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domingo, 11 de agosto de 2019

EL PUENTE.

Era un atardecer de niebla.  Delia se dirigía en tren a pasar unos días en casa de sus padres.
No supo qué la motivó a bajarse dos estaciones antes.  Quería caminar, no tenía apuro...O bien quería saborear su soledad antes de llegar a su destino.
Se adentró en un pueblo de casas bajas. No se encontró con nadie, pero al final de la calle, vio el anuncio de un hotel que se divisaba desvaído entre las sombras.
Un anciano tras el mesón mostró un gesto  de sorpresa al verla entrar con su maleta. ¡ El tren había depositado al fin a un pasajero en el andén intransitado de la estación!
Al otro día, despertó temprano. Una luz lechosa se filtraba por los visillos de la ventana. La niebla aún no se disipaba y un rumor de agua le indicó que el pueblo se alzaba a orillas de un río.
Se levantó y arropada en su abrigo salió a la calle. No se encontró con nadie en el vestíbulo del hotel, pero desde la cocina le llegó un ruido de vajilla mañanera. Alguien preparaba el desayuno del único pasajero. ¡ Ella!
Caminó hasta la orilla del río y vio que era manso y tranquilo. El agua lamía la orilla y su rumor le pareció una voz sedante que musitaba palabras de consuelo.
Vio un puente y empezó a cruzarlo aunque la niebla no dejaba ver el otro extremo.  Una ancha grieta le impidió seguir avanzando. ¿ Por qué estaría roto sin que nadie se hubiera preocupado de reconstruirlo?  ¿ Qué pueblo desconocido habría al otro lado?
La niebla se levantó de pronto, como un manto de gasa que se descorre. Un pálido sol iluminó el paisaje y comprobó que desde el otro extremo del puente, un joven avanzaba hacia ella.
Llegó hasta el borde de la grieta que los separaba y desde ahí la contempló en silencio.
Sorprendida, Delia creyó reconocer en él a un hombre que había amado hacía veinte años.
 Pero, no podía ser él...¿ Sería su hijo acaso? Se parecía tanto...
-¡ Buenos días!- la saludó él, agitando la mano.
-¡ Buenos días!- balbuceó Delia- Perdona mi sorpresa, pero te pareces mucho a alguien que conocí hace tiempo.
-¿ Algún enamorado?- preguntó el joven, queriendo halagarla.
-Sí, era pintor y se llamaba René.
El la miró perplejo y luego dijo:  Yo me llamo René y soy pintor. ¿ Nos hemos conocido en alguna parte?
Delia enmudeció. Miró el puente roto y el río, que muy abajo se deslizaba murmurando en la hondura.
Comprendió que frente a ella estaba el Pasado, separado por una ancha grieta infranqueable y que el muchacho que la miraba desde el borde era el mismo que había amado hacía mucho tiempo.
-Es solo una coincidencia- murmuró con tristeza- ¿ De donde podrías conocerme si soy tan mayor que tú?
-Sin embargo, su voz me parece conocida- respondió él- Y se parece a una niña que conocí en un baile.
-¿ Y has seguido viéndola?
-No, porque me dejó y se casó con otro.
-¿ Y supiste de ella, después?
-Sí. Supe que fue muy desdichada.
Delia enmudeció y un nudo de llanto se apretó en su garganta. Cuando pudo hablar, se despidió brevemente.
-Me voy, René. Hace frío y tengo que volver al pueblo para tomar un tren...
Se subió el cuello del abrigo e inclinó la cabeza para evitar las agujas de hielo que el viento le clavaba en la cara.
Empezó a desandar su recorrido por el puente, pero se volvió a mirar al joven por última vez. Vio que ya la había olvidado y estaba ocupado en armar un caballete para ponerse a pintar.
Regresó al hotel que aún permanecía silencioso. Se quitó el abrigo y se echó sobre la cama.

No supo cuanto tiempo había dormido. La despertó el sonido de la campanilla que la llamaba a desayunar en el comedor. 

8 comentarios:

  1. Passando para regar nossa amizade,
    que mesmo sendo virtual é muito importante.

    Pouco importa saber
    em que parte do mundo
    nossos amigos se encontram,
    se podemos sentir na alma
    que dentro de nós e dentro deles,
    há um espaço reservado que nada mais
    poderá preencher. Talvez por serem tão raras,
    amizades verdadeiras são
    como tesouros preciosos
    que devemos tentar
    manter a vida toda.
    feliz domingo
    Abraços da amiga Lourdes Duarte

    Parabéns aos pais pelo seu dia!

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  2. Te vuelvo a felicitar por tus relatos,cada vez esos cuentos parecen sacados de una mente muy creativa que nos tiene mucho que decir para que tus seguidores difruten al leerlos

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  3. Que buena forma de sostener una historia , que bien se puede apreciar esa vida que erró en su elección y que debe asumir sus consecuencias , lo que ya fue nunca volverá...aunque a veces se desee con anhelo y de corazón.
    Pero , ya sabe que adonde dirige sus pasos mada encontrará...
    el sueño le reveló esa verdad.
    Al menos tendrá paz.

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    1. Dejarte un gran abrazo...por aquí al dur mucho frío , pero algo de sol nos llega a ratos....

      Lindo finde...

      Abrazos.

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  4. Gracias, Meulen. NO sabes como aprecio tus atinados comentarios. Me dan ganas de seguir publicando.

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  5. Querida Meulén, el cuento del puente es bastante autobiográfico. Con los años, volví a ver a ese pintor, pero entendí que tampoco habría sido feliz con él...Pero, siempre me quedó esa nostalgia.

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    1. Así sucede a veces estimada...
      Pero lo importante es sentirse satisfecha de lo que ha logrado en la vida...la felicidad es algo que siempre ha estado en uno mismo.

      besos.

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  6. Lillian,
    Muy interesante narrativa.
    Realmente disfruté leyendo sus escritos más antiguos, ya que soy periodista y creo que se puede escribir literatura de buena calidad a cualquier edad.
    Empecé a seguir tu blog.
    ¡Hasta la próxima!

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