Se
llamaba Clara y le gustaba su nombre. Porque significaba luz, claridad y ella
hubiera querido que su vida fuera también así, luminosa como su nombre.
Pero,
no podía evitar que una sombra de tristeza la acompañara siempre. Tenía la
sensación de no haber sido nunca feliz y de que algo le faltaba, para llenar su
vida.
Hoy
era su cumpleaños. Se levantó temprano porque quería preparar una celebración,
algo pequeño, solo para sus hermanas y un par de amigas.
Salió
ilusionada a la calle a comprar flores y una torta. Quería que la casa
estuviera llena de perfumes y colores y que su cumpleaños fuera, de la mañana a
la noche, cada hora, cada minuto, un día perfecto.
Cuando
volvió a la casa, le habló Nancy desde la cocina:
-Señora,
la llamó Don Julio para avisar que hoy no almuerza aquí. Su mamá le pidió que fuera a almorzar con
ella.
Clara
se mordió los labios, pero disimuló su frustración. No quería que Nancy notara
cuanto le dolía saberlo. Estaba segura de que su suegra lo había hecho a
propósito. De más sabía que Clara estaba de cumpleaños ese día. De esa forma le
demostraba su desaprobación, el frío rechazo que le había profesado desde que
se conociera.
-¡
Esperaba una cosa mejor para mi hijo!- parecían decir sus ojos, mientras la
recorrían de arriba abajo.
Acomodó
las flores en los jarrones. Había elegido crisantemos amarillos que parecían
trozos de sol aprisionados en la habitación. Abrió las cortinas y el esplendor
de la mañana entró a raudales.
Su
tristeza se replegó en el fondo de su pecho, como un animalito que se refugia
en su madriguera y que recibe la advertencia de no salir inoportunamente...
A las
cuatro sonó la campanilla de la puerta.
¡
Pero es tan temprano! pensó Clara. Les había dicho a las cinco y aún no se
había vestido.
Nancy
abrió la puerta y Clara escuchó una voz masculina que preguntaba por ella.
Instintivamente
se llevó la mano al pelo para ordenarlo y luego salió al vestíbulo.
-¡
Arturo! ¡ Qué sorpresa!
Mientras
lo observaba, pensó: ¡ Está más
viejo! Pero....yo también.
El
miró hacia el comedor y vio la mesa preparada.
-¿
Molesto?
-¡
No, por favor! Sólo que hoy es...
-Tu
cumpleaños- completó la frase- ¿ Crees que lo he olvidado?
Y le
mostró un ramo de violetas que ocultaba tras su espalda.
-
¡Violetas!-suspiró ella, con un hilo de voz.
-Tus
preferidas. Eso tampoco lo he olvidado.
En su
voz había un dejo de tristeza.
Clara
se estremeció y sintió que el pasado se arrojaba sobre ella, como una enorme
ola.
Recordó
aquel verano. ¡ Arturo! Le había pedido
que lo dejara todo y que se fuera con él a Italia. Ella no tuvo valor...¿ Por
qué había sido tan cobarde?
Recordó
como su amor había ido apagándose de a poco, hasta no ser más que un tibio
rescoldo entre cenizas.
Luego
conoció a Julio y cuando él le pidió matrimonio, aceptó en seguida.
-¡
Hemos sido felices!- se aseguró a sí misma, porfiadamente.
Arturo
había vuelto de Italia convertido en un pintor de renombre. Ella iba siempre a
sus exposiciones y dejaba su firma en el libro de los asistentes: " Felicitaciones. Con afecto,
Clara"
Ahora, Arturo la miraba y parecía adivinar su
amargura, la súbita revelación del por qué de esa sombra que nublaba su vida.
La
tomó de los hombros y le preguntó:
-¿
Has sido feliz, Clara?
Sonó
la campanilla y al abrirse la puerta, voces femeninas llenaron el vestíbulo.
Arturo
se apartó de ella y con un saludo breve abandonó la casa.
En el
espejo, ella divisó su rostro pálido y el gesto dolorido de su boca, pero se
rehizo en un segundo y recibió riendo los abrazos y los regalos.
¡
Feliz cumpleaños, Clara!
Bella narración con sensaciones que provocan sentimientos muy humanos
ResponderEliminar¡Felicidades lily y Clara
Besos
André
Tus imaginaciones,tu cultura y tus sentimientos de escritora te hacen escribir esos bonitos relatos
ResponderEliminarUn fuuuerte abrazo
Aquello que pudo haber sido y no fue que habita en cada ser humano, lo que dejó de hacer. Pensando que la decisión tomada no fue la mejor. ¡Oh que terrible quedarse con esa duda de por vida! Pobre Clara.
ResponderEliminarEres una maestra para caminar por los vericuetos del alma. Un abrazo querida amiga.
Amiga escritora,si esa fotografia te hace recordar a una parte de tu niñez,me siento satisfecho de haberla realizado
ResponderEliminarEl temor hacia lo desconocido nos hace temer de ciertos aspectos no conocidos
ResponderEliminarActualmente las campanas de todas las iglesias,solamente de oyen en casos muy especiales
ResponderEliminarTu buén humor me hace reir
ResponderEliminarSaludos