Cuando
Elena le dijo que su matrimonio había sido un error y que quería divorciarse,
Pablo se sintió muy humillado.
Dos
lágrimas rodaron por su cara, mientras ella lo mirada con una lástima fría,
como se mira a un animal enfermo.
Al
cabo de dos días, fue a buscar sus cosas. Ella, con una meticulosidad hiriente,
le había dejado toda su ropa limpia y doblada sobre la cama.
Arrendó
un departamento y empezó así su vida de hombre solo y decepcionado.
Pensó
que había muchos como él. Formaban una muchedumbre que recorría las calles por
la noche y llenaba los bares hasta el amanecer.
Una
tarde que deambulaba por un barrio desconocido, pasó frente a una casa de dos
pisos y al mirar hacia arriba, vio una mujer tras los cristales de una ventana.
Parecía
mirar a la gente que pasaba y sus ojos parecieron fijarse en Pablo. El aminoró
la marcha para mirarla. Le pareció preciosa.
Llevaba
el pelo rubio muy corto, semejante a un casco de oro y la parte de su cuerpo
que se podía ver, era escultural como el de una diosa.
Se
alejó lentamente y al cabo de un rato, volvió a pasar bajo la ventana. Ella
había desaparecido y en su lugar, un hombre de mediana edad se ocupaba de
cerrar la persiana.
Pablo
pensó que sin duda era el marido y decidió no volver más.
Pero,
al cabo de unos días, sus pasos lo llevaron al mismo barrio. Sintió que
necesitaba verla de nuevo.
La
luz estaba encendida y la vio parada frente a la ventana. El hombre le había
puesto las manos sobre los hombros y parecía hablarle. Luego manipuló algo en
su nuca y Pablo pensó que le abrochaba un collar. Ella giró la cabeza en ambas
direcciones y levantó los brazos. El le dio una palmadita en la cabeza, como
quien acaricia a un niño.
Pablo
empezó a ir todas las tardes. Ella estaba casi siempre en la ventana, mirando
la calle con expresión melancólica. A él le parecía que se alegraba al verlo aparecer y que lo miraba
como queriendo decirle algo. Sin duda se sentía sola y se aburría.
El
marido salía siempre solo, dejándola encerrada.
Pensó que quizás era un tirano posesivo, que no quería que nadie la
mirara sino él. Era tan hermosa...
Pablo
estaba seguro de que un día, ella aprovecharía la ausencia de su carcelero y
bajaría hasta la vereda para hablarle. Le diría que era infeliz con ese hombre
que la trataba como un animal doméstico.
Y le pediría que la llevara lejos, donde nadie los pudiera encontrar.
Una
tarde, el marido volvió sorpresivamente y vio a Pablo parado en la vereda
frente a la casa. Le clavó unos ojos inquisitivos y en seguida volvió los ojos
a la ventana, donde estaba ella.
Al
cabo de unos momentos, lo vio entrar a la habitación y dirigirse hacia ella con
un arma en la mano.
Horrorizado,
Pablo corrió a llamar a un policía que patrullaba los alrededores.
-¡
Oficial, venga por favor! ¡ En esa casa
hay un hombre que va a cometer un crimen!
- ¿
Qué dice? ¿ Está seguro?
-Sí.
Lo vi por la ventana. ¡ Se acercaba a su mujer
con un puñal en la mano!
El
policía lo siguió y ambos corrieron hacia la casa. Golpearon violentamente la
puerta.
Momentos
después, les abrió el dueño, con cara de sorpresa.
-¿
Qué pasa? ¿ Qué estrépito están armando?
-Este
señor me informa que usted está maltratando a una mujer.
-¿
Qué? Pero, si aquí no hay nadie más que
yo...Soy ingeniero electrónico y estoy trabajando en mi taller...
-Este
señor me dice que lo vio con un arma en la mano.
El
hombre pareció reflexionar y luego lanzó una carcajada:
-¿
Sería esta arma, por casualidad?
En su
mano tenía un destornillador.
-Pasen,
por favor y acompáñenme. Ahora entiendo lo que pasó...
Lo
siguieron por la escala y llegaron a una habitación llena de aparatos
electrónicos. El hombre tomó un control remoto y lo accionó en dirección a la
ventana.
Una
hermosa mujer se deslizó hacia ellos con
gracia. El suave ronroneo de un motor, casi inaudible, acompañaba su
desplazamiento.
-Este
es el prototipo HX 4, mi última creación.
Cuando ustedes golpearon estaba a punto de hacerle los últimos
ajustes...¿ Verdad que parece humana?
Nada es lo que es y nada es lo que parece.
ResponderEliminarHay veces que nuestro cerebro, nos hace ver lo que quisiéramos que fuese realidad.
Aquel hombre, buscaba encontrar ese alguien, que llene el vació, que llevaba en el alma.
Un beso lilli y muy bonita tu historia..
Eres escritora,eres filósofa y tienes bastantes fantasías.
ResponderEliminarCada vez tus relatos llegan un poco más hondo a tus seguidores
Que relato lindo, me mantuvo atrapada en todo momento.
ResponderEliminarEs cierto en ocasiones vemos lo queremos ver y ademas juzgamos sin conocer lo que sucede en otras almas.
Un abrazo.