Alicia
se había acomodado recién junto a la estufa y se preparaba a continuar la
lectura de un libro apasionante, cuando sonó el teléfono.
Era
Paulina, su amiga del alma.
-¡Ay! Alicia ¡ necesito que vengas! Estoy tan deprimida ...¡ No sé qué hacer!
-Pero,
Paulina...Estoy resfriada - mintió sin remordimientos- Y además está lloviendo ¿ Por qué no vienes tú?
-Es
que también estoy resfriada- dijo Paulina, ensayando una tos que parecía
maullido de gato- Si salgo, con el decaimiento que tengo , seguro que me pesco
una pulmonía... ¡Por favor, ven!
Necesito tanto hablar contigo...
Alicia
estaba calentita, envuelta en una bata, y ni por todo el oro del mundo habría
salido a mojarse. Así es que también tosió y se sonó la nariz en forma
convincente y las dos cortaron el teléfono, algo enfurruñadas.
El
viento arrojaban manotadas de lluvia contra los cristales de la ventana. Alicia trató de concentrarse en la lectura,
pero no pudo.
-Y si
Paulina está tan deprimida que se le
ocurre poner fin a su vida...¡ Oh! Jamás podría perdonármelo. ¡Nunca le he fallado! Una lluviecita de morondanga no puede echar a
pique nuestra amistad.
Sacando el paraguas del closet, se lanzó a la
calle inundada.
Mientras,
en su casa, Paulina reflexionaba:
- Es
mucho lo que le pedí, después de todo. Si necesito desahogarme de mis penas,
tendría que ser yo la que fuera a su
casa. Y si por mi culpa se agravara su
resfrío, no me lo podría perdonar...
Se
imaginó llorando en su funeral, abatida por los remordimientos y sin pensarlo
más, tomó su paraguas y salió a enfrentar el aguacero.
Me iré por el medio de la plaza, para acortar
camino- pensó Alicia.
Me iría por la plaza, pero me voy a hundir en
los charcos de barro que se forman ahí- razonó Paulina- Mejor tomo otra ruta
...
Y así
fue como se cruzaron de lejos, sin encontrarse.
La
mamá de Alicia abrió la puerta sorprendida al ver a Paulina:
-Pero
¡ como! Si fue a tu casa. Ya debe estar
llegando allá.
Mientras,
el hermano de Paulina miró a Alicia sin entender:
-¡
Pero si Paulina me dijo que iba a tu casa a verte porque estás resfriada! Si es así, chica, con lo empapada que estás,
mañana te llevan a la clínica...
Las
dos amigas corrieron bajo la lluvia, tratando de divisarse entre las sombras
del atardecer. Pero fue inútil.
Cada
una se arrepentía de haber sido tan egoísta y haber inventado un resfrío para
no abandonar la comodidad de su casa.
Pero,
esa noche, después de haberse reconciliado por teléfono, se acostaron
estornudando y al otro día no pudieron levantarse....
El
doctor recomendó aspirinas y mucha
limonada caliente...
Pero
lo que quedó muy claro es que la amistad es más poderosa que el más formidable
de los aguaceros.
Bueno
ResponderEliminarRazón teniian de ser egoístas
Después de todo las pestes hasta pueden matar...
Por algo existen los teléfonos que nos acercan .
Pases lindo día.
🌻🌻🌺🌺🌸🌸😁😁😁😁🌼🌻🌻
Fantástica entrada llena de emociones que saleny vuela por el aire trayendo bellas palabras al que las lee
ResponderEliminarun abrazo desde Miami