Bueno,
yo soy Gisela y esto trata de una travesura mía que por suerte no dejó daños
colaterales. Todo lo contrario, ya lo verán...
Resulta
que mi hermana Sofía y yo nos vinimos solas a vivir a Santiago. Ella hacía
clases de Literatura en un Liceo y yo estaba terminando la enseñanza media.
Parece
que nuestros padres le habían encargado mucho que me controlara y la cargante
ya se creía un sustituto de mi mamá y no me dejaba vivir ni a sol ni a sombra.
Para
hacerle justicia tengo que reconocer que es harto bonita. Pero, tan seria que
llega a ser fome. ¡ Ningún novio! ¡
Nada! Del trabajo a la casa y dale leer
y leer. Unas novelas gruesas que daba sueño de solo mirarlas. Bueno, es profesora de Literatura. ¡ Que otra
cosa se podía esperar!
Un
día vino de visita una amiga de ella. Yo estaba tirada en la alfombra, escuchando
música. Mejor dicho, fingía escuchar pero estaba atenta a todo lo que
conversaban.
La
amiga le hablaba de un tal Raimundo, un conocido de ella, que estaba bajoneado
por un fracaso sentimental. Decía que no
hallaba como animarlo, que el tipo necesitaba ilusionarse de nuevo y bla, bla,
bla. En resumen, quería que Sofía le
pidiera amistad en el Facebook o le mandara un correo, haciéndose la simpática.
Sofía dijo que no, que ni en sueños. ¡ Claro!
Si es muy fome, no les digo yo...
La
amiga le dejó un papel con los datos del tipo, pero ella lo botó a la basura
apenas se fue.
Por
supuesto que lo recogí y me lo llevé a mi pieza. No tenía ni un plan
preconcebido, pero sabía que algo iba a hacer...
Me
imaginaba un tipo flaco, con cara de galán sufrido . El novio ideal para Sofía.
Se iban a juntar dos fomes y seguro que hacían corto circuito y se
enamoraban...
En
resumen, le escribí y me hice pasar por mi hermana. Le conté todo acerca de
ella, pero derrochando la simpatía que me caracteriza. Y debo haberlo hecho
bien, porque me contestó al otro día.
Nos
escribimos una semana. Me contó que trabajaba en un Banco y que le gustaba
mucho leer. Sobre todo clásicos rusos ¡ Puf!
Tal para cual, con Sofía.
Todo
iba saliendo bien, hasta que me pidió conocernos. ¡ Cayó la bomba atómica! ¿
Qué podía hacer?
No se
me ocurrió ningún pretexto y quedamos un martes a las l8:30 en un café.
Lo ví
de lejos y adiviné de inmediato que era él. Tenía un aire tristón, de perro sin
dueño y revolvía el café sin parar, con mirada taciturna. A su lado, había un
ramo de rosas amarillas. ¡Las favoritas
de Sofía! Era una de las cosas que yo
le había contado de ella... Qué buen
detalle, pobre ángel...
Pedí
un helado y me senté en un rincón. Desde ahí lo miraba y lo hallaba regio.
Flaco y con lentes. Pinta de intelectual...¡ Lo que se estaba perdiendo Sofía!
Decidí
acercarme y hablarle. Me miró alelado.
Le
dije que era la hermana de ella, que Sofía no había podido venir, pero que le
iba a escribir explicándole.
Suspiró
entre aliviado y melancólico y me tendió las rosas.
-Eran
para ella ¿ se las puedes llevar?
Llegué
a la casa bien tarde. Sofía estaba furiosa.
-¿Donde
andabas, se puede saber?
Le
tendí las rosas como ofrenda de paz.
- Te
las manda Raimundo.
Para
qué les cuento la que se armó cuando le conté lo que había hecho.
-¡
Por favor, por favor, perdóname! No
soporté que no quisieras conocerlo. Tienes que consolarlo, de verdad que está
con un bajón...Y es tan guapo, no te imaginas.
Al
principio no quiso saber nada, pero días después me pidió los datos de
Raimundo.
No sé
lo que le escribió, pero en la tarde llegó apurada del Liceo. Se puso su mejor
vestido y se pintó los ojos. ¡ Ella pintándose, cuando generalmente se lava la
cara y cree que con eso ya está todo hecho!
Bueno,
para resumirles el cuento, cuando volvió venía radiante. Y traía otro ramo de
rosas amarillas, más grande que el anterior.
Traté
de sacarla del trance diciéndole que tenía hambre, pero no me contestó y se fue
a su dormitorio , medio bailando y sonriendo como tonta.
Me di
cuenta de que tal como se pintaba la cosa, esa noche no habría comida. Así es
que me fui a la cocina y me preparé un sandwich.
Cuando el amor llega, no importa donde te escondas; el te encontrara.
ResponderEliminarBuena hermana y buena estrategia. "Mato" dos pajaros de un tiro.
Bonito cuento.
Te dejo un beso.
delicioso, un gustazo como siempre leerte; te mando un besazo español
ResponderEliminarUna buena estrategia
ResponderEliminarque le dio alas a la parca y a la hermana
seguro la sensación que ganó muchos puntos para sus correrías...
Lindo relato.
Que ya viene la primavera!
estés muy bien amiga.
Que lindo relato!
ResponderEliminarEl Amor todo lo puede, las rosas amarillas hacen milagros .
Un gusto conocer tu espacio, cuando gustes te espero por el mio.
Saludos.
Este relato,es de lo mejor que tu has escrito
ResponderEliminarTe felicito,en el se puede comprobar tu grandeza