La
Muerte consultó su lista de clientes y comprobó que ese día y esa hora le
tocaba atender a Román.
Sabía
donde encontrarlo.
Estaba
en la Unidad Intensiva de una clínica, enredado en una maraña de tubos, como
una mosca en la tela de una araña.
Pero,
no le serviría de mucho...Había llegado su hora y la Muerte siempre se ha
distinguido por su puntualidad.
Se
asomó por un resquicio de la puerta y vio a Román. Tenía los ojos abiertos y fijos en el cielo
raso, con una terquedad de vivir que habría conmovido al más despiadado.
Pero
la Muerte se metió en su campo visual y le dijo sin miramientos:
-¡
Ya, Román! Vine a buscarte. ¡No te hagas el desentendido!
-¡
Por favor! - le rogó él, desesperado- ¡ Todavía no! ¡ Estoy esperando a alguien!
- Lo
más probable es que no venga. La enfermedad los aleja a todos. Temen
contagiarse o les asusta tu cara...¡ Te advierto que nadie vendrá!
-¡ Te
equivocas! Ella sí vendrá. Le avisaron
que estoy enfermo y vendrá, porque me ama...
-Mira,
Román. No me vengas con esas fantasías. Ya veo que quieres meter el Amor de por
medio, para ahuyentarme. Pero con ese farsante no quiero lidiar. Por ahí anda
diciendo que es más fuerte que yo...¡ Mentira!
Eso es parte de su campaña
publicitaria.
-Por
favor- se empecinó Román- Dame un día más. ¡ Te lo ruego!
-Está
bien. Atenderé a los otros que tengo en mi lista. Pero vendré mañana sin falta
y no creas que podrás convencerme con otra patraña de esas.
Tal
como lo prometió, la Muerte volvió al día siguiente y se sorprendió al ver la
cama vacía.
-¡
Como! ¿ Qué es ésto? No se puede haber muerto porque yo lo
sabría...Entonces ¿ donde está?
Pensó
que Román se había burlado de ella. Estaba firmemente decidido a no morir...¡
Pero ya vería con quién estaba lidiando!
Furiosa,
rechinando los dientes, se encaminó por los pasillos de la Clínica. De repente, a través de la puerta abierta de
una sala destinada a los pacientes próximos a ser dados de alta, divisó a
Román.
Estaba
incorporado en la cama, libre de tubos y luciendo un tinte rosado en sus
mejillas.
Un hálito de vida parecía darle fuerza a sus miembros enflaquecidos y sus ojos
brillaban, llenos de una nueva luz.
A su
lado, una mujer le acomodaba las almohadas y secaba el sudor de su frente.
Ambos se miraban con adoración y ninguno escuchó entrar a la Muerte.
Ella
se quedó mirándolos, indecisa. Pero, luego reaccionó con rabia.
No
estaba dispuesta a aceptar su derrota y frenética revisó la lista buscando el
nombre de Román para tacharlo con su lápiz.
Pero
comprobó que se había borrado.
-¡
Tienen razón las malas lenguas, entonces ! - murmuró frustrada- ¡ Es verdad que
el Amor es más fuerte!
Estupendo relato, Lily!!! un abrazo grande
ResponderEliminarGanarle a la mismísima muerte
ResponderEliminares algo muy relevante, mejor dicho sustancial
a la hora de tomar decisiones y de esa seguridad
que viene lo poderoso que es un sentimiento compartido
y valorado , donde el amor se hace notar en las buenas y en las malas, como debe ser.
Abrazos.
Amor,esa atracción que sentimos,a veces nos puede durar toda la vida y llegar a la vegez sentimos añoranza por esa persona que un dia fue parte de su vida
ResponderEliminar