Genaro
caminaba desganado y con cara de asco, como un zombie a dieta vegetariana.
Al
verlo siempre deprimido, sus amigos le hacían el quite. Uno de ellos había escuchado que la depresión
se pega, igual que el cáncer...Así es que al cruzarse con él en la calle,
pasaban de largo, como apurados y le soltaban una palmadita en la espalda.
-¡
Hola, viejo! ¡ Voy atrasado! ¡ Otro día hablamos!
Pero
uno más generoso, o que venía saliendo de una depresión parecida, lo invitó a
un café y le recomendó que leyera un libro de autoayuda.
-¡ No
sabes lo bien que me hizo!- le aseguró- Anduve meses como ampolleta fundida y
ahora tú me ves ¡ la vida me cambió!
-No
creo que leer un libro me ayude- suspiró Genaro- No tengo ni ánimo de atarme
los cordones de los zapatos...
-Cualquier
libro no, pero yo te estoy hablando de
éste. ¡ El autor es un tipo macanudo!
Viene de vuelta de todos los problemas.... ¡ Conoce el secreto para
alcanzar la plenitud en la vida!
Le
anotó todos los datos en un papel y se alejó rápidamente. No fuera que el roce
con Genaro y su depresión lo hicieran retroceder en su convalecencia...
Genaro
no creía en ese tipo de terapias, pero con una frase fatalista del tipo: ¿ y
qué puedo perder si ya lo perdí todo? entró a una librería y lo compró.
Al
principio, lo hojeó con desconfianza y una sonrisa desdeñosa se le instaló en
los labios. Pero, sin darse cuenta, fue cayendo en una especie de hechizo.
El
escritor le pareció un tipo simpático, que hablaba con sinceridad en un idioma
comprensible. Uno a uno iba enumerando los peldaños de una larga escalera que
parecía conducir al bienestar emocional.
Solo se necesitaba tenacidad y fe para lograr los objetivos...
"
No importa cuantas veces te caigas, solo importa que te levantes otra
vez" Ese era la frase más repetida
a lo largo del libro.
Genaro sentía que de a poco, al influjo de
esas palabras, iba emergiendo de un pozo oscuro y que arriba, cada vez más
cerca, resplandecía una luz.
Lo
convirtió en su libro de cabecera, en su evangelio personal...
Sus
amigos notaron el cambio y volvieron a acercarse.
-¡
Viejo! ¡ Qué gusto verte! ¿ Nos tomamos
una cerveza al salir de la pega?
Genaro
decía a todo que bueno y aceptaba sus veleidades con generosa ironía. Había
aprendido a conocerlos en sus horas amargas y sentía que su único amigo era el
autor del libro de autoayuda.
En la
contratapa aparecía su fotografía: un
tipo de mediana edad, con los ojos chispeantes de optimismo y la expresión
serena de quién ha superado todos los escoyos que pone la vida.
Una
noche entró solo a un bar, a tomar una cerveza. Relajado, observaba a la gente,
cuando vio en un rincón a un hombre que se notaba deprimido. Con la cabeza baja y una mano sobre los ojos,
permanecía inmóvil frente a un vaso a medio llenar.
Genaro
se sintió impulsado a acercarse a él. Tal vez podría ayudarlo, contarle su
experiencia...
-Amigo
¿ lo puedo acompañar?
El
otro no respondió y continuó con la cara tapada con una mano. Genaro no se acobardó y se sentó frente a él,
llevando su cerveza.
-Amigo,
lo noto desanimado...Quizás tenga ganas de desahogarse.
-No
tengo ganas de nada. La vida es un asco. Querría estar muerto.
-Pero
, hombre ¡ la cosa no puede ser tan grave que no tenga remedio! Yo tuve una experiencia parecida y ahora
usted me ve, soy otro hombre...Quisiera recomendarle el libro que me salvó.
-¿ Un
libro, dice? ¿ Me está tomando el pelo?- rugió el hombre.
Al
levantar su cara congestionada por la rabia, Genaro lo reconoció. Era el autor
del libro de Autoayuda.
Bueno a pesar del tema , me pareció risueño en algunos pasajes... ya se sabe lo.que sufren los que pasan por esos estados de ánimo , una enfermedad que muchos no se sanan del todo...
ResponderEliminarAsí como va y viene ...ni hay libro que te salve después se todo si no es por el acabado convencimiento personal ... dependiendo del problema o situación que te tire a ese lado...no es grato para algunos es muy amarga su sabor.
Amiga , espero que estés protegida...nos llegó la mala, como esos relatos que tienes por ahí...pero aquí ahora es real y letal, por eso hay que cuidarse.
Te dejo un abrazote.