Melita
entró radiante al departamento que compartía con Felipe.
-¡
Mira, mi amor! ¡ La tía Yaya me dejó de
herencia una maleta llena de tesoros!
-Ja-
respondió Felipe, escéptico, sin apartar los ojos de su tablet - Conociendo loa
avatares financieros de tu tía Yaya, dudo que pudiera dejarte algo valioso...
-¡
Pero, mira! La maleta está llena de
cosas estupendas.
Melita
esparció sobre la alfombra un conjunto eterogéneo: sombreros viejos, pretenciosos candelabros
" de plata" que pregonaban a
gritos estar hechos de peltre, albums de fotos medio deshojados y cuellos de
piel comidos de polilla.
-Te
lo dije, Melita. ¡ Basura y nada más!
-¿ Y
ésto?- exclamó ella, separando del montón una especie de caja- Es una antigua
máquina fotográfica. De esas que entregaban una instantánea al cabo de unos
segundos ¿ te acuerdas?
-¡
Seguro que no funciona!
Felipe
parecía dispuesto a exhibir todo su muestrario de expresiones desdeñosas. Pero,
Melita no se rendía.
-¿ Y
si está buena? ¡ A ver! ¡ Tómame una foto!
Y
adoptó una pose sugestiva reclinada sobre el sofá.
-Bueno-
concedió Felipe, aburrido. Y apretó el obturador.
Después
del relampagueo del flash, no pasó nada. Fue como si la máquina, luego de
soltar ese destello, como un último suspiro, se hubiera muerto de agotamiento.
-¿ No
te dije?- alcanzó a burlarse Felipe. Pero en eso, se oyó un chasquido
inesperado y por una ranura de la máquina, asomó una cartulina.
-¡
Resultó!- gritó Melita- ¡ Mira!
Pero,
ambos quedaron atónitos. En la foto aparecía ella, por supuesto, llevando el
mismo vestido liviano que lucía ese día, pero se veía empapada por una copiosa
lluvia y buscando refugio en el quicio de una puerta.
-¿
Qué es ésto?- se preguntaron, consternados.
Felipe
meditó un rato y luego pareció haber dado con la explicación.
-Esta
es una máquina con truco. Adentro hay varias cartulinas preparadas de antemano
y sólo toma la cara de la gente. Como en esos telones que hay en la playa, en
que tú asomas la cabeza y en la foto apareces vestido de marino, navegando en
alta mar.
-Sí, debe ser....- aceptó Melita, dudosa y
haciendo girar la máquina entre sus dedos, sin querer apretó el obturador.
-¿
Qué fotografiaste ahora?- le preguntó Felipe.
-Nada.
Creo que la puerta de entrada...Dudo que se pueda hacer algún truco con eso.
A los
pocos segundos, se oyó el chasquido y ambos se precipitaron a coger la
instantánea.
En la
cartulina aparecía la puerta...y una mujer morena entrando por ella, con aire
decidido.
Felipe
se puso pálido y quiso romperla. Melita lo miró sorprendida de su extraña
reacción.
En
ese momento, sonó el timbre.
Melita
corrió a abrir y la misma morena de la foto se precipitó en el living, con aire
amenazador.
-¡
Así que era verdad, cínico, infeliz ! ¡
Me dijeron que me engañabas, me dieron esta dirección....y no quería creerlo!
Se
avalanzó sobre Felipe, dándole un bofetón.
El,
rojo como la grana, se volvió hacia Melita, que miraba la escena, paralizada.
-¡
Melita! No es lo que parece...Te juro
que es un error. ¡ Nunca antes había visto a esta mujer!
-¡
Canalla!- rugió la morena, y tomando un florero, se lo lanzó a la cabeza.
Felipe lo esquivó de milagro.
Melita
no quiso ver más. Llorando a gritos salió a la calle, sin mirar a donde iba.
No le
cabía duda de la traición de Felipe. Siempre había dudado de él y ahora tenía
la prueba irrefutable de su infidelidad.
Mientras
vagaba por las calles, sin rumbo, el cielo se había encapotado y de pronto
empezó a llover con furia, dejándola empapada en pocos segundos. La tela fina
del vestido que llevaba se le adhería al cuerpo y tiritando, buscó refugio en
el quicio de una puerta.
Entonces
se acordó de la foto en que aparecía mojada...y en todo lo que había pasado
después. Y no le cupo duda de que la máquina tenía el poder de fotografiar los
acontecimientos venideros.
Se
había anticipado a la llegada de la mujer y a la huida de Melita, bajo la
lluvia.
¡
Tenía que recuperar esa máquina! Con
ella podría ver el futuro y ya no recibiría más decepciones.
¡
Tenía que apurarse! Felipe ya habría
comprendido también el valor que tenía. Y si se apoderaba de ella, sólo
pensaría en venderla y hacerse rico.
Regresó
al edificio y se quedó merodeando en los alrededores.
Al
rato vio salir a la morena acompañada de Felipe. El la iba recriminando
ásperamente, pero ella , sin hacerle caso, se arrimaba, colgada de su brazo y
cada cierto tiempo, se ponía de puntillas y lo besaba en el oreja. Eso, a él no
parecía molestarle...
Melita esperó que se alejaran y subió corriendo
al departamento. Sobre la mesa del living estaba la máquina. La tomó con
cuidado, temiendo que un movimiento brusco estropeara el mágico mecanismo.
Se
asomó con ella a la ventana y se puso a esperar que regresara Felipe. Apenas lo
viera venir, le tomaría una foto y conocería sus verdaderas intenciones antes
de que empezara a hablar.
Pero,
le llamó la atención una etiqueta pegada en un lado del aparato. Decía: " Prohibida la venta. Prototipo de
prueba. Capacidad: Dos
instantáneas."
- ¡No
puede ser!- exclamó Melita- ¡ Será otra payasada de esos malditos fabricantes!
Apretó
el obturador, pero no ocurrió nada. No hubo flash ni chasquido. Ahora sí que la
máquina estaba muerta.
Furiosa,
la arrojó por la ventana del octavo piso en que vivían. El aparato fue ganando
velocidad y golpeó violentamente a Felipe, que se apresuraba hacia la entrada,
seguramente preparando alguna nueva mentira...
Melita
lo vio caer fulminado y quedar tendido como un muñeco de trapo, sobre la
vereda. Un enorme chichón de color azul empezaba a crecer sobre su frente.
-¡
Casualidades de la Vida! - reflexionó Melita. Y ya más segura de sí misma y de su destino, se dirigió al
dormitorio a preparar su maleta.
¡ Qué
máquina tan servicial !
Y que lo digas, a ella le sirvio de bastante ayuda, no es de extrañar que no esten a la venta.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Una buena noche de domingo y un abrazo.
Ambar
Yo quiero una de esas máquinas Lily, más de una decepción me habría ahorrado.
ResponderEliminarUn gran abrazo amiga.
Amiga Escritora,tu imaginacion es muy buena,y ello te ayuda a ercribir tus relatos,por desgracia mi materia gris ya se está agostando,y a veces solo me que un poco de fantasia,
ResponderEliminarSigo pensando que el viajar,conocer a otros pueblos es la mejor forma de adquirir cultura
Amiga escritora,otra fuente adquir cultura,es el tener una gran afición a la lectura
ResponderEliminarAmiga escritora,el mejor regalo que yo le puedo dejar a mi hijo,son mis libros,ellos fueron mis mejores amigos,y gracias a ellos me ayudaron a ser una buena persona
ResponderEliminarAmiga escritora,el tiempo es infinito,nos somos perecederos
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Gracias mi querida Lilly.
ResponderEliminarPor siempre acordarte de mi, tu tampoco estás en el olvido aunque a veces tardo en pasar.
Un abrazo.
Ambar
LLeva razón la mujer...si tuviéramos esa máquina que de dolores y desengaños nos evitaríamos...pero en la vida nada es a veces como uno quiere
ResponderEliminary bueno hay que saber a tiempo salir de esos baches negativos...
ella ya se había dado cuenta por donde pisaba el mal nacido...
pero como siempre pasa se hace vista gorda
hasta que ya nada se pueda negar.
Que estés bien amiga.
Pero es más triste todavia,la soledad de dos en compañia
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Tu filosofia te hace ver las cosas de una forma muy objetiva
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