Hacía
solo cuatro días que Marcos había conocido a Irene, pero sentía que no quería
dejarla más. Ansiaba hacerla parte de su vida, compartir con ella sus recuerdos
de juventud.
Por
eso le pidió que el Sábado lo acompañara al pueblo donde había vivido cuando
niño. Quería mostrarle la casa de sus padres, el Liceo donde había estudiado...
Irene
parecía interesada en verlo todo y Marcos creyó que era una señal de que ella
compartía sus sentimientos.
Pero,
las cosas no salieron como esperaba.
Al
llegar al pueblo buscó inútilmente la casa donde había vivido. La calle no se
llamaba como él recordaba... El Liceo sí
se veía igual, frente a la plaza . Pero el café que había frecuentado con sus
amigos había desaparecido y en su lugar se encontró con una tienda de abarrotes
que nunca antes había visto.
Confundido,
se acercó a un transeúnte y le preguntó por el café, pero el hombre le
respondió sin dudarlo :
- Señor, esa tienda ha estado aquí desde hace
más de treinta años....
Irene
lo miraba interrogante y después de un momento le dijo, riendo:
-¿ No
será que nos equivocamos de pueblo?
-No,
no. Sé qué es éste..Pero, no me explico...¿ Como puedo estar tan confundido?
En el
viaje de vuelta se fue callado, mirando fijamente los campos a través de la
ventanilla del bus. Se sentía deprimido,
con la mente envuelta en brumas. No entendía nada y le parecía que había hecho
el ridículo frente a Irene.
Después
de dejarla en su casa se puso a recorrer las calles sin rumbo. En una esquina,
cruzó sin mirar y un automóvil estuvo a punto de arrollarlo. Lo lanzó de
espaldas sobre la acera. Se quedó unos minutos tendido ahí, sosteniéndose un
brazo lastimado.
Con horror vio que la piel se le había
desprendido y bajo ella no había carne ni sangre, sino una red de cables
eléctricos.
En
ese momento, una mano se posó en su hombro :
-¡
Marcos! Por fin te encuentro... ¡Hace
cuatro días que te ando buscando!
Marcos
se volvió y se encontró frente a su propio rostro.
-¡
Qué es ésto! - gimió, creyendo que se había vuelto loco.
Su
doble no le hizo ningún caso y lo tomó del brazo con firmeza:
-¡Ya,
vamos! En la casa te compondré el
desperfecto...
Lo
llevó por las calles sin que Marcos ofreciera resistencia. Por el camino el hombre no paraba de
hablarle:
-Cuando
te escapaste de la casa no supe qué hacer. Me imaginé que te habías ido a
correr alguna aventura, pero, la verdad, amigo, es que no estás preparado
todavía. Al programa que te instalé le falta mucho para ser perfecto...
Marcos
lo miraba sin comprender y se dejaba llevar como un autómata.
En la
casa, su doble sacó una caja de instrumentos de precisión y se puso a
recomponer algunos filamentos de su
brazo, que se habían cortado. Luego le volvió a adherir la piel, asegurándola
con un pegamento.
-
¡Marcos! - le habló con suavidad- Veo
que te sientes confundido. ¿ Necesitas que te explique que yo soy tu creador? ¿
Que te hice con mis propias facciones y traté de reproducir en tí mi carácter también?
Perdóname, me sentía solo...
-¡ No
es cierto! ¡ No soy tu doble! Yo soy una ser pensante. He tenido una vida y guardo recuerdos de
ella...
-Son
mis propios recuerdos los que yo te implanté. Pero confieso que algunas cosas
las inventé y otras se me confundieron, porque no me acordaba bien...
Marcos
comprendió entonces la turbación que había vivido ese día, en el pueblo de su
infancia. Y de golpe se le vino a la mente Irene, la mujer que había creído
amar...Ahora sabía que él no era más que un robot y que no debía volver a
verla. ¿ Para qué?
A la
par que triste, se sentía cansado y sin fuerzas. Se dejó caer en un sillón y cerró los ojos.
-¿
Qué me pasa?- exclamó con voz débil.
-Pasa
que se te está agotando la batería. Permíteme un minuto y te la vuelvo a
cargar.
-No,
no quiero. Ya mi vida no tiene objeto...No soy más que una máquina... Anda tú
donde Irene. ¡ Tú sí puedes amarla! Dices que me creaste porque te sentías
solo. ¡Al lado de ella no lo estarás
más!
-Pero
¿ y tú?
-Yo
solo quiero dormir. Se me acaban las fuerzas...¡ Anda donde Irene! Se que ella te estará esperando....
Que buen relato!
ResponderEliminarImaginación a flor de piel.
Dependemos tanto de la tecnología que el mundo nos parece extraño sin ella.
En un futuro no muy lejano,esa fantástica historia se podría hacer una realidad
ResponderEliminarQue cosas nos puede brindar el avance tecnológico, pero no se si me llega a gustar de esa manera...
ResponderEliminarUn abrazo.