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domingo, 3 de octubre de 2021

UN CUENTO DE FANTASMAS.

Eran las tres de la tarde y hacía mucho calor. Rosa se daba vueltas en su cama, apretando los párpados, en un vano intento de dormir. Las cortinas de dormitorio se mecían apenas, con una brisa misericordiosa que soplaba de vez en cuando.

Necesitaba una siesta, para reponerse de la injusta trasnochada del Sábado anterior. Había estado despierta hasta la madrugada, escuchando los ruidos de una fiesta en la casa vecina. 

- ¡ Si al menos me hubieran invitado!- pensó con rabia- ¡ Así valdría la pena esta jaqueca!

¡ Hasta con fuegos artificiales había sido la cosa!  Los acogían con risas y gritos, mientras los perros aullaban despavoridos.

¡ Tanto que celebran!- pensó Rosa- Con lo traidora que es la vida, más les valdría llorar...

De pronto, sintió un rumor, como de una tela que se arrastra y abriendo los ojos, vio a un fantasma parado a los pies de su cama.

-¿ Qué haces aquí, en pleno día?  -le espetó Rosa- ¿ Que no es de noche que se aparecen los fantasmas?

-Perdona si te he molestado...Lo que pasa es que a mí me da miedo la oscuridad y en la noche me escondo.

-Ja ja ¡ No creo que  vayas a tener  mucho éxito en tu profesión !

El fantasma se encogió un poco, como tocado en su amor propio, pero no hizo amago de irse.

-En esta casa viví cuando era joven- suspiró- Es el único lugar en que he sido feliz...

-Lo siento mucho, pero ahora soy yo quién vive aquí y tengo más derechos que tú, porque pago las contribuciones.  Así es que ándate y déjame dormir la siesta tranquila.

El fantasma palideció y pareció que iba a desvanecerse. 

Rosa se hundió más en la almohada y cerró los ojos. Aliviada, creyó que había logrado ahuyentar al intruso, pero percibió un peso casi ingrávido y vió que se había sentado a los pies de la cama. Desde ahí la miraba con tristeza. Tenía la cara larga y un pelo oscuro que le caía sobre los hombros. Era una mujer, sin duda.

Una insoslayable solidaridad de género hizo que Rosa dulcificara el tono:

-¿ Hay algo que pueda hacer por tí?

Había oído hablar de las almas en pena y sospechó que alguna atadura con este mundo impedía que el fantasma descansara en paz.

-¡ Necesito que ne leas la carta que él me dejó!

-¿ Quién es él y de qué carta me hablas?

-Era mi novio...Vivíamos juntos aquí...Nos amábamos.  Pero, un día discutimos y me fui.  Quise volver...Estába lloviendo y un autobus se precipitó sobre mí, atropellándome...Cuando conseguí regresar, lo hice como el fantasma que ves,  un girón de humo sin fuerzas para nada...

-¿ Y él?- preguntó Rosa, impresionada.

-Se había ido, pero vi que me había dejado una carta en la repisa de la chimenea...Llevo años sufriendo, sin poder saber lo que me dice.

-Pero ¡ yo no encontré ninguna carta cuando vine a vivir aquí!

-Es que con el tiempo, el empapelado de la pared se despegó y cuando lo pegaron de nuevo, la carta quedó detrás, sin que nadie se fijara.

Rosa se acercó a la chimenea que había en el salón y, metida entre el papel mural y la pared, encontró una carta. Iba dirigida a una tal Griselda.

-¡ Léemela, por favor!  ¡ Estoy segura de que me decía que me perdonaba!  ¡ Que me amaba, como yo a él!

Rosa razgó el sobre que el fantasma, con sus manos incorpóreas no había podido abrir. Vio que adentro había un trozo de papel con un mensaje escueto:   " Me aburrí de esperarte.  No vales la pena. En el mundo hay miles de mujeres mejores que tú "

Rosa no supo qué hacer. El pobre fantasma de Griselda la miraba expectante, ansioso de oir las palabras de amor que estaba segura que él le había escrito...

Compadecida, fingió leer:

-Mi amor, no puedo vivir sin tí!  Salgo a buscarte y no volveré aquí si no te encuentro. Te amo demasiado.  Julio.

-¡ Gracias!  ¡ Era lo que necesitaba!- exclamó el fantasma y con un suspiro de alivio, se desvaneció.

Rosa pensó que había matado dos pájaros de un tiro. Con su mentira piadosa había aliviado el sufimiento de un alma en pena y de paso, se había ganado el derecho a dormir una buena siesta en paz. 




3 comentarios:

  1. Y todo por el módico precio de compadecerse un poco con un alma en pena... Buena resolución.

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  2. Tus ironias y buen humor es tu mejor embajador.eres deliciosa.

    Un fuerte abrazo

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  3. Bueno al parecer tuvi una buena idea la mujer...logró safarse del espectro y luego descansar...
    Valiente en todo caso, porque si alguien ve un fantasma así ...bueno las reacciones normalmente son otras.

    Abrazos

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