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domingo, 17 de marzo de 2019

EL VIAJE DE NAHIR.

La nave tocó la superficie de la Tierra y el rayo impulsor se fue apagando hasta no ser más que un siseo inaudible. Nahir supo que su misión exploratoria comenzaba.
Lo habían instruido sobre los habitantes de ese planeta. Sabía que se autodenominaban  "Humanos" y que en tiempos remotos su lenguaje había sido expresivo y rico en imágenes. Pero se había ido reduciendo a unos pocos vocablos.  
Pensó que debía salir a explorar el entorno y abrió la escotilla de la nave. Lo recibió la noche como un manto enjoyado por las estrellas. Rápidamente localizó la suya, aquella que era su patria y se tranquilizó.
Nahir carecía de cuerpo físico. Era una mente que se desplazaba, emitiendo un tenue resplandor. Si alguien lo hubiera visto desde lejos, lo habría confundido con una luciérnaga.
En la distancia vio la mole de una ciudad iluminada. Era allí donde debía dirigirse, pero antes debía adquirir forma humana.
Entró a la cabina de concreción molecular y al cabo de unos minutos salió de ella provisto de un cuerpo bastante hermoso. Pero, como nunca había tenido uno, lo sentía pesado e incómodo.
Mientras se dirigía a la ciudad iba repasando sus conocimientos sobre la especie humana. Sabía que los hombres eran dados a actuar guiados por instintos y emociones y que dos conceptos parecían regir sus vidas:  Dinero y Poder. En épocas pasadas había habido una palabra, Amor, que había sido importante en sus vidas, pero ya casi no la pronunciaban.
Había llegado la hora de interactuar con ellos. Su trabajo consistiría en tomar notas mentales sobre su conducta y entregar un reporte a su regreso. Sería solo un chequeo de rutina, como  tantos que se hacían periódicamente para registrar la rápida decadencia que evidenciaba la especie humana.
Se alejó rápidamente de la nave, atravesando un campo verde cubierto de rocío. Al sentir la humedad en su piel, recordó que iba desnudo.
Debía cubrir su cuerpo, para no llamar la atención.  En el patio trasero de una casa vio unas ropas colgadas de una cuerda y rápidamente tomó una camisa y un pantalón.
Cuando entró a la ciudad, se veía igual a cualquier transeúnte de los que se cruzó en su camino.
Frente a un bar, vio a un grupo de hombres.
-¡ Oye! ¡ Ven!  ¿ Tienes sed?- lo llamó uno, ofreciéndole una lata de cerveza.
Nahir sentía los labios secos y se acercó confiado. Alguien lo tomó violentamente por la espalda y le clavó una punta afilada entre los omóplatos.
-¡ Entrega el dinero y el celular, si no quieres que te mate!
-¡ No tengo celular! ¡ No tengo nada!
Lo arrojaron al suelo y varias manos registraron sus bolsillos.
Al cerciorarse de que no llevaba objetos valiosos, le dieron de puntapiés y luego se alejaron, riendo.
A su lado quedó la lata con un resto de cerveza y Nahir la apuró de un trago.
Siguió caminando y llegó a una casa iluminada, de cuyas ventanas brotaba una música estridente.
Una mujer lo llamó desde el umbral.
-¡ Hola, guapo!  ¿ A donde vas tan apurado?  Mejor entra conmigo y yo te daré mucho amor.
Esa palabra llamó la atención de Nahir y la miró expectante. Los labios de la mujer oprimieron los suyos. Pero, de pronto lo apartó y lo miró con sospecha:
-¡ Habrás traído dinero, me imagino...
-No tengo dinero- volvió a repetir el joven. Era la segunda vez en la noche que se lo pedían...
- Y ¿ qué haces aquí, entonces? -le gritó la mujer- ¿ Crees que por tu linda cara te va a salir gratis?
Caminó largo rato hasta que atravesó los límites de la ciudad. Cansado, se sentó en un banco de madera, junto a una casa de pobre apariencia.
Un anciano se asomó por la puerta y lo miró, compasivo.
 -No sé por qué se me ocurre que tienes hambre...¿ Quieres entrar a compartir la sopa conmigo? 
-Es que no tengo dinero- murmuró Nahir.
-Pero ¿ por qué crees que tienes que pagarlo todo? Muy triste debe ser tu vida si piensas así.
Lo guió hasta el interior de una cocina. Sobre el fogón se veía una olla humeante.
Nahir comió con avidez. Tenía sed y hambre. Pero, sobre todo, tenía deseos de llorar. Aquel cuerpo le trasmitía un cúmulo de emociones desconocidas. Estaba muy cansado. ¡ Ya no podía más!
Se despidió del anciano y volvió a la nave. Estaba ansioso por librarse de esa envoltura humana y volver a ser solo una mente, capaz de razonar pero no de sentir.  Los sentimientos hacían mucho daño...

Pensó que solo quería regresar a su patria, en la lejana estrella y no volver a la Tierra nunca más.


2 comentarios:

  1. Tus inquietudes literarias hacen que tus relatos sean fantásticos
    y llevan al leerlos hasta tus seguidoras con ese vigor que tu sabes darle

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  2. Un relato de las cosas posibles que sucedan a futuro
    no tan alejado de una realidad actual y que peor puede ser más allá
    aunque nunca hay que perder del todo la esperanza
    que el amor existe y es lo que prevalecerá en el mundo.

    Te dejo un abrazo.

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