Una
mañana,mientras se peinaba en su dormitorio, Camila sintió un cosquilleo raro
en la nuca, como si alguien la estuviera mirando.
Se
volvió y vio a una persona sentada en el borde de su cama.
Era
una niña que aparentaba unos quince años. Su pelo era negro y liso y su cara
pálida hacía pensar en un principio de anemia.
Le
resultaba vagamente conocida, pero no sabía de donde.
Las
visitas empezaron a repetirse con asiduidad.
Llegaba
cuando menos la esperaba y se colaba en su dormitorio sin golpear.
Su
pregunta era siempre la misma:
-¿
Qué hiciste con nuestra vida?
La
primera vez, Camila no entendió y le preguntó, confundida:
-¿Qué
quieres decir? ¿ Quién eres tú?
La
niña la miró con rabia.
-
¿Que no me reconoces? Yo era tú, cuando
teníamos quince años. Tenía ilusiones y sueños. Pero tú los destruiste todos. ¿
Qué hiciste con la vida que nos habían regalado?
A
veces, pasaban semanas en que no la veía y Camila respiraba con alivio.
¡Todo
fue una alucinación!- se decía- Algo que soñé estando despierta...
Pero
entonces, la niña volvía a aparecer, para acusarla sin piedad:
-¡
Teníamos tanto! Yo era inteligente. Pude
haber estudiado y tenido una profesión. Pero tú me coartaste con tu angustia y
tu ansiedad de afecto. ¡ Creías que el Amor lo solucionaba todo! Te dedicaste a buscarlo, inútilmente.
Malgastaste nuestros mejores años. ¡ Mujer estúpida! ¿ Qué hiciste con mis
posibilidades? Por tu culpa no llegamos a nada. ¡ No somos nada!
Y
así, repetía una y otra vez su repertorio de acusaciones, hasta que Camila
creía enloquecer.
Se
tapaba los oídos y le gritaba:
-¡Ándate! ¡Ándate!
Pero,
la niña se sentaba a su lado en el vagón del Metro y a su lado permanecía,
hablando sin descanso, mientras Camila intentaba leer una novela para dejar de
pensar.
¿
Cómo librarse de ella?
Decidió
matarla.
Lo
preparó todo, pero su torturadora dejó de aparecer.
¡
Quizás se aburrió y se fue !- conjeturó Camila- Total, ya causó el daño que
pretendía. Ya me dejó insomne y sin ganas de vivir por el resto del tiempo que
me queda.
Alcanzó
a paladear el sabor insípido de su liberación.
Pero
una tarde en que se vestía en su dormitorio, la niña se sentó en el borde de su
cama.
-¿
Vas a salir? ¿ Acaso encontraste algo
novedoso en tu vida fracasada? No te
arregles tanto. No sacas nada. Es tarde para todo. ¿ No te das cuenta?
Camila
subió con rabia el cierre de su vestido y sintió que se rompía.
-¡
Basta ya!- pensó- ¡ No soporto más a este proyecto de arpía!
La
niña se apartó de ella y se paró frente al espejo, enredándose un mechón de
pelo entre los dedos.
Camila
se acercó por detrás y le clavó un cuchillo en la espalda.
La
niña abrió los ojos desmesuradamente y soltó un grito. Luego, cayó muerta a sus
pies.
En
ese mismo instante, la imagen de las dos en el espejo empezó a diluirse.
Primero se borró la niña.
Lo
último que desapareció fue su pelo negro esparcido sobre la alfombra.
Luego,
Camila sintió que su cuerpo se disgregaba en diminutos fragmento que se iban
fusionando con la penumbra del dormitorio.
No
tuvo miedo. Al contrario. Alcanzó a
sonreírse a si misma , con el infinito alivio de descansar por fin.
Desde que llegamos a este mundo,todos tenemos un camino trazado,llegar lo más tarde posible a ese final, pero tenemos la obligación de comnservar la existencias,y hacer el bién a nuestro prójimo,pero a veces la mente nos suele jugar malas pasadas.
ResponderEliminarAmiga escritora,tu comentario es casi una apologia de las intenciones del fotografo.
ResponderEliminarLos libros siempre son y seran los mejores amigos,ellos nunca te defraudaran
que tremendo...llegar a una edad y saberse perdida
ResponderEliminarno apreciando lo que se es y ni siquiera la vida...
un abrazo para ti!
Tus commentarios a esa fotografia,es todo un poema
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Amiga escritora,cuando nos hacemos mayores,interiormente,la soleda nos copa poco a poco
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Amigo escritora,el dinero lo puede comprar casi todo,pero la vanidad solo la tienen los inbeciles o no muy culta
ResponderEliminarEs un caso de depresión crónica, nunca aprehendió a quererse a si misma. Para algunos(as) es fácil, para otras(os) difícil y para otras(os) imposible. Cuando el verdugo mental no deja vivir. ¿La vida es bella?.
ResponderEliminarInquietante tu cuento. Un cariñoso abrazo