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domingo, 17 de junio de 2018

AVENTURA EN EL MUSEO.

Pablo se detuvo frente a un cuadro que ocupaba casi toda una pared del Museo. Representaba un paisaje marino de extraordinario realismo. Se sorprendió al ver un delgado hilo de agua que se deslizaba fuera del marco y goteaba sobre la alfombra.
-¡ El mar se estás rebalsando!  -gritó el chiquillo ,pero nadie lo escuchó, porque la profesora había conducido al resto de la clase a la sala contigua.
Se acercó más y aspiró un fuerte olor a yodo. Chispitas de humedad le salpicaban la cara.
No se sorprendió demasiado, porque estaba seguro de que el mundo era mucho más interesante de lo que la gente creía.
  Vio que en el mar había un bote  y en el bote, un pescador. Parecía absorto en la tarea de desenredar unas algas que se habían adherido a la red.  De pronto, levantó la cabeza y miró a Pablo.
 En ese preciso momento, se acercó su amigo Juan.
-¡ Pablo! ¿ Qué haces aquí?  Te quedaste hipnotizado con este cuadro...
-Pero ¡mira!  ¿ No te das cuenta de que es real ?  ¡Si hasta se oye el ruido de las olas!
-¡ Estás loco, hombre!  ¡Vamos! ¡ Hay que mucho que ver todavía! 
El pescador había vuelto a inclinarse sobre la red y nada en el cuadro parecía tener vida. Era solo un lienzo cubierto de pintura...
-No-dijo Pablo- Me voy a quedar otro rato.
Y se sentó en un banco que había junto a la pared. Decidió quedarse ahí hasta que el pescador volviera a moverse y el mar a salirse del marco, salpicando la alfombra. 
Minutos después, una gaviota se desprendió de la bandada que volaba sobre el bote. Dio un par de giros atolondrados por la sala y luego regresó a su lugar en la pintura.
Pablo se rió encantado y pensó que iba por buen camino, que era cosa de armarse de paciencia...
Más tarde,  el cuidador del Museo se acercó a advertirle:
-Dentro de cinco minutos vamos a cerrar.
Y se alejó silbando por el pasillo.
Pablo vio entonces que el pescador maniobraba los remos y el bote empezaba a acercarse.
El hombre lo miró sonriendo y  le hizo una seña para que subiera a bordo.
-¡ Vamos, chico!  ¿ No quieres ayudarme a pescar? ¡ Dame una mano!  ¡ Súbete!
Pablo alzó una pierna y se encontró sentado sobre un montón de redes. El mar estaba sereno y se extendía como una lámina de oro bajo un cielo  azul, salpicado de nubes blancas.
  Al cabo de un rato, cuando el cuidador del Museo se acercó para insistirle  que se fuera, no encontró a nadie sentado en el banco.  ¡ Ni  siquiera vi cuando se fue !- murmuró extrañado.
No miró el cuadro porque no le interesaba la pintura. Si a él no lo habían contratado para opinar sobre Arte...  ¿para qué se iba a molestar?
Así es que no notó que algo había cambiado. 
 Ahora el bote llevaba de pasajero a una muchachito  que ayudaba al pescador a extender las redes. Se reía feliz, con las manos sumergidas en el agua del mar.
 En el cuadro había empezado a atardecer y un resplandor rojo y dorado iba tiñendo el cielo...

4 comentarios:

  1. Hola amiga
    que bello cuento, mágico de todas luces
    muy enigmático que me da esos tintes de las Crónicas de Narnia ...
    a veces sucede que un cuadro de pintura tiene mucha magia
    traspasa sentimientos y eleva la imaginación...

    te dejo un abrazo.

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  2. Mientras desayunaba, he pasado un rato de lo más entretenido leyendo tu cuento.
    Me imaginaba en el museo mirando ese cuadro y comprendo que, dependiendo de la sensibilidad de cada persona, se puede disfrutar de sensaciones que otros no pueden ver, ni siquiera imaginar.
    A mí,en un viaje reciente, al entrar en el apartamento que habíamos reservado, me ha pasado algo parecido con el cuadro de una barca que estaba colgado en la pared de un estrecho pasillo, sólo yo he reparado en él, ya que, a nuestro regreso, mis hijas, al ver la foto, me han preguntado ¿De dónde la has sacado?, pero yo no he ido tan lejos como ha hecho el niño, a mí sólo me ha inspirado un poema que he escrito en la última entrada de mi blog.
    Te dejo cariños en un fuerte abrazo.
    kasioles

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  3. Paso a saludarte

    abrir los ojos, necesitamos encadenar el alm a las cosas que nos dan vida
    besos.

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