Bienvenidos a Mi Blog

Les doy la bienvenida a mi blog y les solicito encarecidamente que me dejen sus comentarios a mis entradas, pues su opinión es de gran valor para mí.



domingo, 13 de marzo de 2022

EL SUEÑO DE CLARA.

Clara siempre había envidiado a Mariela. Era la  más aplicada del curso y también la más bonita. Entre todas las niñas morenas, ella resaltaba con su pelo rubio y sus ojos azules.

Su papá era el dueño de la Fábrica que le daba vida al pueblo y habitaban una inmensa casa blanca que se erguía frente a la plaza.

El día de su cumpleaños, Mariela hizo una fiesta y todas las niñas del curso fueron invitadas.

Clara no quería ir, porque se avergonzaba de no tener un vestido apropiado. Pero su mamá le cortó el ruedo a su vestido de la Primera comunión y le puso un ramito de violetas en la pechera. Su papá  compró una caja de chocolates, para que la  llevara de regalo.

 Cuando llegó, la hicieron pasar al dormitorio de Mariela. Vio una cama grande con una cubrecama de raso rosado y una repisa llena de figuritas de porcelana.  Se quedó mirándolas, embobada. Mariela se rio y le preguntó: ¿ Te gustan?  Clara pensó por un instante que le diría: Elige una y te la regalo.  Pero nada de eso ocurrió.

Aunque jugaron hasta cansarse y comieron muchas golosinas, volvió a su casa triste y malhumorada.

-¿ No te trataron bien?- le preguntó su mamá, preocupada.

-¡ Sí!  ¡ Lo pasé muy bien! Pero ¡  todo es tan bonito allá ! ¡ Cuantas muñecas y libros de cuentos tiene!  Y su pieza, tan linda...Mariela debe ser muy feliz...¡ Quién fuera como ella!

Esa noche, en su cama pensó:

-Yo no quiero ser como ella. Yo quiero ser ella.   Quiero ser Mariela y tener todo lo que ella tiene.

A la mañana siguiente, al despertar, sus dedos tocaron una cubrecama de satén rosado. Se encontró acostada en la cama de Mariela, rodeada de muñecas, en un inmenso dormitorio bañado por el sol.

Saltó al medio del cuarto, asombrada y su imagen se reflejó en un espejo. Vio sus cabellos rubios y sus ojos azules agrandados por la sorpresa.

-¡ Soy Mariela!- gritó alborozada-  ¡Soy ella y todas estas cosas son mías!

Eligió el vestido más lindo entre los que colgaban en el closet y bajó corriendo la escalera.

La casa estaba silenciosa, solo desde la cocina le llegaba un ruido de cacerolas.  Vio a la cocinera, pelando papas y echándolas en una olla hirviente.

-¡ Mariela!  ¿ Qué hace aquí?  Ya sabe que no me gusta que venga a molestarme mientras estoy trabajando.

-¿ Y mi mamá?

-En su cama estará, pues.... Como siempre.

Subió corriendo y entró al dormitorio de los padres. En una de las camas, lloraba la mamá, con la cara hundida en la almohada.

-¡ Salga de aquí, niñita!  No ve que estoy con jaqueca...

-¿ Y el papá?

-Muy feliz andará por ahí...Desde ayer que no llega.

Al verla llorar, quiso acariciarle el pelo, pero la mujer le gritó, fastidiada:

-¿ Que no tiene que irse al colegio?

-Pero, mamá...Si es Sábado.

-Entonces, váyase al jardín y no haga ruido.¡ No puedo más del dolor de cabeza!

  Estuvo todo el día sola, vagando por la casa. Los lindos juguetes terminaron cansándola.  Pasadas las seis de la tarde, apareció el papá.

-La mamá está llorando en su pieza- le informó la niña, con voz acusadora.

-Déjela que llore, no más. Es lo mejor que sabe hacer... Ahora, me voy a leer al escritorio. ¡ No se le ocurra hacer ruido!

-¿ Y cuando termine de leer, podríamos ir un ratito a pasear?

-No, puedo, niña. Tengo que volver a salir. ¡ Un compromiso en el Club!  Usted sabe lo ajetreada que es mi vida...

El resto del día, hasta la noche, lo pasó sin hablar con nadie. Comió en la cocina, con la cocinera y la mucama, que conversaban entre ellas y se reían haciéndose morisquetas, como  burlándose en secreto  de los patrones.   Cansada y triste, se fue a acostar.

Se tendió sobre la cubrecama de raso rosado. Se sentía muy sola y una congoja muy grande le hacía doler el corazón.  ¡ Nada era como había imaginado !  Después de llorar un rato, se quedó dormida.

Despertó en su casa y con gran alivio, comprendió que todo había sido un sueño.

Entró su mamá, sonriendo.

- ¡Arriba, Clarita!   ¡ Aquí tiene su leche!  Y vístase luego, que su papá y yo la vamos a llevar al zoológico.

-¡ Ay, mamá!  ¡ Qué bueno!  No sabes el alivio que siento de estar aquí y de ser yo misma...

-    Pero ¡ claro que eres tú misma!  ¡ Qué cosas tan raras dices, mi hijita!  ¿ Será que tuviste una pesadilla? 




8 comentarios:

  1. Saludos estimada , espero estés muy bien en todo.
    Un cuento que nos habla de esas envidias que a veces de niños tenemos por lo que tiene otro y que al fin uno se da cuenta que el tener no da la felicidad ,sino las cosas más profundas que nacen del corazón.

    Te dejo un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón, Magdeli. Era yo la que envidiaba a Carmen, que así se llamaba la niñita real. Tenía un dormitorio para ella sola, y yo compartía el mío con mis dos hermanas. Todo lo de ella era lindo...El resto del cuento es imaginación, menos mal.

      Eliminar
  2. Triste que alguien quiera ser otra persona despreciando a todos y cada uno de los que también somos... Habrá aprendido algo Clarita de su pesadillesco sueño?

    Abrazo más que grande, Lillian. Me encantó.

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Carlos. Creo que el cuento es una exageración literaria. Pero, la envidia existe y en los niños es ingenua y no distingue prioridades.

    ResponderEliminar
  4. Tus sueños como escritora son mucho mas reales....

    ResponderEliminar
  5. Hola Lily. Te descubrí hoy y me encanta cómo escribís. Te dejo el enlace a mi blog, allí vas a encontrar una propuesta que tal vez te interese. Un abrazo
    https://somosartesanosdelapalabra.blogspot.com/2022/03/desayunos-artesanos-volumen-ii.html

    ResponderEliminar
  6. sin palabrras
    me encanta como escribes de bonito
    gracias

    ResponderEliminar