Lily
había quedado cesante. De la noche a la
mañana, la pequeña tienda de hilos y lanas para tejer, en la cual trabajaba de vendedora, cerró sus
puertas. Ya casi no tenía clientes.
Estaba
claro que en la actualidad, pocas mujeres tejían. Ni las abuelas se preocupaban ya de preparar
el ajuar de sus futuros nietos. Preferían pasar las horas chateando en internet
o solicitando en facebook la amistad de algún viudo interesante.
Lily
debía un mes de pensión y comprendió que, por el momento, no podría saldar la
deuda.
Esa
noche no se atrevió a llegar a la casa y enfrentarse con la cara hosca de la
dueña. Decidió ir al día siguiente a buscar algunas cosas, cuando ella hubiera
salido a hacer sus compras.
Pero
¿ donde dormiría esa noche?
Saboreando
su incertidumbre, como si chupara un limón agrio, echó a andar por una calle
solitaria. Sin saber cómo, terminó
entrando al cementerio.
Vio
que podía quedarse escondida entre las tumbas, sin ser detectada por el
vigilante.
Al
caer la noche, se cerraron las rejas y el silencio envolvió como un manto
aterciopelado la ciudad sepulcral.
La
aguja de una torre cercana abrió un ojal en el cielo, para abrochar el botón dorado de la luna.
Unos
pájaros nocturnos se llamaban dulcemente entre las ramas de los cipreses.
Lily
no le tenía miedo más que a los vivos.
Así es que se acurrucó sobre una tumba y tranquilizada por la paz del
recinto, no tardó mucho en quedarse dormida.
Despertó contenta. Era Verano y hacía calor a esa hora
temprana de la mañana . Se lavó en un grifo y se peinó, antes de que apareciera
el jardinero.
Pensó
que el cementerio era un sitio ideal para vivir y decidió quedarse allí,
mientras encontraba otro empleo.
Sigilosamente
, fue a buscar algo de ropa a la pensión y cargada con su mochila y una
frazada, se deslizó de nuevo al interior del Camposanto.
Esta
vez pudo leer las señas del difunto sobre cuya tumba había dormido la noche
anterior.
Se
llamaba Heriberto y había muerto hacía poco, cuando apenas tenía veinticuatro
años.
En la
cabecera de la tumba, habían puesto su fotografía enmarcada en metal. A Lily le
pareció que había sido un joven muy atrayente. Sus labios eran generosos y sus
ojos, grandes y oscuros, como si
ocultaran un secreto de amor.
- ¡
Seguramente era un poeta!- pensó Lily y se condolió de su triste destino.
Pensó
que había muerto muy joven y seguramente no había alcanzado a amar. Pero también se había ahorrado todo el
sufrimiento que la vida le reserva a los espíritus sensibles.
Notó
que en la tumba no había flores y decidió poner remedio a esa negligencia.
Sin
ningún remordimiento fue a sacar algunos claveles de la tumba vecina, sin dejar de ofrecer disculpas a su ocupante.
-Perdone,
señor, se lo ruego. Es un caso de fuerza mayor...Se trata de un joven triste
que escribía poemas... ¡ Un difunto tan
especial no puede estar sin flores!
El
jardinero le prestó una escoba. Con ella barrió la tumba y arrancó la maleza
que había crecido alrededor. Finalmente, le echó el aliento al cristal de la
foto y la frotó con su pañuelo hasta dejarla reluciente.
Estaba
casi segura de que Heriberto le había sonreído.
Lily
no demoró mucho en encontrar otro empleo. Una amiga la recomendó en un
restaurante, para que ayudara a servir las mesas. No tenía experiencia, pero la
contrataron de inmediato. ¡Allí sí que
hacía falta personal!
El
restaurante pasaba lleno de improvisados gourmets. Y se había puesto de moda
sacar fotos con el celular al plato que estaban comiendo. Luego las subían a su
facebook para demostrar que eran unos tipos con suerte, que siempre lo estaban
pasando mejor que los demás...
Pero
Lily siempre pensaba en Heriberto. Echaba de menos sus charlas nocturnas,
cuando ella le contaba sus penas y él callaba comprensivo, brindándole su apoyo
incondicional.
Se
sentía enamorada.
¡ Somos tan unidos!- pensaba - ¡ Si hasta
hemos dormido juntos!
Y al
pensar eso, se ruborizaba un poco, porque era una chica inocente que aún no
había conocido el amor.
Así
es que varias tardes a la semana, al concluir su turno en el restaurante, se
encaminaba al cementerio. Ahora disponía de dinero para comprar flores y
siempre le llevaba un ramito.
Se
fue el verano. Hacía un poco de frío y las primeras brumas doradas del otoño
envolvían los árboles, aquella tarde en que lo vio.
Desde
lejos lo distinguió parado junto a su tumba, como si la estuviera esperando.
Sintió
que las piernas se le doblaban y por un instante, su corazón dejó de latir.
Cuando
pudo articular unas palabras, sólo atinó a preguntarle:
-¿ Y
cómo saliste?
El la
miró confundido, parecía no entender la pregunta. Pero luego, su semblante se
aclaró.
-Bueno...Pedí
permiso para salir.
-¿ Y
se puede hacer eso ?- balbuceó Lily, sin
creer lo que escuchaba.
- En
la oficina donde trabajo, sí . Además, les dije que venía a ver la tumba de mi
hermano, que hace mucho tiempo que la tenía abandonada...
Se
volvió a mirar con cariño la foto de Heriberto y al ver todo tan limpio y violetas frescas
en un
florero , le preguntó:
-¿
Eres tú la que ha cuidado la tumba todo este tiempo?
Lily había ido comprendiendo de a poco. ¡ Era
tan igual a Heriberto ! Con los mismos ojos grandes y oscuros. Y la misma boca
de labios llenos. Seguramente habían sido gemelos...
-Sí.
Yo he estado viniendo desde hace tiempo...
Y no
quiso decir más. ¿ Cómo explicar que lo había conocido después de muerto?
Mientras
hablaban, el cielo se había cubierto de nubes y repentinamente empezó a llover.
-¡
Vamos!- dijo él- Salgamos de aquí. ¡Nos vendría bien un café caliente!
Lily
miró la foto puesta en la tumba y esta vez sí que estuvo segura, absolutamente
segura de que Heriberto le sonrió.
Hola mi querida amiga
ResponderEliminarhermosa historia...una esperanza que se teje en el circulo d ela vida...que nadie sabe de donde o como puede llegar
y todo al fin se trasunta a nuestras propias decisiones...a enfrentar nuestros miedos y de como un ser es capaz de sobreponerse a las adversidades y comprender esos mensajes un poco mas allá...que mas allá siempre brilla la vida y nos entrega nuevos caminos ...
el desprendimiento y sensibilidad de esta mujer abrió los brazos de la esencia viva del amor y la guía hacia adelante mejorando todo aspecto de su vida...
que así sea...
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Gracias por tus comentarios en mi blog querida amiga
pero como otras veces debo aclarar que mis poemas no van en la línea de una relación...eso ya lo que he dicho antes...
lo digo para que no te angusties si acaso piensas que ando de tumbos jajjajaja
te dejo un gran abrazo!
Espero estés muy bien
ResponderEliminaraquí hoy amaneció lloviendo
pero esta bien por las plantas que necesitan agua de lluvia...
y así mi jardín crece más bello...
que tengas lindo días por tu vida...