Isabel
revisó su chauchera con la idea de ir al supermercado y descubrió que no tenía
dinero. Apenas unas cuantas monedas que tintinearon con cierto sarcasmo cuando
ella sacudió el monedero. ¿ Qué iba a hacer?
Justo
ese día tenía invitada a almorzar a su hermana. ¡ Qué imprudente había
sido! Pero la semana anterior ,
inesperadamente, habían llegado todas
las cuentas juntas....Y había necesitado también ese jarabe, para que la tos la
dejara dormir.
Se
fue caminando despacio, apretando en su mano el monedero vacío. Al pasar frente al contenedor de basura de una tienda, vio, entre cartones y papeles
arrugados, algo que lanzaba destellos al contacto del sol. Apartó con reticencia los desperdicios y vio
que era una botella de vidrio azul. No estaba rota y relucía como el cristal. Era solo una
botella de licor, pero tenía un forma sofisticada y elegante.
De
inmediato se le ocurrió que podría venderla en la tienda de Don Pedro el
anticuario. No sería la primera vez que la sacaba de apuro recibiéndole alguna
cosa heredada de sus padres.
Lo
encontró como siempre sacudiendo el polvo a los mismos objetos que llevaban
años enmoheciéndose allí. Muy de tarde en tarde aparecía algún coleccionista
buscando algo especial y la esperanza
de una venta arrancaban anticipados arpegios a la vieja caja
registradora. Pero, era indudable que la
tienda se hallaba al borde de la quiebra.
- Don
Pedro- le dijo, poniendo cara de congoja, como si las circunstancias la
obligaran a desprenderse de un preciado tesoro-
Aquí le traigo una reliquia de mis padres. Es esta preciosa botella de
cristal francés, seguramente de la época de Napoleón...
El
anticuario la miró con suspicacia e hizo girar la botella sobre el mostrador.
-Isabel,
siento contradecirte, pero ésta es una simple botella de vino. Si la llevas a
la botillería donde la compraste, te la recibirán para reciclaje...Pero dudo
que te den ni un centavo...
-¡
Pero, Don Pedro! ¿ Cómo dice eso? ¿ Lo engañaría yo a usted que ha sido siempre
tan amable conmigo? Realmente, es una
antiguedad valiosa, pero necesito dinero....Así es que le aceptaría cinco mil
pesos.
-
Debe ser muy grande el apuro- se rió Don Pedro- para que aceptes esa suma por
una reliquia familiar, que más encima le sirvió a Napoleón para empinar el
codo.
La
miró a los ojos y vio que sus lagrimas estaban empezando a desbordarse.
-Toma,
Isabel- Llévate el dinero, pero no me dejes esta botella. ¡ Nadie me la
compraría! Y estoy hasta el cuello de
cachivaches inútiles que nunca venderé...
Isabel
salió agradecida y ya en la vereda, el sol
le sacó a la botella resplandores iridiscentes.
Con
los billetes que le había dado don Pedro, compró verduras, huevos y un trozo de
carne. Con eso consideró solucionado el problema del almuerzo.
En su
casa, tomó la botella y decidió abrillantarla
con un paño, para ponerla sobre el aparador. Pero, se le cayó de las manos y rodó por el
suelo sin romperse.
Del
gollete empezó a salir una columna de humo e Isabel corrió hacia la puerta,
pensando que era una bomba molotov.
Pero,
no alcanzó a salir porque vió a un hombre parado en medio de la habitación, sin
poder comprender por donde había entrado.
-No
te asustes, Isabel- le dijo él sonriendo- Soy el genio de la botella.
-¡ El
cerebro de una banda de ladrones será usted!- exclamó Isabel- ¿ se puede saber
por donde entró? ¿ Y qué espera robar
aquí ? Gasté todo el dinero en el
supermercado. A lo sumo lo podría invitar a almorzar...
-
Gracias, Isabel, pero no es preciso. No soy ningún delincuente. Soy de verdad el
genio de la botella y estoy facultado para concederte cuatro deseos.
Isabel
lo miró recelosa.
-Ya
sé que no me crees, pero ¿ por qué no haces la prueba? Mira esta habitación y dime si hay en ella
algo que quieras cambiar.
-Esa
grieta que quedó en la pared, desde el último terremoto...Me gustaría que se
arreglara.
Al
instante, la grieta desapareció y la muralla se vio lisa y como recién pintada.
-Ya,
niña, todavía te quedan tres deseos. Pero piensa bien ahora en lo que vas a
pedir.
-¡
Quiero dinero!- dijo Isabel- Quiero diez millones de pesos y que aparezcan
ahora mismo, como caídos del cielo.
De
inmediato se vio casi sepultada en un verdadero alud de billetes.
Se
pasó parte de la noche ordenándolos en fajos y a la mañana siguiente, salió a
ver a sus vecinos.
- ¡
Amigos, recibí una herencia! Don
Hilario, tome usted para que le arreglen su dentadura. Don Emiliano, traiga al
gasfiter para que le parche esas cañerías... Y usted, doña Eduvigis, bote a la
basura esa silla de ruedas y cómprese una nueva...
Se
pasó la mañana repartiendo plata. Nunca se había sentido tan feliz.
Había
guardado para ella quinientos mil pesos, con la idea de salir de sus apuros.
Pero, a media tarde apareció un caballero con terno gris y maletín.
-Srta.
Isabel, vengo de Impuestos Internos. Hemos sabido que recibió una herencia y
como usted comprenderá, tiene que pagar algunos impuestos....
Sacó
su calculadora y después de un rato le dijo:
-Ya ,
señorita, incluyendo todos los gravámenes, debe usted pagar quinientos mil
pesos.
Acongojada,
entregó hasta su último billete.
Entonces
apareció el genio de la botella.
-¡ No
contabas con Impuestos Internos! ¿ Verdad, Isabel? Pero, no te aflijas. Aún te quedan dos
deseos.
-¡ Ya
sé!- exclamó ella- ¡ Quiero ser poderosa porque así tendré todo lo que necesito! ¡Quiero ser reina de un país europeo!
-Bueno-
dudó el genio- Quedan pocas monarquías a estas alturas. ¿ Podría ser una de
otra época?
-¡
Por supuesto! Las reinas de antes tenían
mucho más poder que ahora.
Inmediatamente
se encontró convertida en María Antonieta....
La
llevaban amarrada en una carreta, rumbo al cadalso. A su paso, la gente gritaba
y la maldecía. A lo lejos, se divisaba la silueta de la guillotina.
Vio
que aún llevaba la botella azul entre sus ropas y gritó:
-¡
Quiero que todo ésto se deshaga y volver a ser como era antes!
Automáticamente,
se encontró en la cocina de su casa, lavando las verduras para el almuerzo.
El
genio había desaparecido, pero la botella azul continuaba sobre el aparador. Se
veía deslucida, como si tanto esfuerzo le hubiera quitado brillo...
-¡ No
quiero volver a ver esta botella ni en pintura!- exclamó Isabel- Me ha traído
demasiadas complicaciones....
Salió
a la calle y la dejó en el contenedor de basura. La botella despidió un súbito
destello de protesta. O tal vez fue un llamado para que alguien la sacara de ese
entorno maloliente...
Isabel
nunca supo si alguien la había encontrado.
Es
cierto que, durante un tiempo, en la vecindad sucedieron muchas cosas
extrañas...
Pero
poco a poco retornó la calma y el barrio volvió a estar envuelto en su plácida
abulia de siempre.
Amiga escritora,de una fotografia conseguiste hacer casi un editorial,tu mente vuela mucho mas rapida que las fantasias del viejo fotógrafo .
ResponderEliminarMi persona no vale nada,no tengo ego,con la edad nos convertimos en casi niño
Después de todo, somos felices con poco y nada. El dinero, el poder, si bien son seductores, tienen siempre su lado complicado.
ResponderEliminarTu imaginación es sorprendente querida Lily. Espero que estés bien.
Besos.
Pues
ResponderEliminarlo más valioso está en lo que podamos conseguir con el propio esfuerzo...pocos son los que tienen tanto y al fin son igual de infelices como el mas pobre y desdichado....
espero pasen buenas cosas contigo
bs.
Amiga escritora,las tristezas y las añoranzas,son nuuestras de las debilidades humanas
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Escribir,contar historias,intentar sacar todo aquello que nustras mentes y sentimientos tienen alojados en lo más intimos de celebro
ResponderEliminarPero para eso está tu creatividad de escritora
Tus fantasias literario,consigue hacer un verso a la esperada lluvia
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Felicitaciones a tu imaginación. Vuelas por mundos ignorados porque son mitologías. Cuando se piensa que los problemas lo resuelven, fantasmas, santos, genios, dioses. La vida queda hipotecada, afortunadamente Isabel tuvo la oportunidad de renunciar al hechizo. Se auto hizo un auto-exorcismo.
ResponderEliminarRecibe mi cariño.
Amiga escritora,Cuándo perdemos un ser querido,la negrura nos invade,pero la patina del tiempo va formando una especie de conformismo,y el dolor se va calmando.Yo perdi a un a hija con diez y ocho años,pasaron los años,pero su aucencia cada dia es mayor.
ResponderEliminarAmiga escritora,a veces pasear bajo la lluvia,es un gozo que a mi mucha edad me hace sentir más vivo
ResponderEliminarMaravilloso hogar de letras, me ha fascinado la lectura, mis humildes felicitaciones!!!
ResponderEliminarun gran abrazo!!!