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domingo, 9 de mayo de 2021

LLUVIA NOCTURNA.

Cenaron en silencio. Silvia lo había mirado varias veces, furtivamente y casi no había comido nada.  Julio pensaba en Verónica. Sabía que ella lo estaba esperando esa noche y no se le ocurría ningún pretexto para salir.

Mientras  su mujer retiraba los platos, se sentó en el sillón, con un vaso de licor en la mano.

De pronto,la  vio parada frente a él.

-¿ Qué pasa?

-¿ Qué podría pasar?- preguntó ella, con amargura - Que te vieron con otra mujer. ¡ Ahora entiendo tu frialdad de estos últimos meses!

-Está bien. Es cierto. Me cansé ya de decir mentiras.

-¿ Y la quieres, al menos?

-No sé. No estoy seguro...

Silvia terminó de recoger los platos y los llevó al fregadero. El ruido del agua corriendo no lograba cubrir sus sollozos.

Julio miró su reloj. Eran las 21,15. ¡ Verónica lo estaría esperando!

Se levantó del sillón y cogió su abrigo, que colgaba del perechero. No supo si Silvia lo haía oído salir...

El fogonazo de un relámpago y el retumbar de un trueno lo sobresaltaron. Empezó a llover.

Al llegar al departamento de Verónica, escuchó una música estridente y carcajadas. Ella le abrió con un vaso en la mano. A sus espaldas, varias parejas bailaban y Verónica seguía el ritmo con las caderas. .

Al verlo, se lanzó a su cuello y empezó a besarlo.

-¿ Qué es ésto?- preguntó él. disgustado- Pensé que estaríamos solos.

-No seas tontito, mi amor.  Son todos amigos...¡ Ven, vamos a divertirnos un poco!

Bailando, quiso arrastrarlo al medio de la habitación, pero él retrocedió enojado.

Otro hombre se le acercó entonces y sin mirar a Julio, la enlazó por la cintura. Ella se apegó a su cuerpo, riendo tontamente. Era evidente que estaba ebria.

A Julio le pareció que estaba frente a una extraña.  La música ensordecedora siguió sonando y nadie advirtió cuando se dirigió a la puerta.

Pensó que lo único que quería era un poco de silencio y paz.  ¡ Volver al lado de Silvia y pedirle perdón, si es que aún era tiempo!

Llovía a cántaros y los faldones del abrigo se le enredaban en las piernas....

Se encontró de nuevo en su departamento.   No recordaba como había regresado.

Instintivamente, miró la hora. Eran las 21,20...Solo habían transcurrido cinco minutos desde que había salido. En la cocina, Silvia continuaba lavando los platos.

Supuso que había tenido un sueño. ¿ Una premonición tal vez de lo que habría sido su vida junto a Verónica?

Entró a la cocina y rodeó a Silvia con sus brazos.

-¡ Perdóname, mi amor!  He sido un tonto...

Ella dejó de llorar y le rodeó el cuello con los brazos.

-¡ Bendita alucinación!- pensó Julio.

Pero, por sobre el hombro de ella, vio colgado en el perchero, su abrigo empapado que goteaba sobre el parqué.




6 comentarios:

  1. Tu buen humor y tu claridez mental es una gozada para este viejo y achacoso.

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  2. Como siempre, tus relatos me encantan!
    Hacía tiempo que no te visitaba.
    Te dejo un fuerte abrazo y buen comienzo de Mayo.

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  3. Prologando la agonía podría llamarse tu relato... Desafortunadamente casi un calco de la historia presente de un amigo. Le recomendaré que te lea, Lillian.

    Abrazo grande.

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  4. Tu forma de escribir tus cuentos son muy interesante

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  5. Bueno, ahí tiene un bobo más, que despreciando lo que por gracia se le ha dado , lo quiere tirar a la basura...
    ojalá que haya aprendido la lección y que le dure ...porque algunos nunca arrenden y en este tiempo peor...

    Un abrazo.

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