El
celular empezó a sonar de repente y
Paula sintió que se aceleraban los latidos de su corazón.
Quizás,
después de todo, aún era posible que pasara algo...
Imaginó
mil cosas en segundos, mientras arrastraba sus viejas zapatillas de levantar en
dirección al dormitorio.
Sobre la cama estaba el celular. Lo había
tirado ahí al llegar de la calle, sin
esperanzas de recibir ningún llamado.
-¡Aló!
En
respuesta, la sorprendió una voz rememorada tantas veces.
-¡Paula! ¡ Qué gusto oírte! Aunque quizás ya no te acuerdas de mí...
-Julio
¿ verdad? Por supuesto que me
acuerdo...
-¿ Y
sabes que día es hoy?
Ella
sabía muy bien qué día era y contestó, disimulando su amargura.
-No
sé...Me da lo mismo. Es Domingo, si no
me equivoco....
-No,
tontita. Hoy es San Valentín. Y por eso se me ocurrió llamarte.
-Me
parece una broma de mal gusto, si quieres saberlo.
-¡Paula,
por favor! Ha pasado demasiado tiempo....
¿ No crees que ya es hora de que seamos amigos?
Después de todo, fuiste tú la que me dejó por Diego.
-Bueno,
pero tú bien rápido te consolaste con Angélica. Espero que te haya ido bien con
ella...
Julio
miró su mano tostada, donde la ausencia de la argolla matrimonial mostraba una
huella más blanca.
-¡
Claro que sí! Justo ahora estaba
confirmando la reserva que hice, para llevarla a comer. ¡Será una sorpresa para ella! Aunque debe sospecharlo, por las rosas que le
mandé más temprano...
-Me alegro
de veras, Julio. ¡ Sé que ella es una buena chica....! ¡ Y se nota tanto que está enamorada...!
Julio
recordó la infidelidad descubierta hacía meses. Los reproches, los
gritos...Volvió a ver la cara de Angélica, enrojecida por el odio, cuando
arrojó la argolla encima de la cama. La vio tomar la maleta y salir a la calle,
donde la esperaba el automóvil del otro, con el motor en marcha...
-¿ Y
tú? ¿ Saldrás con Diego?
Paula
miró a su alrededor el departamento en penumbra. El librero donde habían estado
los libros de él y que ahora solo contenía las malas novelas que ella compraba
para matar las horas de insomnio...
La puerta entreabierta del closet semi vacío,
mostraba sus vestidos, junto a una hilera de ganchos desocupados...
-¡ Sí!
¡Justo me estaba vistiendo para salir con él! - Miró la camiseta vieja
que se había puesto al llegar y con la que pensaba dormir esa noche. Un rictus
de amargura le deformó la boca- Voy a
tener que cortar...¡ Creo que escucho sus pasos frente a la puerta !
- No
te quito más tiempo, entonces. En realidad, los dos estamos algo apurados...¡
Feliz San Valentín, Paula!
-¡
Feliz San Valentín, Julio!
Vaya, hasta en San Valentín hay finales tristes, al principio iva bien la historis al sonar movil, y luego se torció.
ResponderEliminarBueno Lilly feliz San Valentín.
Un abrazo.
Ambar
Para variar dos que se equivocan y no tienen el coraje suficiente
ResponderEliminarpara saber enfrentar la vida....
te dejo un abrazo!