Un
día, el alma de Juan le avisó que se iba.
-¿
Por qué? ¿ Qué te he hecho?- le preguntó
él, conmocionado.
-Sencillamente,
me tienes cansada. Me harté de tus rencores y de tu amargura.
-Pero
¿ qué voy a hacer ahora ? Sin ti me quedaré vacío...
- Lo
siento, perdiste tu oportunidad.... ¿ No sabes que en el Infierno hay un lugar
para los que desperdician su vida? Lo
dijo El Dante, y él sabía de esas cosas...
-Pero ¡si eres tú la que me ha hecho ser triste!
-¡
Mentira ! Es ese pensamiento amargo que te roe como un gusano. Ya no soporto esta atmósfera tóxica.
¡ Me voy! ¡Adiós!
Y sin
añadir más, le volvió la espalda y se alejó carretera abajo.
Juan
quedó consternado. Sentía en el pecho algo parecido a dolor. Pero más que un dolor, era ausencia. Los latidos de su corazón resonaban como los pasos de
alguien que camina en una bóveda vacía.
¡ Qué
cruel había sido ella al abandonarlo! ¡
Qué injusta al no ofrecerle ninguna
alternativa!
Pensó
que tal vez podría encontrar otra alma que quisiera ocupar el hueco que había
dejado la ingrata. Pero ¿ donde?
De
pronto tuvo una idea. ¡Iría al
Cementerio! Ahí andarían rondando las
almas a las cuales la Muerte había despojado de sus cuerpos. ¡Seguro que
estarían ansiosas de encontrar otro hospedaje!
Traspuso
la reja del Campo Santo y se aventuró por una avenida de cipreses.
De
pronto, se topó con un grupo de personas reunidas al rededor de una tumba. Un sacerdote pronunciaba una oración. Por
fin, el ataúd descendió a la fosa y los deudos se dispersaron apurados,
consultando sus relojes...
Cuando
no quedó nadie, Juan se acercó y vio una figura blanca sentada sobre la lápida.
Lloraba
sin consuelo y Juan comprendió que era el alma del difunto.
-¿
Por qué lloras?- le preguntó , haciéndose el distraído.
-¿
Como quieres que no llore? - gimió ella - Acaban de enterrar el cuerpo que me
albergaba. He quedado sin hogar . No sé a donde ir y tengo frío...
-¡ No
te aflijas!- respondió Juan- Mi alma acaba de abandonarme y te ofrezco que
ocupes su lugar.
Ella
dejó de llorar y lo miró con ojo crítico.
-¿
Tú? ¿ No estarás un poco viejo? Mira que no quiero quedarme sin cuerpo otra
vez.
-¡
No!- rebatió Juan, ofendido- Me veo un poco
descalabrado por culpa de este vacío que quedó en mi interior. Pero si
tú consientes en habitar en mi pecho,
reviviré de inmediato.
El
alma aceptó sin mucho entusiasmo y se introdujo en el pecho de Juan. Juntos
abandonaron el Cementerio convencidos de haber hecho un buen negocio.
Juan
se acostó lleno de optimismo y esa noche durmió sin sobresaltos. Pero al otro
día despertó presa de un abatimiento extraño.
Miró
por la ventana y vio un cielo gris y pesado como la panza de un dinosaurio
echado sobre las ciudad. Sintió que ese mismo peso lo aplastaba quitándole las
fuerzas para levantarse.
Una
opresión extraña se había alojado en su pecho como si el alma recién adquirida
estuviera hecha de plomo. Ansias de muerte lo embargaban. Nunca antes se había
sentido así.
Sin
saber lo que hacía, cogió un lápiz y se puso a escribir. Quizás encontraría
alivio poniendo en el papel lo que sentía...
Pero
se detuvo y pensó que no era normal lo que le pasaba. Y que seguramente tenía que ver con el alma
del difunto. Quizás había cometido un error al no averiguar primero sus
antecedentes.
Agobiado,
salió a deambular por la ciudad y de pronto se le ocurrió volver al Cementerio.
Sus pasos lo llevaron junto a la tumba donde había estado el día anterior.
Arrodillada
ante ella vio a una mujer que lloraba.
Se
acercó despacio y al leer las fechas en la losa, comprobó que el hombre había
muerto a los treinta años.
-¡
Como tan joven!- exclamó en voz
alta- ¿ De qué habrá muerto?
La
mujer se volvió a mirarlo extrañada.
- ¿No lo sabe?
Era un escritor...Sintió que
había fracasado y por eso se mató.
Yo solo podría decir dos cosas: Nadie sabe lo que tiene , hasta que lo pierde. Vivir apesadumbrado es vivir derrotado.
ResponderEliminarNo es cosa de cambiar de alma si no de actitud.
Un beso lily.
hooooooooooooooola, he estado 15 dias sin wifi, pero ya estoy aqui. Un besazo
ResponderEliminarPara tres dias que vivimos en este mundo,ser optimista es la mejor medecina
ResponderEliminarInteresante esa dualidad
ResponderEliminary ese vivir de a dos en uno...algo complejo se ve , pero en la paradoja que vivir en un mundo sin brillos es de mera responsabilidad de cada uno, y sobretodo de lo que dice quienes somos en definitiva.
Quizás ahora aprenda a valorar mejor lo que tiene .