¡ De
nuevo el mismo problema! El Concurso de
Cuentos cerraba en quince días y no se me ocurría nada...
Puse
la cabeza sobre el escritorio y me adormecí sin darme cuenta.
Una
tosecita cortés a mi lado me hizo dar un salto.
Frente
a mí había un muchacho flaco, con aire triste, que me miraba expectante.
-Perdón
¿ quién es usted?
-Soy
José ¿ no me recuerda?
Al
ver mi cara de total desconocimiento, me miró ofendido. Luego se avino a explicarme que era un
personaje que yo había creado hacía un tiempo y que había desechado por fome.
-Esa
vez no me ocupó en nada, pero como ahora me han pasado más cosas...Vine a ver
si la puedo ayudar con el tema del concurso....
-Siéntese,
por favor- le dije con gratitud- ¿ Quiere una taza de café?
-No,
gracias. El café me pone nervioso- exclamó, retorciéndose las manos- A lo que
vine es a contarle mi historia.
-¡
Qué bien! Hable , que lo escucho...
-No
sé si usted alguna vez ha estado enamorada - comenzó- Seguro que sí. Se nota en
sus cuentos que tiene experiencia con el sufrimiento. Para mí el amor no es más
que eso. Aunque al principio me sentía jubiloso y con ganas de vivir, aunque
solo fuera para verla de nuevo.
La
encontré por primera vez frente a un café. Alguien la empujó y se le cayeron
unos libros de Arte que llevaba en los brazos. Se los recogí y caminé a su
lado, acompañándola.
La
noté reservada y no me atreví a preguntarle el nombre, pero de ahí en adelante,
no hice más que pensar en ella.
Días
después la volví a encontrar y la noté más amistosa, así es que me atreví a
hablarle:
-¿ Te
acuerdas de mí?
-La
verdad es que no, pero no importa. Acompáñame mientras espero a una amiga.
-¿
Como te llamas?
- ¡ Scarlet!- dijo riendo y me mostró el libro
que leía. Era "Lo que el viento se
llevó"
La
semana siguiente la vi con un grupo de estudiantes. Me acerqué confiado, pero ella me miró como si no me reconociera.
-Solo
quería saber si ya terminaste de leer la novela... - murmuré, sin saber qué
decir.
Me
miró extrañada.
-No,
yo no leo novelas. Eran unos libros de Arte los que me recogiste el otro día.
Y a
continuación me dio la espalda y siguió hablando con sus amigos.
¿ Era
voluble? ¿ Era coqueta? ¿ Por qué
actuaba así? Retrocedí humillado.
No me
dejé ver por el barrio universitario durante varios días. Pero no pude más de
las ganas de verla y me puse a rondar por el café.
-¡
José! ¡Qué alegría verte!
-¡
Scarlett!
-No
me digas así- exclamó riendo- ¡Dime
Cosette! - Y me mostró el libro que
estaba leyendo. Era " Los miserables" de Victor Hugo.
Fuimos
a tomar un café y las horas volaron, hablando de literatura.
-
¿Ahora me dirás tu verdadero nombre?
-Ya
te dije que me llamo Cosette- contestó riendo y escapó sin que la pudiera retener.
Nos
encontramos varias veces. Ella a veces se mostraba indiferente y fría y me
saludaba apenas, como por obligación. Otras, se mostraba contenta de verme y
pasaba largas horas conmigo, conversando en el café.
Esa
situación de tira y afloja, de vaivén constante en sus actitudes me tenía al
borde del colapso. Decidí comentarlo con
un amigo.
-Pienso
que ella es bipolar o que tiene doble personalidad...Te juro que ya no aguanto
este tormento.
-¿ Te
refieres a la chica rubia con quién te vi en el café, el otro día?
-¿ La
conoces?
-O
sea, las conozco. Porque son dos. ¿ Nunca se te ocurrió que te enamoraste de
dos hermanas gemelas?
-¿
Qué dices?- balbuceé, anonadado.
-¡
Que son dos, pues, hombre! Una estudia
Arte y la otra Literatura.
José
terminó de hablar y me miró interrogante.
-¿
Qué le parece mi historia?- preguntó con triste sonrisa- ¿ Cree que le servirá
de inspiración para algún cuento?
La
verdad es que encontraba la anécdota de lo más tonta e improbable, pero no lo
quise decepcionar.
Sonrió
melancólico y se paró para irse.
-Me
encantaría ser su protagonista- suspiró- Me consolaría un poco de mi fracaso de
amor.
Cuando
quedé sola, me senté otra vez frente al computador. Mi mente seguía en blanco y
sin poder hilvanar ninguna frase. ¡
Adiós, Concurso de Cuentos!
Una anécdota que dio para un cuento finalmente.
ResponderEliminarAbrazos Lilly y feliz año 2019