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domingo, 21 de octubre de 2018

SUEÑOS Y AÑORANZAS.

A Felipe le parecía que vivir era como ir manejando un automóvil por una carretera árida. Y que el Futuro era un destino incierto al que temía llegar.
Solo el Pasado lo matenía a salvo de la incertidumbre y sus recuerdos lo llenaban de añoranza, quitándole fuerzas para enfrentar el porvenir.
Tal vez esa actitud pusilánime ante la Vida, lo llevó a tener un extraño sueño.
Una noche se vio conduciendo un auto por un camino solitario. A lo lejos vio una ancha reja de hierro que le cerraba el paso.  Distinguió en ella una puerta en cuyo dintel se leían la palabra  "Pasado".
Al llegar a ella, la puerta se abrió sin un rumor.
Felipe sintió una gran alegría. ¡ Volver atrás!  ¡ Revivir su infancia!  Todo lo bueno que la vida  le había arrebatado, arrójandolo a la tierra árida de la adultez...
Le imprimió velocidad a su automóvil y atravesó la puerta.  Pero, tras ella encontró una ciudad en ruinas.   Cuadrillas de obreros la estaban demoliendo, entre nubes de polvo. Solo unas pocas murallas quedaban en pie.
-¿ Qué hacen?- les gritó Felipe, angustiado- ¿ Por qué demuelen el Pasado que tanto añoro?
-Porque no puedes seguir viviendo en él -le contestó el capataz- ¡ Hay que hacer polvo estas ruinas y sobre ellas construir el Porvenir!
-¡No! ¡ No quiero!- gritó Felipe en su sueño, y subiendo a su auto dio marcha atrás y deshizo el camino.
Al borde de la carretera vio una niñita con uniforme escolar, que le hacía señas para que la llevara.
- ¿ A donde vas?- le preguntó Felipe.
-¡ Al Futuro! -dijo ella con energía- ¡ Quiero ir al Futuro cuanto antes y ser grande de una vez!
- ¡No sabes lo que dices!-  lamentó él -La vida es muy dura, ya lo verás...
Siguió manejando sin mirarla, pero al cabo de un rato la oyó suspirar y comprobó que estaba dormida.
Sus trenzas se habían deshecho y le pareció que se veía mayor.
Lo cierto era que a medida que se alejaban del Pasado, la niña había ido creciendo.
  Pocos kilómetros más allá, ya representaba dieciocho años y Felipe la miraba entusiasmado.
-¿ Falta mucho para que lleguemos?- preguntó ella, despertando.
En la caseta del peaje, en lugar de un recibo de dieron una rosa roja y se volvió hacia la muchacha para ofrecérsela.
Unos estridentes bocinazos lo sobresaltaron...Pero no era una bocina, era la campanilla de su despertador.
Se encontró en su cama, aturdido y al principio, le costó entender que había estado soñando.
Pero la hora corría y se metió a la ducha rápidamente, confiando en que el agua fría terminaría de despertarlo.
Al entrar a su sección en el Banco, notó un movimiento inusitado. Varios de sus compañeros se levantaron de su escritorio para darle la bienvenida a una nueva funcionaria.
Alguien llamó a Felipe para presentársela.
Comprobó, estupefacto, que era la jovencita de su sueño. Ella lo miró sonriendo y le hizo un guiño, como si  se conocieran de antes...
En ese momento, el presente ya  no le pareció árido y el Futuro se le presentó lleno de expectativas.

En cuanto al Pasado, dicen que lo enterró definitivamente y sobre su tumba puso una rosa roja.   


2 comentarios:

  1. adoro tus escritos siempre dejan algo maravilloso dentro de mi

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  2. Es bueno alimentar el sentimiento y el pensamiento de esos sueños
    Que nos permite seguir abriendo puertas frente al sol

    Sienta bien la primavera...

    Besos💕💗💙🌷

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