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domingo, 23 de mayo de 2021

TARDE DE PERROS.

Julio había amanecido de mal ánimo y, para colmo, en la escalera se le atravesó un gato negro.

¡ Era sin duda, un augurio de mala suerte!  Estaba claro que el resto del día se vendría torcido...

  Al llegar a la oficina, lo esperaba un recado amenazante.  Se lo dio Rosita, la secretaria, con una mezcla de lástima y oscuro regocijo.  ¡ El gerente lo llamaba a su despacho!

Como era de esperar, lo despidieron. Y lo peor era que Julio, que venía de provincia, había gozado hasta ese momento del privilegio de alojar en una dependencia de la Empresa. Un cuartito minúsculo que era todo su hogar y su fuente de privacidad en este mundo.

Con el despido, quedaba sin sueldo y sin techo bajo el cual refugiarse.

Se fue  a vagar por el parque y se dejó caer en un banco. Una tremenda pesadumbre se abatió sobre él. Apoyó la cabeza en el duro respaldo y sin saber como, se quedó dormido.

Y lo más raro fue que soñó que era un perro.

Un perro vago o " en situación de calle" , como le dicen ahora a los que no tiene casa.

No tenía a donde ir y deambulaba sin rumbo por la ciudad despiadada. Acostumbrado a las patadas y a los pisotones, iba orillando las murallas, tratando de ocupar el menor sitio posible.

Para colmo, empezó a llover y en cosa de segundos, quedó calado hasta los huesos. Su único consuelo fue pensar que seguramente, la mitad de las pulgas se le habían ahogado...

Se refugió en el quicio de una puerta y de pronto, escuchó el frenazo de unos neumáticos y una voz cariñosa que decía:

-¡ Pobre perrito!  ¡ Seguro que alguien lo abandonó! 

A continuación, unos brazos lo cogieron y se encontró en el  tibio interior de un automóvil. Una mujer muy elegante le sonreía. El chofer le echó una mirada despectiva por el espejo retrovisor, pero no dijo nada. Estaba claro que la que mandaba era la señora y no había más que hablar.

Llegaron a una casa en el barrio alto. Una mucama abrió la puerta y al entrar, lo primero que Julio vio fue un enorme gato negro ovillado en un sillón. Al verlo, lanzó un bufido y se le erizó la piel desde la nuca hasta la punta de la cola.

Julio tuvo un deja vu...Le pareció que la imagen del gato negro era un mal augurio que venía persiguiéndolo desde temprano. Pero, en su mente de perro, no pudo recordar de donde le venía la instuición.

-¡ Cholito!  ¿ Qué te pasa?- lo amonestó la dama, con dulce acento- ¡ Tienes que ser bueno con este huerfanito que acabo de recoger!

Julio pensó que pedirle a un gato que fuera bueno resultaba irónico. ¡ Por algo eran los regalones de las brujas! 

Sus temores resultaron fundados. Cholito parecía ser uno de los peores de su especie. 

Maligno y astuto, se las arregló para que echaran a Julio a la calle en cuestión de horas.

Arañó, rompió y ensució cuanto pudo, logrando siempre que le echaran la culpa a él.   Y así, se vio arrojado otra vez a la intemperie y a su triste vida de perro vagabundo.

Con las orejas caídas y la cola gacha, se refugió en el umbral de una puerta y, a pesar de su pena, logró dormirse.

Entre  sueños pensaba : ¡ Ojalá no volviera a despertar!  

Pero lo hizo. Y despertó como lo que era. Como un cesante sentado en un banco del parque, hambriento y sin tener a donde ir.

-¡ Ay!  -suspiró acongojado- ¡ Ojalá hubiera podido seguir soñando que era perro!   Ser una persona es mucho peor.





5 comentarios:

  1. Tus comentarios siempre estan llenos de esa ironia que tanto sabes regalar.

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  2. Otro gran relato, impecablemente construido... Me gustó sobremanera cómo resuelves el sueño del hombre soñándose perro que despierta siendo hombre.

    Abrazo hasta vos. (te manda un ronroneo mi gato negro)

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  3. Tu bondad y tu originalidad hacen que tengas ironias a raudales

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  4. Cuántos no tendrán en este tiempo tal suerte?
    Y por todo el orbe miles sin nada...
    Y nosotros siempre quejandonos de mil cosas sin sentido y nunca conformes con nada.

    Indiferentes al dolor vamos tantas veces por esas calles sin ver...

    Abrazos.

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  5. Me gustó ese dibujo de perrito...

    Aquí cuido un perrito callejero...en este tiempo abundan abandonados.

    Un abrazo

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