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domingo, 31 de mayo de 2020

CARTAS A RENÉ.

Llevaba mucho tiempo amando a René. Para ser exactos, desde que tenía diecisiete años.
Nuestro romance había tenido algunos altibajos. Más bajos que "altis" , en realidad.
Nuestros caracteres chocaban, despidiendo chispas, pero esas mismas chispas generaban llamas de reconciliación.
En los intervalos de nuestra relación, me había enamorado de varios otros, pero siempre seguía amándolo a él.  Mirándolo todo el tiempo con el rabillo del ojo de mi corazón.
¿ Qué magia tenía que lo hacía atemporal e irreemplazable?
Nuestro último reencuentro había durado poco y de nuevo me encontraba caminando sola por la vida, con la sensación de hallarme incompleta.  Alguien andaba por ahí, bebiéndose la mitad del oxígeno que yo necesitaba para vivir.
Una noche, soñé que le escribía una carta en la cual le decía que lo echaba de menos y que de todas las personas que conocía, él era el único cuya ausencia me hacía doler el corazón.
Cuando desperté, me asusté de haber hecho tamaña tontera, pero me tranquilicé al pensar que solo había sido un sueño. Me alegré tanto, que le mandé un correo electrónico contándole la anécdota. En otras palabras, le escribí para decirle  cuanto de me alegraba de no haberle escrito.
A los pocos días, me contestó diciendo que estaba equivocada. Que efectivamente le había mandado una carta. Que el cartero se la había entregado junto con la cuenta del gas y que no sabía cual de las dos cosas le había caído más mal.
Quedé ofendida e intrigada. No comprendía en qué momento ese sueño podía haberse convertido en realidad.
Varias noches después, volví a soñar lo mismo.
Me vi inclinada sobre una página en blanco, tratando de poner ahí mis sentimientos. Pero por más que escribía, el lápiz no dejaba ni una huella sobre el papel. Al final, cansada de luchar, metía la hoja en un sobre y así, tal como estaba, la iba a dejar al buzón.
Cuando desperté en la mañana, me acerqué a mi escritorio y ví ahí una esquela y varios sobres sin ocupar. ¡ Entonces, era verdad que le escribía en sueños!  No cabía duda de que era sonámbula...
¿Qué pasaría ahora?  ¿ Me llegaría otro correo sarcástico?
No sabiendo como controlar la manía epistolar que me venía durante el sueño, decidí no dormir.
Me pasaba las noches leyendo o viendo películas. Cuando empezaban a cantar los pájaros, sentía que había podido sortear el peligro otra noche más.
Durante el día, andaba chocando contra los postes del alumbrado y me quedaba dormida colgada de la barra del autobús.
Aguanté una semana sin acostarme en mi cama, durmiendo a ratos en los cines o en los asientos del Metro...¡ En cualquier lugar donde no tuviera un lápiz ni un papel al alcance de mi mano!
Hasta que la tarde del Sábado, en mi casa, no resistí más . Me eché en el sofá envuelta en una manta y me entregué al sueño más profundo que había disfrutado jamás.
Escuché varias veces el sonido del timbre de la puerta, pero no le hice caso.
Al rato, empezaron a golpear y ahí no resistí más y medio arrastrándome, fui a abrir.
En el umbral estaba René.
-¿ Por qué no me has vuelto a escribir?- me preguntó con descaro.
-Pero ¡ como! Si dijiste que mi carta te había caído más mal que una cuenta impaga...
-Sí, pero cambié de opinión...La última que me mandaste venía en blanco, pero me dijo más cosas de las que tú crees. He terminado por entender que tampoco  puedo olvidarte.
Yo apenas lograba tener los ojos abiertos. Seguía enrollada en la manta creyendo que la presencia de René en mi puerta era parte de un sueño.
Al ver mi cara desencajada, se preocupó de repente:
-¿ Qué te pasa? ¿ Estás enferma?
Ni loca le iba a decir que llevaba una semana sin dormir para evitar escribirle.

-Estoy bien- respondí, disimulando- Es que anoche los vecinos tenían una fiesta y no me dejaron pegar un ojo con la bulla... 


2 comentarios:

  1. Amiga escritora,tus imaginaciones superan a todos tus relatos anteriores,en este cuento se nota las soledades que a vece te embargan y tu intentas con tus cuentos suplirlas.

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  2. Una sueño ...no, lo que hace la constancia y porfía a veces mueve corazones ingratos...

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