Por
un revés económico, sus papás habían tenido que mudarse y a Dorothy , la casa
nueva le parecía chica y fea. Y para colmo, había perdido a todos sus amigos
del barrio anterior.
Ofuscada
y sin ganas de desempacar sus cosas, salió a caminar.
Anduvo
muchas cuadras sin ver nada, porque llevaba los ojos empañados por las
lágrimas.
Cuando
quiso volver a su casa, se dio cuenta de que estaba perdida.
Se
encontró frente a una calle extraña, cubierta de baldosas amarillas. Por ella
vio avanzar a tres muchachos, que caminaban juntos.
Al
verla llorando, le preguntaron al unísono:
-¿
Qué te pasa, niña?
-Pasa
que me perdí- respondió Dorothy, y al ver que era el centro de la atención,
soltó otra catarata de lágrimas.
Cuando
se cansó de llorar, les preguntó sus nombres y ellos se presentaron como Robi,
León y Sivestre.
Les
pidió que la acompañaran a buscar su casa, pero no pudieron encontrarla. A
medida que avanzaban, el camino amarillo
parecía alargarse sin fin.
Cayó
la noche y Dorothy se quejó de que le dolían mucho los pies.
-Busquemos
un lugar donde descansar- sugirió León- Mañana seguiremos buscando.
-
¡Miren!- exclamó Robi- Ahí hay una
Hostería. ¡Pero dice OZtería! ¡ Qué
manera rara de escribir la palabra!
Un
anciano les abrió la puerta y ellos le
dijeron que estaban perdidos.
-Casualmente,
tengo cuatro habitaciones disponibles.
Pasen y les daré un vaso de leche antes de dormir.
Mientras
la niña tomaba la leche, el anciano le dijo:
-No
te aflijas, Dorothy, mañana encontrarás tu casa. Pero es necesario que
entiendas que rica o pobre, si están allí tus padres, siempre
será tu hogar.
En la
habitación vecina, Robi suspiraba tristemente. Cuando el anciano le preguntó el
motivo de su aflicción, le respondió:
-¡ Me
siento muy solo! Es que no puedo amar.
Soy como un hombre de lata que no tiene corazón...
-Eso
no es posible- le dijo el anciano- Nadie vive sin un corazón. Lo que pasa es
que el tuyo tiene miedo de amar porque teme salir herido. El amor es un riesgo
maravilloso. Debes aprender a amar espontáneamente sin preguntarte si serás
correspondido o no.
En su
cuarto, León daba vueltas en la cama sin poder dormir.
-Pareces
enojado- le dijo el anciano, tendiéndole un vaso de leche- ¿ Me puedes contar
qué te pasa?
-Estoy
furioso conmigo mismo porque soy un cobarde. Nunca he sido capaz de tomar una
decisión, ni siquiera para mejorar mi vida...
-No,
León. No eres cobarde. Solo te falta confianza en ti mismo. Quizás viviste una
infancia sin cariño. Debes aprender a valorarte sin estar pendiente de lo que
piensen de ti los demás.
Silvestre
se asomó por la puerta y se quejó de que tenía insomnio.
-Toma
tu leche- le dijo el viejito- Y cuéntame lo que te preocupa.
-¡ No
sé qué será de mí!- exclamó el muchacho, golpeándose la frente con los puños-
No logro aprender nada. En la escuela me dicen que no tengo cerebro. Que mi
cabeza está llena de paja, como la de un espantapájaros...
-Mira,
Silvestre, si no tuvieras cerebro, no estarías preocupado por no tenerlo. Es
necesario que domines tu ansiedad y prestes atención en clases. Si te
concentras, verás como logras memorizar los conocimientos.
El
muchacho le sonrió agradecido y se envolvió en las frazadas, dispuesto a
dormir.
A la
mañana siguiente, cada uno despertó en la cama de su propio hogar. Habían tenido al mismo tiempo un sueño
maravilloso que los había reunido y gracias al cual pudieron mejorar sus vidas.
O
tal vez fue cierto que esa noche conocieron la misteriosa Oztería. Esa que queda
al final de un camino amarillo y que no volverían a encontrar jamás.
¿Casualidades, intervención del destino, sueños aclaradores de angustia y preocupación?
ResponderEliminarNo lo sé Lilly, pero también en la realidad existen momentos que son mágicoa aunque a simple vista no lo parezcan.
Me ha gustado el giro que le has dado a la historia.
Un abrazo.
Ambar
Tu historia me ha gustado bastante,sobretodo por tu gran imaginación en intentar buscar soluciones a esos problemas tan cotidiano
ResponderEliminarLos cuentos en realidad son verdaderos templos de sabiduría
ResponderEliminarque muy pocos logran comprender del todo...
muy bueno este relato
cada quien descubriendo esa fortaleza que todos somos llamados a concretar
un abrazo
Pases buena semana siempre.