Ruth
no se conformaba con ser lo que llaman " una chica del montón". Sus facciones eran corrientes y su colorido,
neutro. Debería estar acostumbrada a pasar desapercibida, pero no era así. En su corazón ardía el resentimiento.
Envidiaba
a otras chicas llamativas que parecían abrirse paso por entre un oleaje de
deseos contenidos.
Se acercaba el fin del año y después de una
noche de insomnio, Ruth decidió cambiar su apariencia. ¡ Año nuevo, vida nueva! -pensó. ¡Ella también sería atractiva y provocadora!
Su
modelo a seguir era Moira, la más popular del Liceo.
Muchas
veces le habían chocado sus modales y su forma de vestir. Pero, estaba
comprobado que era eso lo que se necesitaba para tener un séquito de
admiradores y muchas invitaciones a salir.
En un
salón de belleza pidió que le
decoloraran el pelo y se lo tiñeran de rubio platinado.
Luego
fue al Mall y se compró una minifalda y una polera negra que apenas le tapaba
la cintura.
En su
dormitorio, se miró al espejo y comprobó que su nuevo look la hacía sentirse
muy insegura . Sobre todo, cuando su mamá exclamó al verla:
-¡
Ruth! ¿ Qué te hiciste?
-¡
Ay! Mamá, por favor...¿ Que acaso no me veo bien?
-Sí,
mi hijita...Te ves bien. ¡ Solo que ya no eres tú misma!
Ruth
ignoraba que en el Liceo había un muchacho que estaba enamorado de ella.
Al
principio la había hallado poco atractiva. Pero con el paso del tiempo, se
había ido fijando en su modo de ser,
franco y sin artificios. Y su sencillez le había parecido llena de encanto.
Durante
unos meses, había estado saliendo con Moira. Era una chica espectacular y andar
con ella le granjeaba la envidia de sus amigos.
-¡
Qué suerte tienes!- le decían- A mí no me hizo caso... ¡Ahora veo que le gustan
los gansos!
Con
el tiempo empezó a encontrarla superficial y falsa. Y sin darse cuenta, se
encontró comparándola con Ruth.
Ella,
tenía el pelo castaño natural, apenas se
maquillaba y sus ojos de mirada limpia,
siempre parecían decir lo pensaba.
Sintió
que había estado perdiendo el tiempo. Que tenía que apurarse antes de que otro
descubriera también su encanto. No
faltaría el que estuviera cansado, al igual que él, de las chicas pintadas que
juegan a parecer vampiresas...
Decidió
ir su casa e invitarla a una fiesta en
la casa de un amigo. Por el camino se detuvo en un puesto de flores y compró
una rosa blanca.
Se
parece a Ruth- pensó- Delicada y sencilla como es ella.
Le
abrió su mamá y por un instante, lo miró dudosa. Luego dijo:
-Sí,
sí está. Voy a ir a llamarla.
Un
momento después, vio venir hacia él a
una rubia platinada, con los ojos pintados de azul. Llevaba minifalda y se
equilibraba torpemente en unos zapatos de tacón.
Por
un instante, creyó ver a Moira...
Al
reconocer a Ruth, retrocedió. Murmuró
algo que ni él mismo entendió y se alejó sin despedirse.
Una cuadra más allá, notó que aún llevaba el
tallo de la rosa apretado en un puño.
Mientras
caminaba, la arrojó en un papelero.
Espero hayas tenido unas buenas celebración de nuevo año
ResponderEliminarPor fin de vacaciones y podre seguir leyendo tu trabajo con tiempo y muy satisfecha de tus bellos relatos..
Gracias por lo compartido...
Tuve termino de año pésimo pero ya nos recuperamos, verse ir un niño a tan temprana edad conmueve y mucho.
Tengas felices días.
Abrazo.
🎇🌟😀💙🌼
Me da pena los dos...aunque como mujer que es pronto se dará cuenta de su error y él ...bueno como hombre que es no sabe buscar lo que realmente quiere
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