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domingo, 30 de junio de 2019

ALLA.

Rosa no entendía  por qué la gente se preocupaba tanto por el misterio de la muerte. Para ella la cosa era muy simple:  Vivir es estar " Aquí".   Morir es estar " Allá".
A menudo se preguntaba en donde estaría la puerta que comunicaba ambos mundos. No era que quisiera morir. Solo le habría gustado encontrar esa puerta y poder mirar lo que había al otro lado.
Una noche, tendida en su cama en la oscuridad vio algo que brillaba en el muro de su habitación.  Un pequeño círculo de luz refulgía en las tinieblas.
Intrigada, se levantó a  tientas y se acercó al objeto. Era la manilla de bronce de una puerta que nunca antes había estado ahí.
La hizo girar suavemente y el picaporte cedió. Una línea de luz azul se filtró por el intersticio. Empujó la puerta y se encontró en una calle.
Unos pocos faroles rompían la oscuridad de la noche.  Vio una ventana iluminada y se acercó a mirar. No había cortinas y pudo ver claramente a una mujer que cosía junto a una lámpara.
Ella levantó los ojos y al ver a Rosa, con un gesto la invitó a entrar.
-¿ Qué está cosiendo?- le preguntó Rosa.
-Es un vestido para mi hija Rosita. Sé que no podré entregárselo, pero me hace feliz
imaginarme como se vería con él.
-¿  Y donde está Rosita?
- Está en el mundo en que vive la gente...¡ No sabes como sufrí al tener que dejarla!
Rosa la miró sin comprender y la mujer siguió hablando, como si estuviera sola:
-  Mi enfermedad fue muy rápida. Cuando supe que moría, me pregunté angustiada qué
sería  de mi Rosita. ¡ Tenía apenas seis años!   Su padre nos había abandonado. Sólo me quedaba mi hermana Julia. Le supliqué que la cuidara y me  prometió que se haría cargo de ella...Ahora estoy aquí y no sé desde cuando...En este lugar el tiempo no transcurre.
De pronto, la mujer se calló y sonrió turbada:
-¡ Perdona!  ¡Sólo hablo de mí !   Ahora cuéntame algo tuyo ¿ como te llamas?
- Mi nombre es Rosa. Cuando era pequeña, mi mamá me decía Rosita. Murió cuando yo tenía seis años.  La tía Julia me llevó a un lugar donde había muchos niños...Me dijo que volvería a verme todos los Sábados, pero nunca más volvió.
Ambas se pararon y se quedaron frente a frente.  Les pareció que se miraban en un espejo, tan parecidas eran las dos.
-Mamá - dijo Rosa- Ahora tengo la misma edad que tenías cuando moriste.  ¡ Parecemos hermanas!
La madre tomó de nuevo su labor y siguió cosiendo el vestido de niñita.  Quizás porque le hacía feliz hacerlo o porque ya no tenía nada más de qué ocuparse.
Palideció la luz de la lámpara y un resplandor rosado empezó a filtrarse por los cristales de la ventana.
Rosa salió de la casa y recorrió la calle hasta encontrar la puerta por la que había llegado a ese lugar. Se encontró en su dormitorio y se acostó de nuevo.

Cuando despertó, el sol inundaba la habitación y en el muro, la puerta misteriosa había desaparecido sin dejar ni un rastro. 




domingo, 23 de junio de 2019

LA DERROTA DE DIOS.

El Demonio estaba sorprendido y halagado en su vanidad.
Había recibido un mensaje de Dios, quién le solicitaba que subiera a hablar con él, porque tenía algo  importante que comunicarle.  El mensaje se lo había llevado  un ángel, que al bajar al infierno se había chamuscado un poco las alas y ostentaba una mueca de asco, que no se molestó en disimular.
 El Demonio se sentía arder de curiosidad, pero decidió demorarse a propósito. Hacer esperar a Dios era un placer exquisito que no quería desaprovechar.
Calculó una media hora, durante la cual se entretuvo viendo en CNN las guerras y los desastres que asolaban el mundo. Esto lo ponía siempre de excelente humor.
Luego se atusó el bigote, le dio lustre a sus pezuñas y partió a la inesperada cita.
Dios lo aguardaba sentado en su trono. No parecía haber notado su demora, pero su cara se veía tan triste que el Demonio se sorprendió.
-Tú me has llamado- le dijo con insolencia- Alguna razón tendrás.
-Te llamé para comunicarte que has triunfado en toda la línea. Te dejo el campo libre. Me voy.
Los ángeles gimieron y se cubrieron el rostro con sus alas.
El Demonio sintió que lo invadía un júbilo triunfal. Pero, se tapó la boca para que Dios no viera su sonrisa y fingió estar consternado.
-¿ Como?  ¿ Abandonas la lucha tan fácilmente?   ¿ Me dejas a cargo de los hombres que tú mismo creaste?
-Ya no me necesitan.  Ellos mismos han creado ídolos a quienes adorar.
-Pero, he sabido que de vez en cuando te nombran todavía...
Sí, pero es para jurar sobre mi nombre en vano. No finjas que ignoras tu triunfo, hace mucho tiempo que lo vienes disfrutando.
El Demonio lanzó una carcajada y pareció agigantarse. Sus ojos relucieron como brasas y desplegó sus alas negras con un ruido ensordecedor.
Los ángeles retrocedieron y se parapetaron tras las nubes.
Dios se levantó de su trono y emprendió la marcha, llevando una paloma blanca posada sobre su hombro.
-¡ Como!  ¿ Te vas solo?  Y tu hijo ¿ donde está ?
- No tengo hijo-  suspiró Dios con tristeza.
-¿ Y ese a quién llamaban Jesucristo?
No era mi hijo. Era solo un profeta. Un hombre bueno que predicaba lo imposible. Tú sabes como terminó...Era una oveja entre lobos. ¿ Como no lo vas a saber tú, si fuiste el que susurró la traición en el oído de Judas?
El Diablo no lo negó y sonrió complacido.
Dios tomó  la paloma entre sus manos y la echó a volar hacia las nubes. Luego se envolvió en su manto, como si tuviera frío y se alejó sin mirar atrás.
El Demonio se acercó con cautela al trono vacío. Palpó los cojines con sus uñas negras y acarició con avaricia el respaldo de oro.  Al cerciorarse de que nadie se acercaba a impedírselo, se sentó y se arrellanó cómodamente, con  un suspiro  de satisfacción.
 ¡ Por fin ocupaba el lugar que le correspondía!
Los ángeles volaron espantados, con un entrechocar de alas. Su fuga estremeció el cielo por breves instantes.

Después, todo quedó en sombras.


domingo, 16 de junio de 2019

EL NAUFRAGO.

Pablo se concentraba en alcanzar la costa, sin hacer caso de los gritos de sus compañeros que se ahogaban.
La lancha pesquera había chocado contra unos arrecifes y en cosa de minutos se había hundido en la profundidad del mar.
Al fin alcanzó la playa y se tiró sobre la arena, respirando el aire a bocanadas.
Dejó que el sol le secara la piel y los restos de su ropa que todavía conservaba. Palpó su cuello y notó que aún llevaba la cadena de plata de su Primera comunión.
Recordó el día en que su mamá se la había entregado. Fue la última vez que lo visitó en la cárcel.
El mismo le había pedido que no volviera, porque su llanto le hacía daño y lo llenaba de verguenza.
Ella había tomado su mano y le había preguntado entre sollozos:
-¿ Por qué, mi hijito?  ¿ Por qué?
Le respondió a gritos, desahogando la amargura que lo corroía por dentro.
-¿ Y qué esperaba?  ¿ No era mi papá un ladrón acaso?  De esa semilla vengo yo...En cuanto a usted ¿ cree que no sé de qué casa de mala fama la sacó?  Tuvo suerte de que fuera un ingenuo...
Ella se cubrió la cara con las manos y él continuó implacable:
-Con esa herencia, no sé qué esperaba, señora. Y ¿sabe? es mejor que no venga más por aquí, si va a venir a llorarme...
Ella dobló la cabeza, pero sacó de su bolso la medallita:
- Es un recuerdo que guardo de tu Primera Comunión. ¡ Póntela, mi hijito!  La Virgen te protegerá siempre.
Había salido de la cárcel endurecido y rabioso y nunca más la había vuelto a ver.
 Agotado por su lucha con el mar, buscó refugio en una cabaña de pescadores. En su interior encontró una vieja chaqueta con la cual abrigarse. Pasó la noche ahí y al día siguiente se subió a la mala en un tren que lo llevaría a su pueblo.
Al anochecer se dirigió a la humilde casa donde vivía su madre.
Vio una luz encendida y se acercó a espiar por la ventana. La vio sentada en un sillón, frágil y envejecida.
La puerta estaba entreabierta y entró sin hacer ruido. Se paró frente a ella y la llamó en voz baja:
-¡ Mamá!
Pero ella no levantó la cabeza y pareció no escucharlo. Pablo notó que lloraba , sosteniendo entre sus manos una fotografía.  ¡ Era la que le habían tomado a él, cuando tenía siete años, en el aula de la Escuela !
-¡ Mamá!  ¿ Qué te pasa?  ¿ Por qué no me miras?  ¡ Dime que me perdonas!  ¡ Que no me guardas rencor!
Pero ella continuaba llorando con la cabeza baja y no parecía notar su presencia.
.....................................
Mientras, en la playa, unos pescadores miraban sobrecogidos los restos del naufragio.
- ¡ Mire, compañero!  ¡ Ahí viene flotando un cuerpo!
Enredado entre trozos de madera y algas, vieron a un hombre y se metieron a sacarlo aunque sabían de sobra que estaba muerto.

-¡ Era joven, el pobre!   Y mire...trae al cuello una cadena... Parece una medallita de Primera Comunión!


domingo, 9 de junio de 2019

DOS AMIGOS.

Diego y Julián entraron a la Universidad  juntos y juntos llegaron también a vivir en una pensión para estudiantes. La dueña era una mujer corpulenta, de mejillas coloradas y risa fácil. Nadie sabía si era soltera o viuda y todos la llamaban señora Kelly.
Los dos amigos venían del mismo pueblo y muchos los creían hermanos. La verdad era que de tanto estar juntos habían terminado por compartir los mismos gestos y hasta se parecían físicamente, aunque sin duda Diego era el más guapo de los dos.
La señora Kelly tenía una sobrina que prácticamente hacía las veces de criada. Era la primera en levantarse a preparar el desayuno de los pensionistas y la última en subir a su habitación por la noche.
Era de contextura delgada y de cara graciosa. Hacía su trabajo cantando y por dignidad mantenía su sonrisa hasta el final del día , aunque a veces se la veía pálida de agotamiento.
Diego y Julián se enamoraron de ella.
Al principio hablaban de sus sentimientos, pero poco a poco dejaron de hacerse confidencias. Julio temía que Diego fuera el favorito de Mary, aunque ella no demostraba ninguna preferencia. Era simpática con los dos por igual, y los Domingos salía con ellos a andar en bicicleta.
Se iban a las colinas que rodeaban la ciudad y sentados en el pasto, miraban pasar los trenes.
Un día Julián sintió que la mano de Mary buscaba la suya y el corazón le dio un vuelco. Pero luego notó que Diego le sostenía la otra mano entre las suyas. Quizás era la forma que tenía Mary de demostrar que no prefería  a ninguno de los dos.
Sin embargo, Julián notaba que sus ojos seguían a Diego y empezó a ponerse distante y taciturno. Su relación con su amigo perdió totalmente su espontaneidad.
Diego lo encaró al fin:
-¿ Es por Mary, verdad?
-Pienso que te quiere a ti...
-Mira,Julian- le respondió Diego con firmeza- Nuestra amistad es para mi más importante que lo que ella pueda sentir. ¿ Crees que haría algo por conquistarla sabiendo que tú la quieres?
Obtuvieron su título y se fueron a la Capital a probar suerte.
Cuando el tren ya partía, Mary llegó corriendo por el andén y tendió sus manos hacia la ventanilla. Ambos se las cogieron, pero Julián creyó notar que ella deslizaba un papel doblado en la mano de Diego.
Pasaron los meses y dejaron de verse, cada uno preocupado de buscar un empleo. Julián se extrañaba del silencio de su amigo. Esperaba un llamado, pero no volvió a saber de él.
Mientras, la imagen de Mary crecía en su recuerdo. Ansiaba volver a verla. Si Diego lo llamaba, le propondría que fueran juntos a hacerle una visita...
Al fin, decidió ir solo.
¡ Qué emoción sintió al ver de lejos la casa de pensión!  Imaginó que en cualquier momento  la vería salir....
Tocó el timbre y en el umbral apareció la señora Kelly.
-¡ Julián!  ¡ Qué sorpresa!  ¿ Qué lo trae por aquí?
- Bueno, andaba cerca, en casa de unos parientes y se me ocurrió pasar a ver a Mary...
-Pero ¿ como?  ¿ Que no asistió al matrimonio ? Pensé que Diego lo habría invitado,siendo tan amigos los dos...
-¿Qué matrimonio? No entiendo...
- ¡ El de Mary con Diego, por supuesto!     El muy pillo no esperó ni un mes para venir a buscarla...
La mujer siguió hablando sin notar la palidez de Julián.
El no la escuchaba. En sus oídos parecían resonar las palabras de Diego:

-¿Crees que voy a hacer algo, sabiendo que tú la quieres?  ¡Nuestra amistad es para mí más importante que nada en este mundo!


domingo, 2 de junio de 2019

ENCUENTRO CON EL PASADO.

" Siento que vivo sin hallar una motivación real para mi existencia"
Esa frase la escuchó Nestor un día que viajaba en el Metro y se sintió tocado en lo más vivo. La voz resonaba a sus espaldas, en el carro semi vacío, pero no se volvió a mirar a quién hablaba.
Se bajó del tren y caminó sin rumbo. Pensó que el tampoco había logrado hacer nada útil con su vida y que se sentía perdido en un mundo demasiado grande en el cual no lograba encajar.
Sus pasos lo llevaron al barrio donde había pasado su niñez y parte de su juventud.
Buscó la casa done había vivido con sus padres y vio que la estaban demoliendo. Solo quedaba la pared frontal donde estaba la puerta de entrada. El resto era escombros.
Un ramalazo de nostalgia lo estremeció. ¿ A donde se fueron mis mejores años? - se preguntó suspirando.
De pronto se abrió la puerta en la fachada y por ella salió un muchacho. ¿ Qué hacía ahí? Detrás del muro no había nada....
Lo siguió con dificultad, porque el joven caminaba a grandes zancadas, como si fuera escapando de algo.
-¡Perdona !- lo llamó sin saber qué decirle-¿ Vives en  esa casa?
El joven le respondió que así era y al ver su cara se sintió perplejo.  ¡ Le resultaba tan familiar, como si lo conociera de toda la vida!
Caminaron juntos hasta la plaza. Nestor notó que todo había cambiado. Los viejos árboles habían sido talados y reemplazados. La vieja pileta ya no era la misma.
El joven se había sentado en un banco y fumaba abstraído.
-Te vi salir apurado de tu casa, como si huyeras de algo- le comentó.
-¡Sí!- exclamó el muchacho, con tono contrariado- Estoy cansado de escuchar los consejos de mi padre.  Que estudie, que sea un profesional...¡ No puede aceptar que yo soy un artista!
Nestor lo miró asombrado. Le parecía escuchar sus viejos argumentos...
-¿ Como te llamas?
-Nestor ¿ y usted?
-Yo también...  ¡Y te pareces tanto a mí cuando era joven! Tampoco quise oír los consejos de mi padre. Rompí con él y dejé mi casa. Al igual que tú, soñaba con ser artista.
-¿ Y lo logró?
-Comprobé que no era tan fácil...Quería ser pintor. Probé todas las técnicas, incursioné en todas las corrientes...Fracasé, fui un mediocre...Entendí que para triunfar se necesita genio.
-¡ Esas son las mismas cosas que me dice mi papá!  Y la verdad es que suenan a reflexiones de viejo amargado...¡ perdone!
Nestor se rió con tristeza.
-No estudié ninguna profesión. ¿ Y sabes lo que hago ahora?  Soy guardia nocturno en el Museo de Bellas Artes. Ahí tengo toda la noche para mirar esas obras maestras que yo nunca habría podido pintar...
-Bueno, pero eso no me va a pasar a mí- respondió el joven con petulancia- ¡ Yo sí tengo talento!  Estoy seguro...
Se alejó a grandes zancadas, como si quisiera salirle al encuentro a la Vida que le prometía el triunfo.
Nestor lo vio alejarse y recordó la pregunta que se había hecho frente a su antigua casa. ¿ Donde se fue mi juventud? se había interrogado con tristeza.

-Bueno, allá va- suspiró mirando al muchacho que se perdía a lo lejos- Sordo a los consejos y a las advertencias...Directo a una existencia de fracaso.