imposible. ¿ Amar al prójimo como a uno mismo?  Eso es impracticable entre los hombres. Tú ves como terminó. Fue una oveja entre lobos. ¿ Como no lo vas a saber tú, que fuiste el que susurró la infamia en el oído de Judas?

Después de estas palabras, Dios abrió la puertecilla de la jaula y la paloma voló, perdiéndose entre las nubes.  El se envolvió en su manto, como si tuviera frío y se alejó. 

Caminaba levemente encorvado, como un anciano agobiado por el fracaso.

El demonio se acercó con cautela al trono vacío. Palpó con deleite los mullidos cojines y sus largas uñas negras acariciaron el oro del respaldo. Luego, al ver que nadie se acercaba a impedírselo, se sentó y se acomodó triunfalmente. ¡ Por fin ocupaba el lugar que le correspondía! 

Los ángeles volaron espantados y el entrechocar de sus alas en fuga estremeció el cielo por breves instantes.

Después, todo se llenó de sombras.





domingo, 7 de noviembre de 2021

SE LLAMABA MALU.

Marcos siempre había sabido que quería ser escritor.  Y hasta el momento, le estaba yendo bastante bien. Al menos había logrado publicar dos cuentos en una revista de prestigio.

Para inspirarse, salía muchas noches a deambular por barrios marginales. Con precaución, se dejaba en su casa el reloj, el celular y la billetera  y se echaba en el bolsillo dinero suficiente para una emergencia.

 Se topaba con una gran variedad de tipos humanos. Borrachos, candidatos al suicidio, mujeres de faldas cortas y desverguenza larga y traficantes de droga, defendiendo su esquina. Todo lo observaba y lo archivaba en su mente, para usos futuros.

Así fue como una noche llegó a un barrio donde una música sugerente brotaba de una casa, como invitando a trasponer el umbral. En el interior, bailaban varias parejas. La mayoría de los hombres eran marineros de franco o turistas que perseguían " el color local".

Lo salió a recibir una chica menuda y regordeta que dijo llamarse Malú.

-¿ Me pagarías un trago?-  le preguntó, coqueta.

Hizo una seña a un garzón con cara de " cinco años y un día" y éste trajo dos vasos.  El de Marco contenía un dudoso coñac y el de la chica, seguramente una infusión de té.

A Marcos se le ocurrió decirle, no sabía por qué, que era casado y  que su mujer andaba de viaje. Ella sonrió comprensiva y su cara mostró una dulzura poco corriente en lugares como ese.  Tenía un aire de frescura  inesperado y  carecía totalmente de la malicia de las mujeres dedicadas a esa profesión.

-¿ Quieres subir?- le preguntó con sencillez, poniendo una mano sobre su brazo.

-No, Malú, gracias...Esta noche no. Conversemos mejor. ¿ Te gustaría tomar champaña para celebrar nuestro encuentro?

Acostumbrada a los vasos de té insípidos, sonrió encantada. Tal vez pensó que ese gasto la salvaría de que la patrona le reprochara después su poca maña...

Bebieron con placer el fresco vino y poco a poco se fueron alegrando. Ella entró en confianza y se puso locuaz.  Le contó que era del Sur, que su papá criaba ovejas y que tenía un hermano pescador.

Envalentonado, Marcos se atrevió a preguntarle lo que hacía rato venía inquietándolo.

-Malú ¿ por qué trabajas en esto?

-¡ Estoy ahorrando para casarme!

Aquella insólita respuesta lo dejó mudo.  Ella continuó hablando con fervor:

-¡ Somos pobres!  Mi novio es obrero de la construcción.  Yo, en el día, soy dependienta en una farmacia. Pero no nos alcanza para los muebles ni nada. El se quiere casar ahora mismo, pero yo quiero hacer las cosas bien...

-¿ A qué te refieres?

-Que yo quiero casarme con fiesta y vestido de novia. Y tener la casa amueblada también. ¡ La gente se casa una vez en la vida! ¿ No crees?

-Bueno, a veces, más de una vez- respondió Marcos, escéptico.  Pero, la verdad era que estaba consternado. Lo que Malú le decía le parecía una broma triste, un delirio afiebrado. ¿ Es que no medía la real magnitud de su tragedia, lo grotesco de su situación?

-Tu novio no lo sabe, por supuesto - adelantó, indeciso.

-¡ Claro que no! Me va a dejar a la pensión, todas las tardes...Y de ahí, en la noche me vengo para acá. ¡ Ya he juntado harta plata!  Pronto podré dejar esta vida.

Sus ojos brillaban de amor al hablar de su novio. Le contó que la respetaba tanto que se negaba a poseerla antes del matrimonio. Ella se le había ofrecido, pero él no quería...Incluso le pedía perdón las veces que llevado por la pasión, se propasaba en sus caricias...

Marcos nunca pensó que llegaría a escuchar una historia que a fuerza de ser trágica, terminaría siendo cómica.

Pasó varias semanas ocupado en mil cosas y una noche, de repente, se acordó de Malú.  ¿ Estaría todavía en aquella casa?

Cuando preguntó por ella, la patrona se quedó callada, pero el colombiano que servía los tragos, le dijo brutalmente:

-Se murió la Malú, pues amigo. Ya van para tres semanas...

-¡ Como!  ¿ La mataron? 

-Fue lo primero que se nos ocurrió, pero la autopsia no mostró daños atribuirles a terceros. Infarto masivo, dijo el forense. Se le paró el corazón y eso fue todo.

Marcos quedó consternado. ¡ Era tan joven!  ¡ Algo tenía que haberle pasado !

Se llevó aparte al colombiano y lo invitó a un coñac. Al hombre se le soltó la lengua y le contó con detalles lo ocurrido esa noche.

- Llegó un hombre preguntando por ella. Era un tipo rudo. Se me ocurrió que era obrero de la construcción,  tal vez porque le ví cal en los zapatos...Venía como loco, incluso me pareció que lloraba. Subió a verla y escuché gritos.  Al rato bajó a tropezones y se perdió en la noche.

-Corrí a ver a Malú, temiendo una desgracia. La encontré sentada en la cama, con la cabeza doblada sobre el pecho.  Al remecerla, se me cayó en los brazos. Estaba muerta.

Marcos salió de ahí, sobrecogido. Se dio cuenta de que solo él podía adivinar lo que había pasado.

Esa noche se sentó frente al computador, consciente de que tenía entre manos la trama de un cuento impactante.  Sin dudar más, escribió el título :  " Se llamaba Malú" ?