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domingo, 14 de octubre de 2018

DON JUAN ENAMORADO.

En la Empresa, Mauricio tenía fama de galán.
No solo era simpático y buenmozo, sino que un conquistador innato. Siempre se lo veía acompañado de las mujeres más estupendas  y eso lo hacía ser respetado y envidiado por el resto de sus compañeros.
El no presumía de sus conquistas. Se mostraba más bien modesto al respecto, pero le gustaba imponer su criterio frente a la belleza femenina. Le halagaba la atención que los más jóvenes que él,  prestaban a sus opiniones. Y le encantaba modificar a su antojo el criterio de los demás. Era un juego que ensayaba a menudo, burlándose en secreto de la ingenuidad de sus seguidores.
A la Empresa llegó una pelirroja sin duda atractiva, pero, después de mirarla un rato,  Mauricio dijo con tono de conocedor:
-Dicen que las pelirrojas son de temperamento ardiente, pero eso no es más que un mito. Y a esta chica, basta darle una segunda mirada para notar que tiene angostas las caderas y carece de chispa al conversar. En realidad, lo único llamativo que tiene es el pelo.
Sus palabras tuvieron efecto inmediato y  la pelirroja dejó de ser considerada una belleza irresistible. Con eso quedó demostrado que le creían más a los ojos de Mauricio que a los suyos propios.
Por otra parte, había en la Empresa una chica llamada Tamara que no llamaba la atención de nadie. Era pálida hasta ser descolorida y esbelta hasta ser flaca.  Las miradas resbalaban sobre ella o la atravesaban como si fuera de vidrio.
Hasta que un día Mauricio se quedó mirándola y comentó:    
-Hay mujeres que resultan atractivas a primera vista, pero otras tiene una belleza oculta que solo un conocedor es capaz de notar. Por ejemplo, Tamara ¿ han visto qué piernas tan largas tiene? ¿ Y ese cuello tan fino que parece el de un cisne?  Su palidez resulta muy seductora...Me recuerda a las magnolias...¡ Y qué afortunado el que la haga sonrojar!
Varios pares de ojos se volvieron hacia Tamara con un nuevo interés y esa tarde, muy sorprendida, recibió dos invitaciones para salir.
Pero, mientras Mauricio había caído en su propia trampa de Don Juan.
Conoció a una joven  a quien encontraba todos los días en el Estación del Metro y que lo tenía enamorado. Y él, tan atrevido y conquistador, no se atrevía a hablarle.
Era menudita, graciosa, pero muy seria y parecía dispuesta a mantener a raya a cualquiera que se atreviera a acercarse con alguna intención.
Una tarde, Antonio, uno de sus compañeros más jóvenes y que seguía sus opiniones como si fueran La Biblia, se acercó a Mauricio, a la hora del café:
-Amigo, me gustaría que esta tarde te dieras una vuelta por el bar de la esquina. ¡ Te invito a un trago!  Voy a estar ahí a las siete y quiero presentarte a mi novia.
Mauricio adivinó de inmediato que quería pedirle su parecer sobre la niña en cuestión y aceptó halagado. También se rió por lo bajo al sospechar la inseguridad de Antonio sobre su propio criterio.
Esa tarde, al entrar al local, se quedó mudo al comprobar que la novia de Antonio era la chica de la Estación del Metro. ¡ Y estaba ahí con ese tonto  que, según parecía, no era capaz de apreciarla !
 Tragándose su frustración, avanzó hacia ellos con su paso atlético y su sonrisa irresistible.
A otro día, en la oficina, Antonio lo encaró:
-Bueno y dime ¿ qué te pareció?
Mauricio pareció dudar.
-Sí, ya sé que no es linda- reconoció Antonio, inseguro.
Mauricio guardaba silencio.
-Y tal vez las pecas le afean el cutis- agregó el otro, ya por completo mortificado.
-Bueno, linda, linda no es - habló Mauricio, por fin -Pero es cuestión de gustos, no tienes para qué guiarte por mi opinión.
Semanas después, cuando estuvo seguro que sus palabras habían surtido efecto, se acercó a la joven en la estación del Metro.
-¡ Hola!  ¿ Te acuerdas de mí ?
Ella lo miró dudosa.
- Nos presentó Antonio en el bar, hace unos días...
-¡Ah! Antonio- dijo ella y un velo de reserva cubrió sus rasgos- Hace tiempo que no lo veo.
Mauricio contempló sus adorables pecas y emocionado, renunciando a la arrogancia de otros tiempos, le pidió humildemente:

-Ahora que ya no estás saliendo con Antonio ¿ irías a tomar conmigo una taza de café?


2 comentarios:

  1. como se dice
    el cazador cazado...

    y de esos existen en todo lugar.

    espero estés mejor estimada

    te dejo un abrazo!

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  2. Hola
    Vengo a saludarte , espero estes mejor de ánimo...te cuento de mi sur, nuestro sur...no para de llover y mi jardín apenas madurando...los que lo pasan bien son los caracoles, se dan festín con mis flores....aggg!!

    Bueno, cuidese estimada

    Días mejores vendrán!!

    Abrazos

    💜🌷💕🌺🐦🐦🐦💜🌷💜🌷💜🌷💕💕💕💕

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