En el
jardín del edificio donde ella vivía , crecía una morera. De todos los árboles
que había allí, era el que más le gustaba. Redondo como un paraguas verde, en
Octubre se cargaba de frutos maduros.
Una
tarde en que estaba practicamente colgada de una rama, tratando de alcanzar una
mora, pasó por ahí el nuevo arrendatario.
-¿
Qué está haciendo ?- le preguntó, como si no fuera evidente.
-Estoy
sacando moras- respondió ella- ¿ Quiere una?
-¡
Gracias!- aceptó y se la metió a la boca, que por cierto, tenía bastante
grande- ¡ Ojalá que me traiga suerte y me vaya bien en el amor!
- No
tiene nada que ver...
-¿
Como que no? Mora- amor. Son dos
palabras que tienen las mismas letras.
Días
después se encontraron en el ascensor. Ella pensó que era más feo que una
pesadilla de esas que se tiene por comer mucho de noche. Quizás era un príncipe
convertido en sapo por el hechizo de una
bruja y solo el beso de una princesa lo
podría desencantar.
Pero,
había en él un cierto encanto humorístico, como si se burlara de su propia
fealdad.
Al
verla, le contó que se había mudado dos pisos más abajo que ella.
-Si
miro para arriba de noche y usted se asoma, creeré que es una estrella más.
Conversando,
se pasó de largo y ella no tuvo más remedio que invitarlo a un café en su
departamento.
-Me
llamo Romelio- dijo en voz baja, como avergonzado de su nombre.
-No
se preocupe- dijo ella- el mío es peor. Me llamo Leia, como la princesa de Star
War. Mis papás eran fanáticos de la saga...
-Pero
¡ Leia suena muy lindo!- suspiró Romelio-Y como lo lleva una princesa, está muy
bien puesto.
Y
así, entre café y moras, fue creciendo la amistad.
Una
tarde, la llamó por teléfono y le pidió que se asomara al balcón.
Ella
lo hizo y vio subir hasta su piso un globo lleno de helio que portaba una flor.
Sujeta en el tallo, había una nota.
-Princesa
Leia, espero que " leia" este mensaje. ¿ Aceptaría cenar conmigo
mañana? Firmado Han Solo, ¡ ay! muy
solo.
Aunque
ella todavía andaba volando torcido, con un ala rota por un desengaño de amor,
decidió aceptar la invitación. El despliegue de ingenio de Romelio la había
cautivado.
A la
noche siguiente fueron a una pizzería que ponía mesitas en la vereda. Soplaba
un vientecito de primavera, cargado de polen, así es que muy pronto estuvieron
los dos estornudando. Pero, eso les dio motivo para reírse mucho y Leia sintió
que el olvido llegaba provisto de una aguja y le daba varios puntos a la herida
de su corazón.
Al
volver al edificio, cruzaron por el jardín y se detuvieron bajo la morera.
El la
tomó de los hombros y la miró intensamente, con sus ojos melancólicos.
Leia
cogió su cara fea entre sus manos y lo besó.
Y
surtió efecto. Al conjuro del beso, el
hechizo maligno se rompió. Cuando abrió
los ojos y lo miró, vio que él se había convertido en un príncipe. ¡ No hay
magia más poderosa que el Amor!
Buenas estimada
ResponderEliminarBueno la esperanza como se dice nunca se pierde y obvio siempre el amor es transformador y vivificador que es lo más relevante.
Muy bello cuento.
Un abrazo.
Verdaderamente,tu estilo de escribir a dado un salto muy grande
ResponderEliminarsiempre dentro de tus fantasias literarias,
Te felicito.