Nora llevaba muchas semanas encerrada en su departamento. Sospechaba que se había contagiado del virus, pero no lo quería admitir. Por la noche sus bronquios crujían y rechinaban como una máquina que alguien hubiera olvidado aceitar.
Su amiga Betty, con mascarilla y conservando la distancia, había ido a llenarle el refrigerador de alimentos. Pero Nora no quería comer. Solo tosía, como un perro atorado con un hueso de mamut...
La lluvia arreciaba al llegar la noche y roncos truenos bramaban a lo lejos.
-Me enfermé en otoño y ahora es invierno- suspiró Nora, melancólica-¡ Qué larga se ha hecho esta cuarentena!
Se había mudado a ese departamento hacía cinco meses y en el balcón quedaban unas cajas de embalaje que el antiguo arrendatario no había ido a buscar.
Al fin, una tarde sonó el timbre.
En el umbral había un joven de pelo largo, ataviado con una chaqueta de terciopelo algo raída.
-Soy Gonzalo- le informó sin preámbulos - Vengo a buscar unas cajas que dejé aquí... Perdona la demora.
Siguió hablando, mientras se dirigían al balcón.
-Fue un abuso dejarte mis pinturas tanto tiempo. Por la cuarentena no pude venir, pero ahora las necesito para montar una exposición. ¡ Acaban de abrir la galería!
-¡ Así que tú pintas!- exclamó Nora, entusiasmada- ¿Y cual es tu genero?.
-Pinto retratos...Y de hecho, me gustaría pintar el tuyo.
-Pero ¡ si estoy tan fea!- se quejó Nora, coqueta, llevándose la mano a su pelo desgreñado.
-¡ Oh, no! Estás muy interesante. Esa palidez me recuerda a las heroínas de Poe.
Nora no se sintió muy halagada, porque recordaba que esas heroínas estaban catalépticas o derechamente muertas...
-¡ Si pudieran empezar de inmediato, hasta podría terminarlo para exhibirlo en la exposición!
Se pusieron de acuerdo y al día siguiente, Gonzalo llegó con un lienzo y una caja de pinturas.
-¿ Sabes, Nora? Me gustaría que el retrato evoque ese poema de Poe donde hay un cuervo que repite al final de cada estrofa las palabras " nunca más".
Pasaron los días y la cara de Nora, rodeada por sus cabellos negros ya estaba terminada. Ahora Gonzalo trabajaba en su vestido y en sus manos.
Se le ocurrió pintar un cuervo posado sobre su hombro.
-Este retrato se llamará " La dama del cuervo" ¿ Te parece?
Mientras él pintaba, Nora miraba su rostro joven iluminado por la inspiración y sentía que lentamente la capa de hielo que había rodeado su corazón empezaba a derretirse.
Lo extraño fue que el agua de ese deshielo pareció subir a sus ojos y las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas.
-¡ Nora! ¿ Qué tienes? ¿ Estás cansada de posar?
-¡ No! Solo pensaba en lo triste que es ese poema...
Sintió que su corazón latía más rápido mientras él la miraba a los ojos. ¡ Ojalá que este cuadro no estuviera terminado nunca!- suspiró en secreto.
Pero Gonzalo se apuraba en tenerlo listo para la inaguración.
-Los últimos toques los daré en mi estudio- anunció- No quiero cansarte más con mi presencia.
No regresó y la tristeza invernal se apoderó otra vez del ánimo de Nora . ¡ Me enamoré de él como una tonta! - pensaba avergonzada-No hay duda de que la gripe me debilitó. ¡ Yo, que había jurado no enamorarme nunca más !
Se inaguró la exposición, pero Nora no quiso asistir hasta varios días después. Pensó que habría menos público. Pero, al entrar vió un grupo de gente agolpada frente a un cuadro. ¡ Era su retrato!
En medio del círculo estaba Gonzalo, orgulloso y feliz, respondiendo a las preguntas que le hacían sus admiradores.
Divisó a Nora y le hizo desde lejos un gesto de reconocimiento, pero no se acercó a saludarla.
Una muchacha de melena corta se colgaba de su brazo, ansiosa de verse envuelta en la atmósfera de éxito que rodeaba al pintor.- ¡ El me pertenece!- parecía decir- ¡ Yo soy la verdadera inspiración de su arte!
Nora retrocedió despacio y mezclada con la gente, se dirigió hacia la puerta.
Un feroz desencanto abrumaba su corazón y le parecía escuchar la cantinela que el cuervo repetía en el poema: ¡ Nunca más, nunca más !

Que triste , pobre de los que se dejan atrapar por el sentimiento a un hombre que no tiene porque retribuirte de la misma manera
ResponderEliminarpero por igual si ella sintiendo agradezcas su vez ese sentir porque la hizo salir de ese aparente letargo o encapsulamiento que había encerrado su corazón...
Y esperar que salga de su enfermedad, aunque ya sabemos la enfermedad del alma es peor que la del cuerpo y lo que es peor ambas se unen para lo peor...
Igual me imagino un bello retrato!
Feliz domingo
y que hayas tenido felices fiestas a pesar del encierro!