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domingo, 20 de marzo de 2022

ERRORES.

-¿Sabes, Carlos?  Creo que los errores son como los bumerang.  Por muy lejos que los arrojes, siempre vuelven a ti.  Pero, no hay que avergonzarse de haberlos cometido. Nadie nos enseñó a vivir. Fuimos como niños que dan sus primeros pasos y tropiezan una y otra vez. Y así se nos va la vida. Y cuando sentimos que por fin aprendimos a andar y nuestro paso se ha vuelto firme, ya somos viejos y nos queda poco tiempo para utilizar nuestra sabiduría.

Nunca pensé, amigo, que nos encontraríamos hoy junto a la tumba de Laura.  Muchas veces había venido antes y  había encontrado como hoy, un ramo de flores frescas. Rosas amarillas, las que más le gustaban.  Y fui tan necio que no adiviné que las traías tú. ¿ Quién podía conocer sus preferencias, aparte de mí?   Solo tú, que la amaste tanto como yo la amaba.

Porque no voy a negar que tú la querías. No soy tan mezquino para pretender que no era amor el que sentiste por ella. Eras mi amigo. Sé que luchaste contra tus sentimientos. Que incluso partiste al extranjero huyendo...

Pero era muy fuerte lo que ella sentía por ti. Después de tu partida, empezó a languidecer. Sé que le escribiste un par de veces. La vi esconder tus cartas y a solas, apretarlas contra su corazón. Cuando yo la miraba, trataba de disimular y sonreía...  Pero, era inútil y nuestra relación se fue deteriorando.

Al final le dije que lo sabía todo, que no la culpaba y que la liberaba de sus ataduras para que corriera hacia ti. Pero que el niño se quedaba conmigo.

Me miró con horror y escapó al dormitorio llorando. La vi arrodillada junto a la camita de nuestro hijo, que dormía ajeno a la tormenta que trastornaba nuestros corazones.

Pero, fui inflexible. Sé que mi propósito recóndito era impedir que se fuera. La quería demasiado para resignarme a perderla. Usé al niño como un arma, como el cerrojo de la jaula que le impedía volar.

-Y se quedó, Carlos. Se quedó a mi lado, pero la tristeza la fue consumiendo. Y tiempo después se enfermó. Me empeciné en retenerla, negándome a ver el lento deterioro de su salud. Me pregunto si fui como aquel que mantiene enjaulado a un pájaro para solazarse con sus trinos, sin importarle que el encierro vaya acortando su vida.  Necesitaba tenerla a mi lado, gozar de su presencia en la casa, escuchar su voz. No podía soportar que me dejara...

Pero ya lo ves, me dejó. Ahora yace aquí,  bajo esta piedra fría donde tú acabas de poner un ramo de rosas amarillas.

Ninguno de los dos pudo tenerla, amigo, y estamos solos ahora. Sé que tú sufres y ese dolor nos une como hace años nos unió nuestra amistad.

Ven a mi casa, Carlos. Hablaremos de ella. Nos hará bien a los dos.



12 comentarios:

  1. Será que ahora le toca a Carlos?... Me encantó lo siniestro del personaje principal impecablemente delineado, Lillian.

    Abrazo hasta allá.

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    1. Qué bueno que te gustó este cuento. El amor suele ser muy egoísta y conducir a la gente a conductas más que reprochables.

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  2. ¿Se hubiera ido si le hubiera dejado llevsr al niño? ¿Se habria aburrido de Carlos, como se aburrió del primero que eligio, aun conociendo a Carlos? ¿el protagonista se hubiera muerto de pena si ella se hubiera ido? ¿ la retenia para sibrevivir? ¿Su mezquindad era un medio para sobrevivir? Todas las monedas tiene dos caras? (Por ahi no decís "cara y cruz", verdad? Lo decís de otra manera wue no recuerdo,) Cada vez miro más la otra cara.
    Estoy un poco fuera de juego, Lillian, por eso no he pasado ultimamente.
    Muchos besoooss

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    1. Gabiliante, qué bueno que volviste. Había estado pasando por tu blog, haber si ponías algo nuevo. ¿ Sabes? Este cuento tiene una anécdota. Cuando lo escribí, estaba en un taller literario, con un profesor joven, casado. Cuando terminé de leer, el profesor estalló en llanto. Nos quedamos atónitos. ¿ Había él vivido una historia parecida, pero al revés? Me acuerdo que tenía un hijito muy regalón. Nunca supimos por qué lloraba.

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  3. una entrada pensante y lejano Me gusta leerte ein opinar mientras la primavera ha renacido y yo estoy cerca del mar

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  4. Gracias, amiga. Aquí está llegando el Otoño. Y el mar está tan lejos...A veces, el fragor de la locomoción de la gran ciudad imita el ruido del océano.

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  5. los humanos cometemos muchos errores pero a veces estos nos puede servir para rectificar...

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  6. Duro y hermoso relato, siento encogido el corazón porque esta historia la has contado de tal manera que suena a muy real
    Me ha gustado encontrar tu blog
    Un abrazo

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  7. Las creencias son aprovechadas por las multinacionales de las sectas

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  8. Me ha encantado tu relato. Hay emociones que unen.

    Un placer leerte.

    Un abrazo.

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    1. Gracias, María. A mí me da mucha pena esta historia, a pesar de que la escribí yo. Te agradezco mucho leer mi cuento, es muy alentador para mí que visites mi blog.

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  9. Como sea ella ganó a su alma frente a Dios ante que a los hombres y eso aunque parezca destemplado es una proeza que en este tiempo muy difícil de encontrar... Y quien espero mejor valore y le sirva como ejemplo de amor materno sea a su hijo.

    Un abrazo

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