Hacía
años que Marina llevaba un diario de su
vida, pero hasta ella misma se daba cuenta de lo anodino que era. Pensaba que si algún intruso se metiera en su
escritorio e intentara leerlo, al cabo
de dos páginas ya estaría roncando.
Todos
los días eran iguales, nunca pasaba algo nuevo que rompiera la pesada
monotonía.
Así
es que un día se le ocurrió escribir un diario falso. Apócrifo, como dicen en
literatura.
Decidió
ser otra y llamarse Leticia. Ese era un nombre que le encantaba. Le sonaba
misterioso y prometedor. Una mujer con un nombre así forzosamente tendría una vida interesante.
A
Marina le resultaba muy exitante llegar todos los días de su monótono trabajo y
sentarse a escribir lo que le había ocurrido a Leticia. ¡ Ella sí que lo pasaba bien!
Generalmente
llegaba apurada a cambiarse ropa para salir con Rodolfo. ¡ Y qué guapo era él!
Rubio
de ojos grises....Siempre estaba llamándola e invitándola a salir. Un día de
esos, seguramente, le declararía su amor.
Marina
pensaba que Leticia no era hermosa, pero sí muy interesante y sofisticada.
Sabía
sacarse partido. Un día Marina se paró frente al espejo y trató de imitar su
peinado. Un rodete tirante sobre las sienes y que acentuaba la línea de sus
pómulos.
Adivinó
que Rodolfo se iba a declarar una de esas noches y compró un vestido de
terciopelo verde musgo que resaltaría la piel pálida de Leticia.
No se
daba cuenta de que poco a poco iba identificándose con el personaje, al
extremo de que sentía que era Leticia la
que escribía el diario y no ella.
Fue
una noche mágica cuando Rodolfo se le declaró.
El le puso un anillo con un brillante en el dedo y fijaron la fecha para
el matrimonio.
Sin
embargo, la dicha duró poco. Un día Marina vio que Leticia había escrito en el
diario:
"Ya
le dije que sí y voy a casarme con él, pero no estoy segura de amarlo."
Se
indignó. ¿ Cómo era posible? ¿ Se daba
el lujo de despreciar la oportunidad de amar?
¿No pensaba en ella, en Marina, que nunca había tenido una oportunidad
semejante?
Con
el tiempo, Leticia empezó a escribir cosas enigmáticas, pero que dejaban traslucir
que estaba engañando a Rodolfo. Marina no podía concebir tanto cinismo.
A
pesar de todo, seguía pensando que
Leticia era sólo un personaje creado por ella, para escapar a la frustración de
su vida sin alicientes. Y que bastaría con romper el diario para destruirla y
terminar así con tanta desvergüenza .
Pero
una tarde llegó una caja de flores. "
Para la señorita Leticia" -dijo el mensajero.
Traía
una tarjeta firmada por Rodolfo. " A las nueve pasaré a buscarte a tu
casa, mi amor".
Marina
quedó consternada. ¡ Así que, después de todo, Leticia había cobrado vida !
Seguro
que se preparaba a seguir mintiendo y burlándose del pobre Rodolfo. Pero, ella
no lo permitiría.
Tomó
el diario y metió en el fondo del closet, cerrándolo con llave.
A las
nueve en punto sonó el timbre y Marina
abrió la puerta.
En el
umbral estaba Rodolfo, con su cabello rubio y sus ojos grises...Tan guapo que
aceleraba los latidos del corazón.
Al
verla, se quedó confundido.
-Perdone,
señorita. Busco a Leticia...
-Lo
siento-dijo Marina- Leticia salió, pero si quiere, puede pasar a esperarla.
Ya en
el interior, se sentaron frente a frente y él le dijo, extrañado.
-Ustedes
dos se parecen mucho. Se peinan igual...y ese vestido de terciopelo verde ¿ no
es el mismo que llevaba ella el otro día?
Marina
no supo qué contestar y en ese mismo instante, empezaron a llegarle ruidos
provenientes del dormitorio. Como si alguien que estuviera encerrado, aporreara la puerta con desesperación. Indudablemente, era Leticia.
Antes
de que Rodolfo llegara a escuchar el alboroto, Marina exclamó:
- ¡Lo
siento tanto ! No me atrevía a decírselo... Leticia se fue de esta casa y
me dijo que no volverá más.
Rodolfo
se puso pálido y se levantó para irse. Y en la puerta, se volvió hacia ella.
-Vendré
otro día, para saber si hay noticias...
Apenas
él se fue, Marina corrió a sacar el
diario del closet y lo quemó en la llama de la estufa a gas. Ardió gloriosamente y en cosa de segundos,
sólo quedaron unas briznas de papel chamuscado...
¡ Ya
no habría más noticias de la pérfida!
Y
cuando Rodolfo volviera.....
-
El dijo que nos parecemos mucho- suspiró Marina, esperanzada- Y si sigo peinándome con este rodete y usando
el vestido de terciopelo verde, es muy posible que termine enamorándose de mí...
Bueno mi querida Lilly.
ResponderEliminarEl relato es bien interesante y nunca hay que olvidar que esperanza también se vive, sobre todo si se aprende a soñar.
Una buena noche de domingo y un abrazo.
Ambar
Amiga escritora,esa fotografia consiguio abrir lejanos recuerdos,y parece ser que las emociones brotaron,las nostalgia se aapoderaron de tus sentimientos,ello dio lugar a escribir casi una apologia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Amiga escritora,el ego de algunas personas,su afan de norariedad les puede hacer caer en un mundo de fantasias
ResponderEliminarLas tristezas de los dias invernales hacen que algunas personas se sientan invadida por la melancolia
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
De alguna manera ...siempre hay un resquicio
ResponderEliminarpara encontrar lo que se quiere...
aunque sea en la fantasía...
con tal de sentirse feliz...
bss.
Viajar,conocer otros paises,es la mejor forma de adquirir más cultura
ResponderEliminarUn fuerte abrazo desde Andalucia
No te pongas triste,la primavera retornara, las flores volveran a llenar los campos,pero nosotros volveremos,pero un poco mas viejo
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