Una
mañana, Alicia descubrió que en el
espejo de su dormitorio, había una grieta. El azogue se había desprendido en el
borde y una delgada fisura permitía mirar hacia el otro lado.
Se
asomó con curiosidad, entrecerrando los ojos para ver mejor y distinguió un
bosque, envuelto en una niebla azulada.
El despertador había sonado hacía rato y estaba
atrasada para ir al colegio.
Bajó
corriendo a tomar desayuno. Sus papás ya habían partido al trabajo y solo
quedaba la nana lavando las tazas en el fregadero. Su café con leche estaba frío y las tostadas
duras, así es que no comió nada.
En la
tarde, entró a su dormitorio y se acordó de su descubrimiento. Había más
claridad y pudo ver mejor el bosque que había al otro lado del espejo. Notó que había nevado porque el pino más
cercano lucía un delicado blancor sobre sus ramas.
- ¡
Qué precioso lugar! - pensó Alicia- ¡ Qué ganas de estar ahí! Odio el calor y en ese bosque parece que hay
una frescura deliciosa.
Esa
noche se desveló. Al abrir los ojos en la oscuridad, notó que por la grieta se
filtraba una luz tenue. Un soplo frío le llegó a la cara y creyó escuchar el
leve crujido de la nieve al desprenderse de las ramas del pino.
Cada
vez era más grande su deseo de entrar ahí. Pero ¿ como? ¡ La fisura era tan angosta!
Necesitaría
adelgazar mucho para lograr pasar a través de ella.
No
era problema,porque casi nunca tenía hambre y además, nadie en la casa de daba
cuenta de que no comía.
En
las mañanas, sus papás salían apurados y ya se habían ido cuando Alicia bajaba
a tomar desayuno. A la nana no le importaba
que lo dejara intacto sobre la mesa. Se limitaba a vaciar la taza en el
fregadero y seguía con sus quehaceres, sin prestarle atención.
En la
noche, su mamá llegaba tan cansada que comía en la cama, viendo televisión. Su
papá volvía muy tarde.
-¡ Ya
comí con los socios!- avisaba y se ponía a fumar en el salón, escuchando
música.
Alicia
pensaba que pronto estaría tan delgada que podría pasar por la grieta y entrar
en el bosque. Quizás se quedaría ahí para siempre...¡ Era evidente que nadie la
echaría de menos!
Un
Sábado, su mamá se quedó mirándola, sorprendida.
-¿Qué
te pasa, Alicia, que estás tan
escuálida? ¿ No te alimentas
bien?
-¡
Por supuesto que sí, pues, mamá ! Con
este calor uno se lo pasa sudando y adelgaza sin darse cuenta...
-¡
Tonteras, Alicia! Yo también sudo y no
logro bajar ni un gramo. Te voy a estar vigilando ¿me oyes?
Durante
el fin de semana, Alicia se comió todo lo que le pusieron por delante.
-¡
Qué rico está ésto!- decía. Y después iba al baño y vomitaba .
Se
sentía ingrávida, como si flotara. Sonreía en secreto, pensando en el bosque y
en que pronto estaría ahí, jugando con la nieve.
Pero
su mamá se empezó a preocupar en serio y
pidió hora en una consulta médica.
El
médico pesó a Alicia, la midió y se quedó mirándola preocupado. Luego se quedó
a solas hablando con su mamá.
Alicia
pegó la oreja a la puerta del consultorio y le pareció escuchar la palabra
anorexia.
Sabía
lo que era eso. Incluso una compañera del colegio se había enfermado tratando
de adelgazar y había estado a las puertas de la muerte.
¡ Una
tonta! pensó Alicia. Yo lo único que quiero es poder entrar al bosque que hay
detrás del espejo...
Su
mamá salió de la consulta enojada y la hizo prometer que se comería todo.
Alicia
lo prometió sin hacerse problemas. ¡ Total!
Tenía el recurso de vomitarlo después.
Una
noche, notó que por fin había adelgazado lo suficiente para pasar por la
fisura.
Tendida
en la penumbra de su pieza, vio la luz azul del bosque filtrándose hasta su
cama.
Le
pareció escuchar una voz que la llamaba. Corrió hacia el espejo y vio que había
una mujer parada bajo el pino. Había
dejado de nevar y una claridad tenue bañaba el paisaje.
La
mujer le tendió la mano. Alicia la notó muy fría, pero se aferró a ella y saltó
al otro lado.
El
bosque azul la envolvió como un manto y un frío delicioso se apoderó de sus
miembros.
Miró
hacia atrás y vio su dormitorio
iluminado apenas por la lámpara del velador.
En su cama estaba ella, sin color y con los ojos
cerrados. ¡ Tan delgada que su cuerpo casi
no abultaba bajo la frazada !
- ¡ Por fin lo logré!- pensó Alicia.
Se rió
contenta, mientras se internaba en el bosque , junto a su nueva amiga. ¡ Nunca antes se había sentido tan liviana y
feliz !
Amiga escritora,tus fantasias están subiendo y creo que ellas son punto de apoyo para que tu sigas navegando en ellas.
ResponderEliminarme encantó...vivir de la imaginación más de las veces ayuda
ResponderEliminara alejar esos malos pensamientos de vida...
estés muy bien!