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domingo, 14 de noviembre de 2021

ALAS NEGRAS.

El Demonio se sintió primero sorprendido y luego henchido de vanidad.  Había recibido una visita de un Angel que llegó algo molesto, porque en su descenso al Infierno se le habían chamuscado las alas. Le traía un mensaje de Dios en el cual le pedía que subiera a hablar con El, porque tenía algo importante que decirle.

El Demonio quedó intrigado y a pesar de la curiosidad que sentía, decidió demorarse un poco en acudir al llamado. Humillar al Señor haciéndolo esperar era algo demasiado exquisito como para desaprovecharlo. 

Calculó una media hora en la que se entretuvo viendo por internet las últimas guerras y matanzas que se desarrollaban en el Mundo. Esto siempre lo ponía de excelente humor.

Luego se atusó el bigote, le dio lustre a sus pezuñas y partió a la reunión.

Dios lo esperaba sentado en su trono. No parecía haber notado su demora y su semblante se veía tan apesadumbrado que el Demonio se sorprendió.

-Tú me has llamado- le dijo con soberbia- Espero conocer la razón.

Dios lo iró con sus hermosos ojos colmados de tristeza.

-Te llamé para comunicarte que has triunfado. Te dejo el campo libre. Yo me voy.

los ángeles gimieron y se cubrieron el rostro con sus alas blancas.

El Demonio se asombró primero y luego un júbilo triunfal lo invadió. Con un rasgo de delicadeza inusitado en él, se tapó la boca con la mano, para que Dios no viera su sonrisa. 

-¿ Como?  ¿ Abandonas la lucha así como así  ? ¿ Dejas a mi cargo a los hombres que creaste?

-Ellos ya no me necesitan. Tienen la Tierra llena de becerros de oro a quienes adorar.

-Pero, de vez en cuando, todavía te nombran- insinuó el Demonio, en son de burla.

-¡ Sí!  Pero, es solo para jurar mi nombre en vano.  No finjas que ignoras tu triunfo. hace mucho tiempo que lo estás disfrutando.

El Demonio sonrió y se irguió en toda la majestad de su oscura altivez. Pareció agigantarse. Sus ojos relucieron como ascuas y desplegó sus alas negras, con un ruido de trueno.

Los ángeles retrocedieron asustados y se escondieron detrás de las nubes.

Dios se levantó de su trono y recogiendo una jaula dorada en la que llevaba una paloma blanca, emprendió la marcha.

-Pero ¡ como!  ¿ Te vas solo?  Y tu hijo ¿ donde está?

-Yo nunca he tenido un hijo- respondió el Señor, dulcemente.

-¿ Y Jesucristo?

-No, él no era mi hijo. Fue solo un hombre santo que predicó lo imposible. ¿ Amar al prójimo como a uno mismo?  Eso es impracticable entre los hombres. Tú ves como terminó. Fue una oveja entre lobos. ¿ Como no lo vas a saber tú, que fuiste el que susurró la infamia en el oído de Judas?

Después de estas palabras, Dios abrió la puertecilla de la jaula y la paloma voló, perdiéndose entre las nubes.  El se envolvió en su manto, como si tuviera frío y se alejó. 

Caminaba levemente encorvado, como un anciano agobiado por el fracaso.

El demonio se acercó con cautela al trono vacío. Palpó con deleite los mullidos cojines y sus largas uñas negras acariciaron el oro del respaldo. Luego, al ver que nadie se acercaba a impedírselo, se sentó y se acomodó triunfalmente. ¡ Por fin ocupaba el lugar que le correspondía! 

Los ángeles volaron espantados y el entrechocar de sus alas en fuga estremeció el cielo por breves instantes.

Después, todo se llenó de sombras.





4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Se que es un cuento, pero me parece terrible...

      Afortunadamente , si existe Dios y esta vivo y gracias a su Hijo Nuestro señor, seremos salvos, quien es el mismo Dios...a pesar de las sombras que en este tiempo inunda esta hermosa Tierra.
      La luz de la esperanza en el remanente cristiano jamás se apagará.

      Te dejo un abrazo

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    2. Gracias, Meulén por tu comentario. Tienes razón. Este cuento es muy pesimista. No es posible que el Mal triunfe en la Tierra.

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  2. Para el viejo octogenario,simpre es un placer

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