Campanario
era un pueblito nortino, a donde llegaban numerosos turistas, ansiosos de
avistar algún ovni.
Se
rumoreaba que desde la segunda mitad del siglo anterior, siempre se veían luces
atravesando el cielo. "Son los extraterrestres- decían los más
fantasiosos- Después de la Segunda Guerra Mundial empezaron a vigilarnos,
porque tienen claro que no sabemos cuidarnos solos."
La
cosa es que nadie se quedaba sin algo que decir al respecto. Y no faltaba el
más audaz que aseguraba haber sido abducido y haber aparecido en otro pueblo,
varios días después.
El
más fanático del tema era Rogelio, el dueño de la ferretería. Se lo pasaba leyendo libros y revistas de
ciencia ficción. Acodado en el mostrador, no sentía pasar las horas mientras
alimentaba sus fantasías.
Era
muy raro que entrara algún cliente y consideraba que había sido un día de
buenas ventas cuando lograba deshacerse de una caja de tornillos.
A los
pocos valientes que se atrevían a entrar, no los soltaba sin haberles llenado
antes la cabeza con historias de ovnis y de abducciones. Mareados, salían sin saber qué pensar...Mejor
dicho, no les cabía duda de que Rogelio estaba chiflado.
A la
salida del pueblo había un prado en cuyo centro se erguía una piedra de aspecto
extraño. Era alta y lisa, como una
lápida y tenía grabados unos caracteres indescifrables.
En
ese lugar pasaba Rogelio las noches, seguro de que los ovnis se posarían ahí,
porque era evidente que el mensaje había sido escrito por extraterrestres.
En
resumen, tenía a toda la gente aburrida con el tema. Y seguramente, la más
hastiada era Gloria, su mujer.
Por
eso, a nadie le extrañó cuando un día, muy temprano, cuando apenas amanecía,
ella pasara con una maleta, rumbo a la estación.
Más
tarde, Rogelio recorrió el pueblo gimiendo y llorando. ¡ A Gloria la había
abducido un ovni !
Y a
quién lo quería escuchar, le contaba que la noche anterior había visto luces en
su patio trasero. Un extraño zumbido lo
había alertado de la presencia de una nave de otro planeta... Aterrado, perdió
el conocimiento y al volver en sí, Gloria había desaparecido.
Todos
fingían creerle y le decían palabras de aliento. Pero les quedaba la duda de si
Rogelio creía realmente esa extravagante
historia o la había inventado él mismo, para salvarse de la humillación del
abandono.
Se
deprimió por completo. Ya apenas abría la ferretería, un día si y dos días no.
Lo más seguro era hallarlo tendido en el prado, junto a la piedra con el
mensaje extraterrestre.
Ahí
se pasaba las horas mirando el cielo, como si no perdiera la esperanza de que
un ovni le traería de regreso a Gloria.
Uno
de esos días, ella se bajó del tren.
Venía con un aire triste de quiltro abandonado y a nadie le cupo duda de que su
aventura había llegado a su fin.
Cuando
tomó la calle principal, apenas parecía
tener fuerzas para cargar la maleta. Se
veía muy distinta a como la habían visto partir, ágil y sonriente, en pos de su
amor prohibido.
Ahora
caminaba encorvada y arrastrando los pies, como si la maleta contuviera
piedras.
La
señora Rosalba, dueña de la panadería, la salió a encontrar y la tomó de un
brazo.
- ¡
Ven, Gloria! ¡Ven, niña! Que tengo que
decirte algo....
Como
si hubiera sonado una alarma de bomba, llegó medio pueblo corriendo a la
panadería.
Lo
que le dijeron a Gloria, no se sabe, pero no es muy difícil suponerlo.
Un
rato después, todos la escoltaron rumbo al prado donde Rogelio pasaba las
horas.
-¡
Rogelio! ¡ Rogelio! - gritaban - ¡Los ovnis devolvieron a Gloria!
Ella,
indecisa y temblorosa, lo miraba fijamente, esperando su reacción.
De
nuevo, a casi todos le quedó la duda de si Rogelio realmente creía su historia
o la había inventado él mismo para ocultar que había sido abandonado.
Pero,
con la mirada de todo el pueblo puesta en él, no le quedó otra cosa que hacer
sino abrir los brazos y recibir en ellos a Gloria, que lloraba emocionada.
amiga dejame decirte que tienes tanta magia dentro de ti
ResponderEliminartanto vida fluyendo a través de tu pluma...pasando por esos valores indestructibles del corazón...
de lo que somos como seres humanos con todas nuestras grandezas
y errores, que bien sabes escudriñar y manejar mágicamente
donde no solo es competencia de seres aislados ,sino de una comunidad
donde subyace una esperanza que así fuera siempre
crecer en espíritu solidario, entender el viento de la vida
y nunca dejemos de ser y sorprendernos...
hermosa historia...